Renacimiento de la mujer de negocios del campus Parte 4

Capítulo 744: Du Laifeng

-”Hola bienvenida”.

El vendedor era un joven de unos 20 años. Tenía sueño, descansaba la parte superior de su cuerpo sobre el mostrador y no mostró ningún entusiasmo al ver a un cliente entrar. Debido a que no había buenos objetos colocados en la tienda, estaba acostumbrado al hecho que la gente podría mirar alrededor por un rato antes de irse.

Gu Ning no se sintió enfadada, pero caminó lentamente por la tienda; estaba bastante satisfecha con su ubicación y espacio.

-”¿Por qué no hay ningún objeto nuevo en esta tienda?” Gu Ning preguntó.

-”¿No viste el aviso de transferencia puesto afuera? Esta tienda está a punto de ser transferida. Es una pérdida de dinero si seguimos comprando nuevos objetos”, dijo el joven con impaciencia.

A Gu Ning no le importó su actitud desagradable y preguntó: -”¿Dónde está tu jefe?”.

-”¿Para qué?” Gu Ning era muy joven, por lo que no pensó que ella vino aquí para comprar está tienda.

-”¿No está a punto de ser transferida esta tienda? Quiero alquilarla, así que necesito hablar con tu jefe”, dijo Gu Ning con una sonrisa.

-”¿Qué?” Al escuchar eso, los ojos del joven se iluminaron de inmediato y se levantó rápidamente para mirar a Gu Ning.

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Pensó que le resultaba un poco familiar, pero no pudo reconocer quién era.

-”¿Acabas de decir que quieres alquilar esta tienda?”, preguntó con duda.

-”Sí”, dijo Gu Ning.

-”¿Estás segura de que no estás bromeando?”. Todavía no lo creía.

Gu Ning entendía que no creía sus palabras. -”Estoy muy satisfecha con la ubicación y el espacio de esta tienda. Si el precio es razonable, creo que la alquilaré”.

-”Bueno, yo soy el dueño de esta tienda”, dijo el joven y salió de detrás del mostrador. 

Su entusiasmo hacia Gu Ning también cambió por completo y la saludó con gran entusiasmo: -”Por favor, tome asiento señorita”.

Gu Ning se sentó y se sorprendió un poco de que este joven fuera en realidad el dueño de esta tienda.

Sirvió una taza de té para Gu Ning y la colocó sobre la mesa frente a ella.

-”Señorita, gusto en conocerla. Soy Du Laifeng el dueño de esta tienda. ¿Puedo saber tu nombre?”, preguntó.

-”Mi apellido es Gu”, dijo Gu Ning.

-”¡Encantado de conocerla, señorita Gu! ¿Te importaría decirme qué tipo de negocios vas a hacer con esta tienda?”, preguntó Du Laifeng

-”Lo mismo que tú”, dijo Gu Ning. -”Me preguntó por qué su tienda apenas puede mantenerse a flote ahora”.

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Du Laifeng parecía enfadado y triste. -”No es un secreto en esta calle, así que no me importa decírtelo. Mi padre abrió dos tiendas y ambas eran muy rentables. Sin embargo, mi padre estuvo muy enfermo durante la primera mitad del año pasado, por lo que nos dio las dos tiendas una  a mi y la otra a mi medio hermano pequeño. Mi madrastra y mi medio hermano querían ocupar las dos tiendas, pero una de ellas ya estaba a mi nombre, así que como no pudieron hacer nada al respecto recurrieron a un grupo de matones en busca de ayuda y me causaron muchos problemas. He estado perdiendo clientes y proveedores desde entonces. Lo que es peor, nadie se atreve a comprar en mi tienda por mi madrastra y mi medio hermano”.

Para sorpresa de Gu Ning, había una gran historia detrás.

-”¿Cuánto sabes sobre antigüedades?”, Gu Ning preguntó.

-”Mucho, porque crecí con ellas”, dijo Du Laifeng.

-”¿Qué planeas hacer a continuación si me hago cargo de esta tienda?”, Gu Ning preguntó.

-”Encontraré un trabajo para alimentarme. Creo que todavía puedo vivir una buena vida con mi salario y alquiler”, dijo Du Laifeng.

-”¿Puedes ayudarme a administrar esta tienda después de que la alquilé? Puedo pagarte un salario alto junto con un dividendo del 10% cada año”, dijo Gu Ning.

Du Laifeng se quedó mudo por un segundo. ¡Sonaba demasiado bueno para ser verdad!.

-”Señorita Gu, me temo que le causaré problemas si sigo trabajando aquí, porque mi madrastra y mi medio hermano no me permitirán quedarme aquí”, dijo Du Laifeng ya que era un hombre bueno y recto.

-”No te preocupes. No pueden causarme ningún problema”, dijo Gu Ning con confianza.

-”¿De verdad?” Du Laifeng todavía estaba preocupado.

-”Bueno, déjame demostrártelo. Dame tu teléfono”, dijo Gu Ning y le tendió la mano a Du Laifeng.

Du Laifeng no entendió por qué Gu Ning necesitaba su teléfono, pero siguió su orden.

-”Desbloquéalo”, dijo Gu Ning.

Du Laifeng desbloqueó su teléfono y se lo dio a Gu Ning.

Gu Ning luego buscó su nombre en Internet y abrió el primer enlace web sobre ella. Consistía en todas las noticias e información sobre ella.




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