Renacimiento Líquido (saga elementos)

Capítulo 2

-¿Hanna me estás escuchando?

Ana, su mejor amiga le estaba hablando sobre algo que había descubierto hace unas horas y que segun ella a Hanna, conociendola muy bien, le gustaría oír pero por lo que ve su mejor amiga la a estado ignorando de nuevo sin escuchar lo que ella con tanto entusiasmo le estuvo contando.

Hanna que a estado callada por mucho rato mirando un punto fijo en el jardín decidió ponerle atención a su amiga que la miraba enojada por ser ignorada de nuevo.

-Ana, perdón por ignorarte otra vez - dijo soltando un suspiro- pero no me he podido concentrar en todo el día, se que suena mas a una excusa pero en serio algo me preocupa... no lo sé, presiento que algo va a suceder.- Apenas dijo aquello volvió a mirar un punto fijo en el jardín.

Ana quedó sorprendida por las palabras de su amiga pero entendió enseguida que algo la estaba preocupando porque conociendo a su mejor amiga que cada vez que presentía que algo iba a suceder lo mejor era preocuparse, cuando se trata de los presentimiento de Hanna no muchas veces son buenas noticias y en cierto aspecto le afectaba a quienes les rodeaba.

-Hanna no me asustes por favor, siempre que tienes presentimientos muy pocas veces es bueno y eso me preocupa mucho.- Dijo Ana mientras cerraba los ojos y dejaba salir un suspiro mientras se abrazaba a ella misma.- ¿Recuerdas el último presentimiento que tuviste? fue hace dos años justo el día en que te viniste a vivir conmigo y recuerda que la forma que dejaste la casa no fue nada tranquilo que digamos.

Hanna sintió un escalofrío por todo su cuerpo por tan sólo por escuchar aquello que salió de la boca de su amiga, aún recordaba ese día tan oscuro que tuvo cuando apenas tenía unos dieciséis años.

"Hanna hace unos minutos había despertado de su siesta por lo que miró por la venta de su cuarto para ver cuánto había dormido y por lo que vio fue demasiado porque ya era de noche.

-De nuevo dormi demasiado.

No era la primera vez que le pasaba, ya le había pasado muchas veces y siempre despertaba en la noche, pero esta vez fue diferente a todas las siestas que tuvo, esta vez tuvo un sueño donde parecía estar en otro cuerpo y en otro lugar, pensó que era productos de su cerebro que le jugaba una mala pasada pero no era así, su sueño parecía más un recuerdo que algo producido por su imaginación, sentía todo real, el bosque, los ruidos, al tocar lo que estaba a su alrededor pero especialmente el dolor en su frente, sentía que le quemaban la frente con algún objeto de metal.

-Sólo es un sueño.- Susurro para ella misma mientras se sujetaba la cabeza y soltaba un suspiro doloroso.

Derrepente, alguien entra a su cuarto provocando que mirase al intruso que acaba de interrumpir sus pensamientos sobre lo que soñó, esa persona intrusa era su gemelo, Hades.

-Hanna necesito que bajes enseguida.

Tras decir aquello dio media vuelta para irse cerrando la puerta dejando a Hanna confundida por su forma de tratarla y por cómo se fue, Hades y Hanna no se llevaban mal pero tampoco muy bien, ambos no se demostraban mucho cariño de hermanos entre si pero ambos se trataban muy amables entre sí por lo que eso confundio mucho a Hanna.

Aún confundida se levantó de su cama y salió de su cuarto para dirigirse a las grandes escaleras para ir directo a la sala donde de seguro deben estar su familia, mientras más bajaba las escaleras empezó a sentir el aire más tenso y empezó a sentirse inquieta por alguna razo, un presentimiento, uno que al parecer no sería muy bueno.

-¿Señora está segura de esto?- escucho Hanna murmurar a alguien en la sala que según ella era su nana la cual al parecer se le escucho triste, eso sólo logró que Hanna se pusiera mucho más inquieta y con miedo, el presentimiento que tenía se estaba haciendo realidad, un presentimiento malo.

Apenas bajo las escaleras fue a la sala donde se sorprendió al ver que todos estaban ahí, sus padres, su gemelo, los gemelos mayores, los de la servidumbre y su nana, por alguna razón sintió ganas de correr porque al parecer lo que se venía le dejaría marcada de por vida.

-Hanna- Habló su madre mientras la miraba sería, sin ninguna emoción de tristeza o pena.- te llamamos porque lo que te diré es muy serio así que lo diré de una vez.

Hanna empezó a temblar, no le iba a gustar nada esto que se avecinaba y más viniendo de su madre.

-¿Qué sucede?- Preguntó Hanna mirando a todos hasta detenerse en la mirada de su padre que al parecer era el único, sin contar a la servidumbre y a su nana, que la miraba con mucha tristeza, sólo empeoraba la situación porque si su padre el cual siempre está sonriendo y muy alegre está triste significa que lo que se avecina no será de su agrado.

-Quiero te vayas de la casa Hanna.- Soltó su madre sería sin una pizca de que fuese una broma o algo por el estilo.

Lo peor fue que la madre de Hanna no era de las que hacían bromas de ese estilo o de las que sonreían.

-¿Qué?- Dijo Hanna pálida por la noticia, ¿iré de la casa? ¿por qué? ¿tanto odio le tenía su propia madre? según ella nunca le hizo nada malo a su madre para que tomará la decisión de echarla de la casa.

-Ya me escuchaste toma tus maletas que están en la puerta y largo de aquí.

No lo podía creer, Hanna no podía creer que de verdad la estaban echando y lo peor fue ver que ninguno de sus hermanos la defendiera, simplemente están ahí, mirándola sin ninguna emoción, como si ella nunca hubiese sido importante.

-Yo... -Hanna no podía hablar, se sentía muy triste, desilucionada y... enojada.

Su madre bufo, estaba impaciente sólo quería que ella se largada de una vez por lo que abrió la boca para decirle algunas palabras hirientes a su hija pero la cerró de golpe y empezó a temblar de miedo por lo que veía.



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En el texto hay: magia, lazos, generaciones

Editado: 03.08.2019

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