René

El lo vale.

Eso pensaban sus padres, el, lo vale. Vale, un joven llamado René cuya posición económica es notablemente decadente. Rosa, su madre, es empleada doméstica en el apartamento a de lujo de unos millonarios, Y Estaban, su padre es taxista de Uber. Cómo se podrán dar cuenta ninguna de sus trabajos es por así decirlo, gran generador de dinero. René, es un estudiante de octavo año, definitivamente el mejor de toda la clase. Sin duda es sería un muchacho ejemplar, sin embargo de ves de encuando sus padres le recordaban que ser pobre no es algo de lo que avergonzarse.

Según ellos, a pesar que el dinero era parte fundamental de la sociedad y elemental en cualquier núcleo familiar, no compra la felicidad en pocas palabras. Y tenían razón, no hace falta ser rico para conquistar la felicidad, el amor, tus sueños o incluso alguna que otra meta. Sin embargo René es adolescente, vive en un mundo cruel, y se encuentra en una edad en la el bullying nos transmite miedo de muerte.

Eso incluso lo sé yu, después de todo soy el autor de la historia y tan solo tengo 13 años. René, es víctima de la sociedad, a sus catorce años en vísperas de cumplir sus quince años, sabía que sus padres no le darían los regalos y la fiesta que se le hace a los quinceañeros. Algo triste sin lugar a dudas, el es consiente eso. 

Sierto día luego de salir de la escuela, va con sus amigos al campo deportivo de la cercanía, allí los adolescentes sin la más mínima sencibilidas, empiezan a exponer a sus compañeros los obsequios y sorpresa que le tenían preparados. Un viaje a Madrid, una fiesta en una casa frente al mar, una excursión con hospedaje de lujo incluído, todas esas cosas aparentemente inofensivas dañaron seriamente a René. Pues para el eran tan solo suelos el sabría que al menos por el momento no podría cumplir.

Casualmente durante el incómodo insidente su padre había dejado a unos extranjeros recién llegados al país justo a cincuenta metros de dónde ellos se encontraban.

Discretamente, Esteban se sentó en un banco del parque, el cual estába bastante cerca de ellos aunque bastante apartado en términos de visibilidad. Entre frases y expresiones se podía escuchar los comentarios sobre mujeres, y chicas de la escuela...Esteban no pudo evitar soltar alguna que otra risa por aquellos comentarios que le recordaron su adolescencia. En un instante, alcanzó a escuchar cuando le preguntan a René:-Y a ti René, que te regalaran por tus quince años. La respuesta de René impactó brutalmente a su padre, esa respuesta que logro sacarle las lágrimas de los ojos a de un padre que se sentía culpable por no poder darle así hijo dodo lo que deseaba. 

René: a mí mi papá me va a regalar una semana en el Hotel Hinternacional.

Sus amigos asombrados por semejante regalo no hicieron más que elogiarlo. La mentira cayó como un salvavidas en el medio del mar para René.

Muy por lo contrario su padre, se levantó de inmediato y se dirigió a su casa, ese se puede decir que fue uno de los días más emociolmente desafortunadamentes de su vida, la frustración de no poder darle a su hijo una que el creía ser digna. Ya en su hogar, Rosa su esposa se percató de la terrible expresión que llevaba.

 

-que te sucede Esteban, tuviste un mal día.

-noh...nada de eso...creo que aceptaré el trabajo en la construcción que mi amigo me sugirió.

-pero dices, no te das cuenta que tus problemas físicos van más allá de tus aspiraciones

-suficiente...no son aspiraciones, es una necesidad que tenemos, en mi trabajo no gano lo suficiente para en conjunto contigo mantener esta familia. 

-Esque no entiendes...tu columna está casi destruida no puedes hacer eso.

-noh está a discusión, ya e tomado la decisión.

 

Esteban, con el ego destruido, observó de reojo a su hijo cuando llegó, con esos zapatos de marca que le habrían comprado, obviamente totalmente la inminente decesidad que tenían sus padres de comprar una cama nueva, y así mejores los problemas de la columna de Esteban.

De cierta forma, René se sintió raro, el ambiente estaba medio turbio. En fin...al día siguiente Esteban comenzó a trabajar en la construcción de un edificio. Allí le pagaban mejor, no demasiado pero suficiente para el diario. Aún se hacía muy difícil la impetuosa meta del Hotel cinco estrellas premium. De igual manera Esteban trabajo todos días, llevando al límite sus huesos y soportando un dolor hinumano.

 

 

 




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