Así es, sacrificio, así quedaban las acciones de Esteban ante la situación, René no tenía idea de que su padre le habría escuchado su retorcido comentario plagado de falta orgullo y respeto por sí mismo.
Pues...si, es un adolescente, y en esa edad es más común que pasen este tipo de cosas, pero siempre se deve tener orgullo de lo que es, las metas se imponen para ser cumplidas con esfuerzo y dedicación...no con simples alardes sin fundamentos. Pero el sentimiento de un padre desesperado por no darle la vida que su hijo quería nubló su visión completamente.
Dies días antes del fin de la primavera, el clima cambia y hace más calor, y comienza la labor de Esteban en la construcción. En la mañana todo fué como siempre, tranquilo y sosegado, apartado de su madre Rosa quien estaba preparándose para ir a su trabajo a la vez que hacía el aseo de la casa, René se sienta al lado de su padre en el portal de su casa...con cara decaída y con menos ánimo que de costumbre.
—René...que es lo que sucede, te ves algo pálido...
—no es nada esque tengo hambre, el desayuno no fue la gran cosa que sigamos
—René pero tus padres no son millonarios y no podemos vivir como tal
—papá...pero no hace falta ser millonario para dejar de tener hambre
—kjum...mira...ve a la cocina y cómete el dulce de coco que quedó de ayer...
—seguro pa
—anda...no se para que preguntas dos veces si tienes hambre
Incómodo, humillante, desepcionante, frustrante...? A decir verdad era una mezcla de todo ello.
Ok...en la partida de todos al salir de la casa, todos tomaron sus caminos, Esteban al llegar al sitio de la construcción se vió aterrorizado, eran muchos bloques...sacos de material, y otras cosas pesadas que con seguridad le intentarían romper la espalda, más que de lo costumbre.
Se le hacerca el jefe, y con voz ronca y con aires de superioridad, le dice a Esteban
—hací que tú eres el nuevo, espero que te sientas bienn acá...un amigo de ambos me dió exelentes recomendaciones de mi, confiaré en eso, puedes empezar por descargar los bloques del camión
—esos...kjumk, está bien...enceguida.
Cuando ese hombre de edad que superaba los 45 años levantó esos bloques sintió un dolor en la columna que nunca había sentido, pero Esteban también es un hombre valiente y terco, necio cómo mula, y eso le sirvió para afrontar la situación.
Aunque claro que, aún no se alejaba de las sircunstancias, el había cumplido con su trabajo pero a qué precio, al salir de la obra al final del día, apenas podía moverse. A duras penas y si pudo llegar hasta casa, ah casa...ese hogar que hace parecer todo más fácil, habeces... En el momento en que entró por la puerta Rosa su esposa, y René su hijo, lo estaban esperando para cenar.
—Pero que... Esteban que te pasó que tienes!!!?
—No fué nada, solo un día algo duro.
Una típica justificación para decir que estaba más muerto que vivo. No era para menos, siertamente las cosas vivan de mal en peor... bueno, al día siguiente René fue como de costumbre a la escuela y le pidió dinero a su madre para comprarse un almuerzo en la calle.
Rosa en el momento en que escuchó eso le quería dar una cachetada, ella le había puesto en su mochila una merienda decente, pero se mantuvo en calma y solo le dió el dinero, a la ves que concentia aún más a su hijito del alma.
Los días pasaron y nada cambiaba, al no ser los dolores en la espalda que sentía su padre los cuales se hacían más intenso.
Cuando se sentaban en la mesa a contar el dinero que tenían guardado, era poco...apenas podían ahorrar unos pesos de más, a este paso no lograrían nada, los quince años de René se aproximan, y no basta con el dinero que llega a la casa.
Un día como todos, Esteban se encontraba en su trabajo, cargando los bloques, sacos y demás materiales. Se entre el sofoco del sol y el dolor de la columna, pudo ver algo que brillaba, se paró dificultosamente y caminó hacia el, era la evilla de una cartera...al instante la habrió y miro hacia todos lados, no había gente, y a ninguna mujer parecía que se le hubiera estraviado una cartera. Hurgando entrw las cosas había una paca de dinero, al parecer a la señora a la que se le perdió había hecho una extracción del banco.