Rent a Car

CAPITULO 10: EL ASCENSO DE UN TRABAJADOR

Es difícil imaginar que un trabajador promedio, sin un gran apellido, sin estudios y sin contactos pueda ser ascendido a lo más alto de la escala corporativa de una gran empresa. Pero así fue, Leandro Lobos había sido ascendido a lo más alto que un trabajador de una empresa familiar pudiese llegar. A todos los trabajadores ese día los tomó por sorpresa tan impactante noticia, en los pasillos de la empresa se rumoreaba que Leandro debió haber hecho algo trucho para poder acceder a ese puesto. Ya no estaba el señor Rómulo y tampoco su hijo Alejandro. Leandro ahora se encargaba de la dirección de la empresa. Su vestimenta era distinta, ya no utilizaba la típica camisa azul con el logo amarillo de la compañía, sino un traje completo con corbata y zapatos muy bien lustrados, llegaba todas las mañanas a la compañía con un auto último modelo. Los trabajadores decían que se le había pegado las mismas mañas que a los dueños de no saludar. Ya no era el mismo de siempre su actitud era arrogante y tosca. Su humildad se había esfumado.

Ese mismo día, Selene había llegado a la casa donde vivía su madre con Leandro y su hermana, y no los había encontrado, trato de entrar a la fuerza, pero no pudo, no tenía la llave de la casa, fue a donde del vecino y le pidió permiso para cruzar por su patio, el vecino la había reconocido así que accedió, con una escalera, trepo fácilmente la muralla que dividía las dos casas. Cuando por fin pudo entrar al patio gritó en varias oportunidades para que su madre la escuchara, y no hubo respuesta, a Selene le pareció muy raro que su madre ni su hermana estuviesen a esa hora en la casa, su madre no trabajaba solo cuidaba al papá de Leandro que se encontraba postrado en cama. Trató de abrir una de las ventanas que daban al patio, pero no pudo, con una piedra, rompió el vidrio y entró a la casa, el olor que deambulaba por toda la casa era de putrefacción, olía a rata muerta, fue al cuarto de su madre y no la encontró, después al de su hermana y tampoco, no había rastros de las dos ni de Leandro, revisó los closets y sus ropas estaban intactas como si nunca se hubieran movido de ahí. Por último, entró al cuarto donde se encontraba el abuelo, el papá de Leandro y para su sorpresa seguía ahí postrado, pero el olor que salía de su cuerpo la hizo suponer que el señor no estaba con vida, llamó al vecino para que la ayudara verificar si su abuelo estaba vivo, el vecino entró un poco asqueado por el olor y le tomó el pulso, su cuerpo estaba frío y no tenía ningún signo de vida. Selene llamó a los carabineros para denunciar la muerte de su abuelo. Se llevaron el cuerpo a la morgue y Selene se quedó sola ahí en la casa. Volvió a llamar al celular de su madre y para su sorpresa, podía escucharlo desde el living de la casa, fue directo a la habitación y en la mesita de noche lo encontró aún conectado. Pudo verificar las últimas llamadas que había respondido su mamá y habían sido de hace más de cinco días y la última llamada había sido de Leandro. 

Al día siguiente, muy temprano tomó el metro rumbo a la empresa, y antes de llegar se metió al estacionamiento del súper mercado que estaba diagonal a la compañía, desde ahí y detrás de unas cajas de fruta, se quedó viendo quién entraba y quién salía de ese edificio. A las nueve en punto de la mañana llegó un auto de lujo, y se estacionó en el lugar donde el señor Alejandro lo hacía anteriormente, no pudo identificar al hombre por su apariencia, trató de enfocar más su visión y de lejos pudo distinguir que la persona que se bajaba del auto era Leandro, su padrastro, Selene quedó impactada al verlo, se preguntaba cómo era posible que Leandro tuviese ese auto y entrara así a la empresa. Decidió llamarlo desde su celular, pero todavía el celular de su padrastro andaba sin señal, luego llamó a la recepción y le preguntó a la recepcionista por el nombre de su jefe, 

  • Leandro Lobos le dijo, pero no la puedo comunicar con él, él no recibe llamadas. 

La rabia invadía todo el ser de Selene, no podía creer que Leandro la haya metido en el tremendo lío del robo de los autos y luego haya aceptado un cargo de gerente en la empresa que él tanto odiaba. Y se preguntaba dónde estaba su madre y su hermana. Selene decidida esperó a que se hiciera de noche y entró a la empresa, sabía que Leandro se encontraba aún ahí porque no lo había visto salir. Le dijo a la recepcionista que por favor le dijera que estaba Selene Méndez aquí, que era su hija y que quería hablar con él. La recepcionista entró a la gran oficina y luego con la mano le dijo que entrase, Selene cuando entró, vió a un Leandro muy cambiado, sus ojos lucían distintos, su aspecto, aunque por fuera fuese el mismo algo no cuadraba con el Leandro relajado de siempre.

  • ¿Qué quieres? Le preguntó Leandro.
  • ¿Qué es todo esto? ¿Qué haces aquí? ¿porque estas con esas ropas? 
  • Acaso no lo ves. Los jefes me ascendieron. 
  • Los jefes están muertos y tú lo sabes muy bien.
  • ¿Dónde están mi mamá y mi hermana?
  • Están en la casa.
  • Ellas no están en la casa, acabo de venir de allá, además tu padre falleció, lo dejaste solo ahí para que se muriera, ¿qué es lo que te pasa?
  • Ya era viejo y se estaba muriendo.
  • ¡Quiero verlas, por favor llámalas! Me estoy asustando con todo esto.
  • No las puedo llamar, no tienen teléfonos donde están. Tienes que ir conmigo personalmente a verlas.

Selene con mucho miedo, recordó lo que estaba escrito en el cuaderno del viejo Arturo, las criaturas no podían hablar por teléfono porque por alguna razón su voz se distorsionaba y los teléfonos y celulares los delataban.

  • Mañana vendré a esta misma hora y quiero que estén las dos aquí, sino llamaré a la policía y les contaré todo.
  • No te preocupes Selene, mañana las verás.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.