Capitulo 8 eres muy amable
Luego de aquello claudia se estaba sintiendo feliz puesto que Allan estaba siendo esos días muy cariñoso, hasta llegaba a llevarle regalos que ni necesitaba solo había pasado dos días, hasta que Sebastián se estaba acercando a ella, la estaba jalando de una forma brusca la llevo a un centro de aborto y claudia estaba más que molesta porque no tenía derecho a quitarle él bebe, cuando tuvo la oportunidad de un descuido ella lo que hizo fue salir corriendo tan rápido como pudo y por suerte había chocado con Allan este la miraba con algo de terror toco su rostro muy cálidamente.
—¿estás bien? —le pregunto
—si no pasa nada —decía agitada
—de nuevo ese idiota ¿verdad? Dime ¿ahora que te hizo?
—me llevo a un centro de aborto, yo no quiero abortar —dijo claudia muy segura
—tranquila eso no pasara él no te puede obligar
Se armó de valor y fue a enfrentar a Sebastián cuando llego al lugar este se encontraba desesperado allí era el momento para enfrentarse, no tenía ningún derecho de tomar una decisión por si solo tenía que actuar, estaba la vida de un ser vivo en peligro.
—supongo que buscas a claudia —le dijo seriamente —oye eres tan cobarde de traerla a este sitio —señalo —te estas condenando
—no te metas en mi vida —dijo groseramente
—me meto porque se me da la gana, no puedes obligarla abortar además no sabes los peligros que se enfrenta puede que más adelante no tenga hijos o puede que muera en el momento en que se esté haciendo eso, te condenaras hacer un asesino
—tú sabes donde esta respóndeme —le grito
—ella está en un lugar seguro, no quiero que cometas una locura
—me importa poco
—si es por tu noviecita no tienes que preocuparte además claudia no te está obligando a que tú la cuides, ella no te está diciendo aquello solo eres un cobarde poco hombre solo lo haces por esa mujer
—no te metas
—lo haces porque no quieres renunciar a tu amorcito, no seas cobarde
Estaba molesto pero una parte que estaba diciendo Allan era verdad, estaba actuando como un cobarde al querer hacer aquello, se calmó por un instante.
—¿Dónde está ella? —pregunto
—no te lo pienso decir para que te lo informo si te la llevaras para convertirte en un asesino
—no es por eso
—entonces —se cruzó de brazos
—solo para estar pendiente del bebe, tienes razón soy un cobarde no quiero lastimarla más de lo que hecho
—hasta que te das cuenta hombre
—si le estoy haciendo daño, tienes razón soy un maldito estúpido, un cobarde
Sebastián estaba más que pensativo tenía que renunciar al amor que estaba sintiendo por Tatiana para cuidar de un hijo suyo, no sabía que hacer ahora le tocaba esperar, fue donde estaba claudia esta al verlo se estaba escondiendo.
—tranquila no te hare nada —dijo seriamente
—no quiero que lastimes a mi bebe
—ya no lo hare voy a cuidarte
A veces le estaba causando cierto miedo la reacción que este estaba tomando de repente no le gustaba para nada, pero a lo mejor si estaba haciendo algo más, este la tocaba muy delicadamente claudia en ese momento se estaba sintiendo como una niña pequeña, pero no era así ahora estaba embarazada y tenía que comportarse como tal y los días iban pasando, ahora Sebastián era que estaba pendiente de ella, estaba pendiente de los antojos, pero en ciertas ocasiones había rivalidad entre Sebastián y Allan ambos no se soportaban.
—oye Allan estaba divertida la película —menciono claudia
—me alegra que te guste
—y gracias por el peluche que me diste la otra vez
—no te preocupes —dijo intentando tocar su vientre —sé que esta pequeño, pero a veces toca ser amable
—me estás haciendo sonrojar —dijo ella apenada
—una cosa el estúpido de tu ex ¿te ha hecho algo?
—no menos mal
—me alegra ¿quieres comer un helado? —dijo evitando el tema
—¿estás pensando engordarme?
—no es eso tienes que comer
—pero con otras cosas
—a mí me gusta mucho cuidarte saber que estas bien —dijo —solo quiero lo mejor para ti que no te enfermes
Mientras que al otro lado se encontraba nada más ni nada menos que Sebastián él estaba viendo como ella estaba sonriendo hasta tocaba algo que algún día le perteneció.
—sebas hace días estas como raro —dijo Tatiana —¿Qué te pasa?
—estoy bien