Isabella Jones.
─ Son las doce Gygy, ¿no deberíamos despertarla?, por ahí se murió y necesita primeros auxilios.
Me desperté por la pequeña disputa que había entre los dos hermanos fuera de la habitación me restriego los ojos tratando de despertarme al cien porciento.
─ ¿Por qué mejor no admites que solo quieres entrar para verla dormir y sacarle una foto? ─escuche como Gael le reclamaba.
─ Eso no es verdad.
Sonreí levemente, aparté las sábanas busqué ropa cómoda y fui directo al baño para cambiarme y hacer mis necesidades.
Había dormido increíblemente bien, sentía que había recuperado todas las energía que perdí durante la gira, si bien anoche me costó demasiado dormir pude descansar bien gracias al sentir los latidos de Gael y por un rato había sentido sentimientos extraños.
Me coloqué un poco de base con mascara de pestaña para luego salir del baño y observé a Gael acostado en la cama, seguía vestido con la misma ropa que había dormido.
─ Buenos días ─lo saludé y me acerqué a mi pequeña maleta para guardar mis cosas.
─ Hola, ¿cómo dormiste? ─me preguntó, me acerqué y me senté a su lado.
─ Bien, ¿y tú?.
─ Genial.
Él sonrió y se acomodó en la cama.
─ ¿Quieres desayunar? ─me preguntó.
Lo observé por unos segundos dudando si debía desayunar o tomar una de las pastillas, Gael no me dejó seguir pensando, ya que tiro de mi mano e hizo que saliéramos de la habitación.
─ Estaba pensando que podríamos salir a algún lado, supongo que no te dejan hacer cosas normales, ¿no?
─ No, no puedo salir sin seguridad.─le conteste.
Me senté a su lado y observé como una de las chicas dejaba dos bandejas en la mesa, había un vaso de jugo, tostados, café, huevos revueltos y tiras de tocino.
─ ¿Y yo no soy tú seguridad?
Hizo un gesto de tocarse el corazón como si le hubiera dolido mi comentario, reí levemente y tomé uno de los vasos de jugo para darle un sorbo.
─ No he ido hace tiempo a un cine, así que si conoces alguno que no vaya mucha gente supongo que estaría bien ir.
─ Puedo conseguir algo así, ahora desayuna.
Sonreí y tomé una de las tostadas, todo lo que cocinaban en esta casa era riquísimo, en mi campo de visión empezó a aparecer Paul acercándose a la mesa.
─ Buenos días. ─nos saludó.
─ Hola. ─le devolví el saludo, mientras seguía desayunando, Gael ni se molesto en saludarlo.
─ ¿Qué planes tenemos para hoy? ─preguntó mientras tomaba su café.
─ ¿Tenemos?, mejor piérdete con tu novia. ─le respondió Gael.
─ Que gracioso hermanito.
Sonreí levemente y seguí desayunando en silencio, en la mañana me desperté con 500 llamadas de Malik y no estaba exagerando porque fue así, me había empezado a agarrar el sentimiento de arrepentimiento pero por otro lado me sentía bien sin que me estén controlando en absolutamente todo, así que lo más lógico que hice fue colocarlo en silencio.
No sabia que iba a pasar cuando vuelva, pero estaba segura que no iba a ser nada bueno, la única que sabía donde estaba era Luz cuando le comenté la idea ella lo primero que hizo fue empezar a armar mi bolso. Mis padres estaban de viaje metidos en sus negocios y lo último que hacían era ver si su hija respiraba, pero para estar presumiendo lo que había logrado si aparecían.
─ ¿Estas bien? ─me preguntó Gael mientras colocaba su brazo en el respaldar de mi silla, sonreí levemente y lo observé.
─ Si, sólo estaba pensando en algunas cosas.
─ Trata de no darle muchas vueltas al asunto, de alguna forma nos vamos a morir.
Frunci levemente mi entrecejo y noté como una sonrisa aparecía en su rostro.
─ Eso no es muy motivador. ─le reclamé.
─ ¿Quién dijo que quería ser motivador?
Mientras su brazo aún reposaba en el respaldar de mi silla acercó su otra mano y me acomodó un poco el cabello.
─ Estas muy bonita.
─ Supongo que gracias.
─ De nada. ─sonrió y de un sorbo se termino lo que quedaba de su café, tenía todo el cabello desarreglado, y cada vez que lo detallaba me daba cuenta que él también era muy bonito, tenía la mandíbula marcada y anoté eso en mi lista de debilidades.
─ Me iré a cambiar y luego podemos irnos.
─ De acuerdo.
Gael se levantó y antes de lanzarle una mirada de advertencia a Paul dejó un beso en mi frente y salió de la cocina.
─ ¿Crees que sería ideal pedirte que me firmes algunas cosas? ─me pregunto.
Reí levemente y asentí, a lo que él se levantó rápidamente y salió de la cocina, parecía ser más grande que Gael, sin embargo, se comportaba como un niño y era algo que me divertía.
Paul volvió a la cocina con mis tres discos, una foto en el escenario y una camiseta, tomé una fibra negra, y le empecé a firmar las cosas.
─ Oh por dios, déjala en paz ─soltó Gael cuando volvió a la cocina.
─ No me molesta ─le respondí.
Terminé de firmar la camiseta y le devolví las cosas, mientras Paul sonreía de oreja a oreja.
─ Gracias. ─salió de la cocina y escuche como subía las escaleras.
─ ¿Vamos? ─me preguntó Gael se había cambiado, ahora tenia unos pantalones negros, una remera blanca y una camisa a cuadros roja, y en el hombro le colgaba el estuche de la guitarra.
─ Claro. ─Él me tendió una de las camperas de jean que había traído, me la coloqué y se acercó para acomodarme en el cabello.
─ Lamento lo de Paul. ─sonrió levemente y me coloco una gorra negra para luego tenderme mis anteojos negros.
─ No te preocupes de verdad.
Tomó mi mano y salimos de la casa, para subir a su auto, me coloque el cinturón y lo observe.
─ ¿Iras a juntarte con la banda? ─le pregunté.
─ Si, y en la noche iremos a un cine, ¿Te parece bien?
─ Claro.
Él sacó algo de la guantera y se colocó sus anteojos, se terminó de abrochar su cinturón y comenzó a manejar.
Me sentía segura a su lado, por más que no lo conociera mucho, era agradable porque tenía un aire relajado y a la vez mostraba seguridad, se había colocado dos anillos en sus dedos, uno tenía forma de calavera y el otro era liso, ambos parecían de plata y en la mano derecha tenía un reloj totalmente negro.