Gael Miller.
Ver dormir a Isa podría estar en mi lista de cosas favoritas, la apreciaba realmente lo hacía, la quería cerca mío y lo malo era que probablemente estos acercamientos tenían sus horas contadas.
Durante el almuerzo había notado lo incómoda que se sentía y en mi mente estaba matando a Ester de veinte mil formas distintas, no le había dicho absolutamente nada, trataba de estar lo más lejos de ella pero no sabia de donde había sacado lo de las pastillas.
Iba a pedirle explicaciones pero cuando Isa ya no esté con nosotros, porque a Ester la conocía perfecto y sabia bien hasta donde podía llegar con sus manipulaciones.
Dejé un beso en la frente de Isa y me levanté con mucho cuidado, probablemente esta iba a ser nuestra última noche juntos y quería que la pasé bien, saqué mi móvil y busque algunas ideas de lo que podríamos hacer.
Salí de la habitación con cuidado, bajé las escaleras y entré a la cocina por algo dulce, abrí la heladera y busqué lo que necesitaba, la cual la tarea quedó a medias cuando sentí que me abrazaban por detrás, por un segundo pensé que sería Isa, pero no, era la arpía de mi cuñada, saqué sus brazos y me separé.
─ Hola bebé. ─sonrió.
─ ¿Que quieres?.
Se acomodó uno de los mechones sueltos que tenía.
─ Nada, pensé que podríamos ver alguna película juntos.
─ No gracias, me voy.
Intente salir de la cocina pero ella me tomo del brazo impidiendo eso.
─ ¿Te gusta?, o ¿solo la quieres para sexo?, porque déjame decirte que no combinan juntos.
─ ¿Quién?
─ Isabella. ─respondió mirándome a los ojos.
─ Quien te pregunto. ─le contesté y quité su mano de mi brazo. ─. No te metas en mis cosas, no se como mierda sabes cosas de ella pero no te le vuelvas a acercar.
Ester hizo ojitos antes de responder.
─ ¿Me estas amenazando por alguien que solo durará horas?
─ Si.
Intente salir nuevamente de la cocina pero obviamente ella siempre debía quedarse con la última palabra.
─ No sabes con quien te metes Gael, esa gente es hipócrita, no va a durar contigo solo quiere destruirte.
─ Pues me encontrare muy complacido si alguien tan bonita pierde su tiempo en destruirme, así que lo disfrutaré, pero gracias por el consejo.
Salí de la cocina, me acomodé el cabello y volví a subir a la habitación, me acosté a su lado con cuidado y suspiré lentamente.
La observé dormir por dos horas, las ojeras que tenía ya no estaban y sus ojos siempre tenían un leve brillo, me gustaba verla así y no quería que nadie la cambie al estado que estaba antes.
Sentí la vibración de mi móvil, lo saque y observé el mensaje de Thomas.
─Controlado.
Suspiré y lo volví a guardar con un sentimiento de paz, Ian se había drogado en la noche y lo mezcló con varias bebidas alcohólicas, lo tuvimos que llevar al hospital ya que sus latidos se habían acelerado.
Le dieron una inyección que calmo su estado y a las horas volvió a despertar, sin embargo, se le notaba ausente, le costaba concentrarse cuando intentábamos sacarle algún tema.
No hablaba, sólo se quedaba mirando el techo y se quedaba ahí por unos minutos, Thomas se quedó con él hasta que le dieron el alta y pudieron ir a la casa. Iba bien con el tema de las sustancias, no sabíamos que había pasado para que las volviera a consumir pero estaba claro que no queríamos eso para él.
Observé como Isa abría despacio sus ojos y se acomodaba en la cama.
Ella también era otro tema, no quería que consumiera esas pastillas, y cuando la vi en el baño causó algo que por un momento creí que...
─Me resulta extraño que duermas tanto. ─le solté cuando ya estaba despierta del todo.
Sonrió antes de contestarme.
─ Y a mí me resulta extraño que no duermas.
─ Claro que duermo.
─ Ajá.
Se acercó a mí y se acomodó en mi pecho, acaricié su cabello y dejé un beso en su frente.
─ ¿Qué quieres hacer? ─le pregunte.
─ Estar siempre así contigo.
No pude evitar sonreír e hice que se acomodara completamente sobre mi pecho y aparte el cabello de su cara.
─ Créeme haría cualquier cosa para que eso sea posible. ─le conteste.
Ella estiro una de sus manos y acomodo mi cabello a su gusto mientras que yo observaba sus ojos.
─ Voy a hacer lo posible para que unos agentes los escuchen. ─soltó después de un rato.
─ De acuerdo.
Apreté suavemente su cadera y me estiré para besarla a lo que ella me respondió enseguida, nuestros labios se movían al mismo tiempo y realmente me daba placer sentir sus labios suaves sobre los míos.
─ ¡Gael, ven un segundo! ─grito mi madre obligando a soltar los labios de Isa.
Ella se apartó de encima con una sonrisa, respiré hondo y me levanté para salir se la habitación.
─ Ven.
Entre al despacho de mi madre y cerré la puerta.
─ ¿Qué necesitas? ─le pregunté.
─ Lo siento. ─respondió a lo que yo la observé confundido.
─ ¿Por qué?
Se acercó a la puerta, la cerró con seguro y quitó la llave para luego observarme.
─ Han venido por Isa y no quiero que te involucres en sus problemas.
En el momento que soltó esas palabras, escuche unos pasos hacia las escaleras, me acerque a la puerta y la trate de abrir.
─ Abre. ─le pedí de golpe.
─ No vas a meterte en sus problemas.
─ Abre de una vez, ¿Quién carajos los llamó?
Ella decidió no responder y traté de abrir la puerta tratando de forzar el seguro, volví a escuchar varios paso arriba y sentía la necesidad de ir por ella como si mi instinto de protección saliera a flote.
─ Joder, ¡abre de una maldita vez!
─ No lo voy a hacer hasta que se vayan.
─ Le van a hacer daño, ¿quién los llamó?
Estaba a una gota de romper algo, no sabia con que clase de gente trabajaba pero el que la drogaran ya decía mucho de ellos y eso es lo que tanto temía que la vuelvan a joder y esta vez peor.