Isabella Jones.
Tulum, México.
─ Habitación 17 para uste... ─Ian le quitó las llaves a Gael antes de que pudiera terminar de hablar.
─ Gracias Gaelito, nos vemos más tarde para comer, vámonos thom.
─ Pero acabas de comer en el avión. ─le solté antes de que se vaya ganándome una mirada aburrida.
─ Sigo teniendo hambre.
Dicho eso desapareció junto a Thomas por el pasillo hacia su habitación, tiré de mi maleta y seguí a Gael.
─ La nuestra es la 20. ─me dijo mientras seguíamos a uno de los botones del hotel.
─ De acuerdo.
El viaje no duró mucho, vinimos en un avión privado los cuatro juntos y luego subimos a una camioneta ya reservada por Gael, y yo me seguía preguntado en qué momento tuvo tanto tiempo para organizar todo en menos de veinticuatro horas.
El estilo del hotel era demasiado rústico y no era un edificio con muchos pisos, sino que parecían pequeñas casas, todo estaba rodeado de arenas y las ruedas de la maleta hacían ruido al chocar con el pequeño caminito.
Gael subió unas escaleras que daban a un segundo piso, abrió la puerta y me dejó pasar primero. Las paredes de la habitación eran blancas y tenía una cama matrimatrimonial que tenía un ramo de flores en el centro, y casi al lado había una puerta que daba vista a lo que era el pequeño baño, deje la maleta al lado de la puerta y me acerque al gran ventanal que daba vista a la playa.
En el pequeño balcón había una hamaca, apoyé mis brazos en la baranda y observé las pequeñas olas que se formaban en el mar. Había notado que había dos secciones en este hotel, podías pedir una habitación estilo casa o habitaciones en un mismo edificio completo que era donde están más acostumbrados las personas.
Sentí como Gael me abrazaba por detrás envolviendo mi cintura con sus brazos para después depositaba un suave beso en mi mejilla.
─ ¿Te gusta?
─ Claro que si, está todo muy bonito. ─le respondí con una sonrisa.
─ Subiendo ese edificio hay una piscina y en el piso de abajo está el restaurante, ¿quieres comer aquí o podemos sa...
─ ¡Gael, vámonos a comer! ─lo interrumpió Ian desde abajo.
─ Tienen su propia habitación, pierdanse
─ No vinimos hasta aquí para estar solos en una habitación ─me di vuelta y lo observé ─. Salgamos con ellos.
─ Bien. ─él apartó sus ojos de los míos y observo a los chicos.─ En unos minutos bajamos.
Se separé de Gael y volví a entrar a la habitación para abrir la maleta y buscar alguna ropa cómoda. Saqué unos short junto con una blusa de dos tiras.
Aproveche que Gael se había ido al baño, así que me cambié en la habitación cuando termine me coloque nuevamente las zapatillas.
─ ¿Crees que deba ponerme la gorra? ─le pregunte cuando salió del baño.
─ No lo creo, es de noche y dudo que te reconozcan, además nadie sabe que vinimos exactamente aquí.
─ ¿Nadie? ─cuestione mientras me colocaba mi mochila.
─ Sólo nuestros managers, vámonos.
Me acerqué a la puerta y salí junto a él, Ian y Thomas estaban sentados en las escaleras y cuando nos escucharon salir de la habitación se levantaron.
─ Tardaron una eternidad.
─ Ni siquiera fueron diez minutos. ─le respondí.
Gael acomodó uno de sus brazos alrededor de mis hombros y salimos del hotel.
─ Trataremos de movernos a pie o en bicicleta ─nos dijo.
─ ¿Y por qué no en auto? ─le preguntó Thomas quien iba delante de nosotros.
─ Porque parece ser que se junta más tráfico y se hace más lento.
Ninguno de los tres le respondió y seguimos caminando, la noche estaba perfecta las estrellas se notaban y había una suave brisa.
─ ¿Donde iremos a comer? ─le pregunté al chico que tenía a mi lado.
─ No lo sé, creo que hay varios restaurantes más adelante.
─ Yo quiero comida chatarra, no quiero probar esas cosas típicas del mar. ─soltó Ian.
─ ¿Por qué?
─ Porque me apetece una pizza o una hamburguesa.
Reí levemente.
─ De acuerdo.
─ ¿Ya podemos decir que están juntos o todavía ninguno se atrevió a dar el paso? ─preguntó Thomas mientras caminaba de espaldas para observarnos.
Sonreí y observé a Gael quien también me miraba.
─ Confio en ellos. ─le dije. ─. Puedes decirlo.
Y eso era verdad, si bien yo no tenia una amistad desde hace tiempo sabia que Gael si confiaba en ellos y era notorio que eran buenas personas.
─ Estamos juntos pero por el momento queremos que sea lo más discreto posible para que no hayan terceros.
─ Me debes veinte dólares Thom.
─ ¿Habían apostado? ─ les solté cuando Thomas le dio un billete de veinte a Ian de mala manera.
─ Ya sabíamos que en algún momento iban a estar juntos, pero no estábamos seguros si iba a ser una relación pública o privada.
Gael soltó un risa y dejó un beso en mi frente. Los chicos se detuvieron en la entrada de un restaurante y le hicieron una seña a Gael quien asistió.
Entramos y caminamos entre las mesas ocupadas hasta sentarnos en una libre. Gael se acomodó al lado mío mientras que Thomas e Ian se sentaron en frente de nosotros.
─ Hay bastante gente, ¿te sientes cómoda? ─me murmuró Gael.
─ Si, tranquilo estoy bien.
Él asintió y me tendió un menú, me acomodé con cuidado y comencé a ver que podía ordenar.
─ Esto es patético, ¿por qué hay platos con nombres feos?, ¿no hay uno que diga una súper hamburguesa? ─se quejó Ian.
Tenía razón había varios platos con distintos nombres que nunca había escuchado, lo único que se salvo que el restaurante si tenía hamburguesa.
─ ¿Quieres eso? ─pregunto Gael.
─ Si, pero dos porciones.
─ ¿Y de tomar?
─ Una gaseosa.
Él asintió y le devolví la carta.
─ ¿Tú qué comerás? ─me apoyé en su brazo.
─ Voy a probar unos tacos de Jamaica.
Asentí y observé a los chicos, thom seguía pensando que pedir, mientras que Ian parecía un niño al no tener más opciones de comida.