Capitulo 7. Mi Rescatista.
LUNA ROSE
Llevaba mucho tiempo intentando despertar, desde la primera vez que escuché su voz yo intenté despertar, trataba de hablar moverme, hacer algo para hacerle saber que lo escuchaba y que quería despertar para agradecerle por haberme salvado. Pero todos mis intentos por despertar fueron en vano, mi cuerpo no me respondía a pesar de que podía oír lo que pasaba a mi alrededor, también podía sentir si alguien me tocaba o estaba muy cerca por lo que sentía cómo Lyla o cualquier otra enfermera limpiaba mi cuerpo, sentía a los doctores revisarme, también sentía cada vez que Kai tomaba mi mano y le daba un pequeño beso.
Me moría de ansiedad por verlo de nuevo, pero no podía siquiera moverme.
Hasta ahora.
No sabía si habían pasado segundos, minutos u horas desde su última visita, pero sentí como sacaban algo de mi garganta, algo que me había raspado y me había dejado con la garganta seca, una eternidad después finalmente oí su voz tan varonil y alegre, siempre escucho cada cosa que él emocionado me cuenta, amo los poemas que me lee en silencio y cada vez que me habla de su trabajo admiro la pasión con la que lo hace.
A pesar de estar postrada en una cama y no poder moverme o hablar en lo absoluto, yo lo he ido conociendo y ahora sé que mi rescatista es un hombre soñador, apasionado, amable y muy gentil, su alma es tan noble, lo sé porque otra persona en su lugar fácilmente se hubiera olvidado de mi, no puedo evitar pensar que es coml mi ángel guardian. Saber que él se preocupaba por mi y venía seguido a verme me motivaba cada día que pasaba a luchar por volver.
En un dado momento puedo sentir su cercanía, puedo sentir su calor y el olor a su perfume, por un breve instante pienso que va a besar mis labios pero él me sorprende al besar mi mejilla. Lo escucho respirar con pesadez y regañarse a si mismo por algo que desconozco, luego él se despide y el temor de no poderlo ver me hace luchar contra toda la pesadez de mi cuerpo. Mis ojos se sienten tan pesados que me cuesta abrirlos al principio, pero cuando lo logro finalmente veo la luz, después de estar sumida en una oscuridad total vuelvo a ver de nuevo la luz, parpadeo repetidas veces para aclarar mi vista, de reojo veo la figura de alguien alejándose por lo que nuevamente lucho contra todo e intento hablar.
— H-hola... rescatista.
Eso es todo lo que puedo pronunciar.
Mi voz sale tan débil que por un instante temo que no me haya escuchado, pero mi pecho se llena de alivio al ver que se detiene antes de llegar a abrir la puerta. Mi vista sigue un poco borrosa pero puedo diferenciar su cabello claro y despeinado, así como la camisa gris que se apega a su ancha espalda musculosa y un pantalón jean que se ajusta perfectamente en su cintura estrecha. Mi corazón se acelera cuando mi rescatista comienza a darse la vuelta para encararme, sus ojos verdes me miran con tanta sorpresa, como si no terminara de creer que realmente estoy despierta. Sus labios rosados comienzan a expandirse en una sonrisa que muestra unos preciosos dientes blancos perfectamente alineados, y aquellos ojos olivos brillan con alegría sin dejar de mirarme.
— Luna Rose...—mi nombre sale de su boca en un susurro lleno de incredulidad.
— K-Kai.—trato de decir.
Él suelta una risa que me hace sonreír antes de comenzar a caminar hacia mi, al llegar sus manos ahuecan mi rostro y su frente reposa sobre la mía, mis ojos quedan sumamente cerca de los suyos y me quedo perdida en el color tan único de sus ojos, las facciones de Kai son hermosas, parece un modelo sacado de una revista de moda.
— No puedo creer que estés despierta.—murmura provocando que su aliento se estrelle contra mis labios.
En un rápido movimiento él besa mi frente con cariño y yo siento que mi corazón va a explotar dentro de mi pecho, en mi interior todo es un caos, quiero abrazarlo, tocarlo o decirle algo más pero apenas puedo mover los dedos de mi mano, mi cerebro trata de ordenarle a todo mi cuerpo moverse pero simplemente no me responde aún.
De pronto me siento muy impotente y frustrada, pensé que sería más fácil cuando despertara pero resulta que a mi bendito cuerpo no se le da la regalada gana de responderme, intento hablar pero mi lengua se traba y las palabras que intento decir no pueden ser formuladas, pronto me convierto en un caos nervioso y Kai me observa preocupado.
En ese instante me detesto por borrar la emoción de su rostro, pero sentir que no tengo control sobre mi cuerpo me aterra y me enfurece al mismo tiempo, mi respiración se agita al mismo tiempo que mis ojos se llenan de lagrimas que no tardan en salir.
— Tranquila Rosie.—susurra el chico limpiando mis lagrimas—. Voy a llamar a algún doctor o a Lyla, volveré enseguida.
El pánico me ataca.
— ¡N-no!—exclamo en un quejido—. N-no m-me... n-no, dejes, n-no te... v-ayas.
— De acuerdo, de acuerdo, no me iré. Tú solo, cálmate por favor, no te angusties tanto, sé que sientes miedo pero esto es normal hermosa, acabas de salir de un coma.—habla sosteniendo mi cara con ternura—. Esto es completamente normal Luna Rose, te prometo que va a pasar pronto, pero necesito que te calmes, no voy a dejarte sola, sabes que no lo haré.
Ambos guardamos silencio durante varios minutos, respirando agitados, perdidos en la intensidad de nuestras miradas. Aunque lo intente, no puedo dejar de mirarlo, él es tan lindo y no solo físicamente, Kai es un gran hombre.
Un rato después él se separa un poco para buscar algo a un lado de la cama, alcanzo a ver como presiona un botón a un lado.
— Es para que venga un doctor.—me explica volviendo a mi, su mano tibia toma la mía y entrelaza nuestros dedos—. Todo va a estar bien.
Unos minutos más tarde llega un doctor y una enfermera de cabello rojo, no tardo en reconocer su voz; es Lyla. Ellos revisan mis signos vitales, mi cuerpo y me hacen intentar hablar, entre otras cosas más mientras que yo me niego a soltar la mano de Kai, no se cuánto tiempo duramos así, pero cuando ellos se marchan después de decir que necesitan hacerme algunos estudios más yo ya me siento agotada, mi cabeza punza y Lyla no tarda en volver para darme unas pastillas para el dolor.
Editado: 20.06.2022