Rescátame

Capítulo 17

Capítulo 17. Escape. 

LUNA ROSE

 Los días han pasado rápidamente, he llevado la cuenta mirando la luz del sol que se filtra a través de las rendijas del techo de madera, los cuento dibujando rayitas en las paredes, como lo hacían en los tiempos de antes; llevo siete días encerrada en este lugar. Siete días desde que dejé al hombre de mis sueños atrás de la peor manera, siete días en los que he buscado cualquier forma de salir de aquí sin llegar a tener éxito. Victor solo viene a dejarme agua y comida tres veces al día, me salvo del hambre solo porque él no quiere que mi cuerpo se consuma, solo me da de comer porque a Máximo no le gustan las mujeres calavéricas, eso es lo que dice el monstruo de mi padre cada vez que me obliga a comer.

 Dormir en el incómodo colchón sucio es una pesadilla y mi espalda es testigo de ello, todas las noches me es imposible pegar un ojo porque no dejo de pensar en mi vida antes de esto, pienso en Kai y en lo que debe estar haciendo con el corazón roto por aquella carta tan cruel que me obligaron a escribirle, pienso en mamá y en lo mucho que desearía que estuviera a mi lado, pienso en la oportunidad que tuve de huir lejos y que desaproveché. He perdido la cuenta de cuántas lágrimas he derramado encerrada en este lugar, el encierro parece volverme loca cada día que pasa, he llegado a un punto en el que la depresión me hace permanecer acostada todo el tiempo sumida en la oscuridad y el polvo.

 Victor tuvo la decencia de dejarme conservar mi bolso con la ropa que me regalaron en el hospital, la lavo en el lavador del pequeño baño para no tener mal olor. Mi vida en este pequeño lugar es una pesadilla que no se la deseo a nadie, la soledad, la oscuridad y la tristeza son una mezcla peligrosa que poco a poco comienza a destruir cualquier pequeña pizca de esperanza que pueda estar guardando dentro de mi. 

Odio esta persona en la que me estoy convirtiendo; pasé de vivir los días más felices de mi vida a vivir una real pesadilla sin fin en la que soy atormentada por el monstruo de mi padre y mis propios demonios. Siento que cada minuto que pasa voy convirtiéndome en un desastre de nervios y miedo, tengo pesadillas todo el tiempo en las que aquel hombre viene a buscarme y convierte mi vida en un infierno peor que este, he perdido la cuenta de los ataques de pánico que he sufrido después de cada pesadilla. 

Ya no hay luz rodeándome, ahora todo es oscuridad. Y los sueños que alguna vez tuve... ya no están más.

Sé que es de noche porque la luz del sol ya no se filtra por el techo, aunque de vez en cuando logro ver destellos blancos y azules que duran apenas un segundo, asumo que debe estar cayendo una tormenta eléctrica porque además de eso unos sonidos estridentes hacen temblar levemente el suelo debajo de mi. 

Siempre me han dado miedo las tormentas eléctricas, cuando era niña y había una tormenta eléctrica en la noche mamá me dejaba dormir con ella; solía abrazarme con fuerza y colocar su mano delicada sobre mi oído para que no pudiera escuchar los truenos, yo me aferraba a ella muerta de miedo pero sintiéndome protegida por su abrazo protector, ella era mi heroe, la única persona que podía protegerme. Cuando se fue tuve que aprender a sobrevivir las tormentas completamente sola, sin sus brazos rodeándome y protegiendome de todo el caos que había afuera. 

Me arrastro hacia la esquina de la pared donde me hago una bolita y cubro mis oídos con el corazón palpitándome a mil por segundo, tengo tanto miedo, pero lo único que puedo hacer es abrazarme a mi misma en la esquina cubriéndome los oídos con mis manos y cerrando mis ojos con fuerza en medio de la oscuridad, con la soledad sentada a mi lado siendo mi única compañía. 

La puertecilla se abre unas horas más tarde cuando parece que la tormenta finalmente ha terminado, yo no me muevo de mi lugar. El sonido de algo metálico tocando el suelo me hace alzar la mirada un poco. Una mujer deja un plato de aluminio con mi comida sobre el suelo frente a mi, un vaso lleno de agua se encuentra a un lado, la mujer evita en todo momento mirarme a la cara.

 Sé quién es ella, es la chica de la limpieza, ella limpiaba la casa y ayudaba en la cocina, una vez la vi salir de la habitación de papá así que creo que es una de sus mujeres también. Ha bajado unas dos veces antes pero papá siempre estuvo presente, esta vez viene sola.

 Ella se dispone a levantarse para volver a salir pero antes de que pueda hacerlo mi mano se aferra a la suya sacándole un pequeño grito. 

— Sonia, necesito que me ayudes a salir de aquí. Por favor, papá va a venderme, ayúdame a salir o al menos busca ayuda, llama a la policía. Ayúdame por favor.—le ruego con la voz baja.

Ella me mira con los ojos llenos de terror. 

— No puedo hacer nada, el señor Victor va a matarme, lo siento mucho señorita Luna Rose, pero ayudarla está fuera de mis manos.

 Mis ojos se llenan de lágrimas en ese momento, Sonia aparta la mirada al verme a punto de llorar y suelta un suspiro ahogado. 

— Por favor, solo llama a la policía... Él no tiene que saber que fuiste tú quien los llamó, por favor Sonia. 

Sonia suspira una vez más y entonces puedo ver cómo su rostro se ilumina con una idea. 

— Escuche, su padre tomará su siesta en una hora, voy a dejar mal cerrada la puerta, espere una hora para salir, yo voy a irme a la ciudad y voy a esconderme, cuando salga procure buscar a la policía porque si su padre nos descubre y usted no lo logra... Él va a regresar y nos va a matar a las dos. 

Asiento con la cabeza frenéticamente sintiendo como una pequeña llama de esperanza se enciende dentro de mi pecho. 

— Gracias, Sonia, Gracias.

Ella asiente forzando una sonrisa. 

— Escucheme, la carretera queda a una hora de aquí corriendo, necesitará mucha energía, cómase toda la comida y tome suficiente agua, reponga sus fuerzas y cuando logre salir... Corra, corra por su vida señorita.




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