Capítulo 21

Capítulo 21. Los Ángeles. 

LUNA ROSE 

Al día siguiente mientras desayuno en la habitación una enfermera entra al lugar sonriéndome con amabilidad, me revisa mientras me cuenta lo agitado que ha estado la mañana en el hospital, me cuenta que es la encargada de tomar los datos de los bebés recién nacidos pero el día de hoy ha habido tanto trabajo que ha tenido que hacerse cargo de más áreas a la vez. Es un hospital pequeño y cuando se llena de pacientes todo parece volverse un caos, la pobre se ve tan cansada que siento mucha pena cuando me ayuda a ir al baño para bañarme. 

Casi me voy de espaldas cuando le pregunto en dónde estamos y ella me dice que nos encontramos en Saratoga, aproximadamente a unas ocho horas de Los Ángeles. Víctor realmente se encargó de alejarme lo más que pudo de Kai. Se me hace un nudo en la garganta al pensar en él, no sé con qué cara voy a ir a buscarlo, no se cómo diablos es que le voy a contar todo lo que he pasado, no sé cómo le diré que acabo de dar a luz a una niña, a su hija. 

Al cabo de unos minutos yo ya me encuentro vestida con una bata limpia y la enfermera saca un portapapeles y un bolígrafo.

 — Bueno, debo irme a hacer otras cosas pero antes realmente necesito que me des algún nombre para tu pequeña, debemos registrarla querida. Necesita un nombre y al menos algún apellido.

 Oh, había olvidado por completo que la bebé aún no tiene nombre, y lo peor de todo es que en todo este tiempo nunca me detuve a pensar en ningún bendito nombre. Estaba resignada a renunciar a ella cuando naciera, y si lograba mi cometido Kai iba a ponerle el nombre que él creyera adecuado, nunca me detuve a pensar en ello. Ahora no sé cómo llamar a la niña. 

— Uh, yo... realmente no tengo un nombre.—susurro apenada. La enfermera me sonríe comprensiva. 

— Solo piensa en uno lindo, vamos, no puede ser tan difícil... ¿Quizás el nombre de alguna princesa? ¿El de alguna tía o qué tal el de tu madre? Mi hermana le puso a su hija Faith y es muy lindo... 

Mis ojos brillan cuando de pronto un nombre viene a mi mente. Mi bebé fue una gotita de esperanza en medio de tanta oscuridad y sufrimiento, ella fue mi ancla, lo único que me dio fuerzas para levantarme cuando pensaba que no podía más. Ella fue mi esperanza. 

— Lo tengo.—la interrumpo.

 Ella sonríe grandemente y prepara el bolígrafo para comenzar a escribir. 

— Dime. 

— Hope.—murmuro con una sonrisa decidida, ella anota el nombre de mi niña asintiendo con satisfacción. 

— ¿Segundo nombre y apellidos?

— Mhm, me gustaría solo dejarlo en Hope por ahora, creo que sería buena idea que su papá elija el segundo nombre, se lo dejaré en sus manos. 

— De acuerdo, la pequeña Hope, suena muy dulce.—asiente—. ¿Apellidos? 

— Dawson Stanley. 

Una sonrisa llena de sentimientos encontrados se forma en mis labios al pronunciar su apellido y el mío juntos, no puedo creer que una pequeña bebé vaya a unirlos por siempre. Nunca lo imaginé. 

— Hope Dawson Stanley. Perfecto, iré a poner esto en los datos de tu hija y volveré en un rato para llevarte a verla, una compañera vendrá en un momento para ayudarte a sacar la leche para Hope. 

— ¿Sacar la leche? —pregunto horrorizada, ella suelta una risita asintiendo. 

— Hope necesitará comer en un rato, el pediatra cree que tu leche le hará bien, así que necesitamos sacarla querida, anda, no duele tanto. 

Asiento un poco insegura, todo esto es tan nuevo para mi. 

Ahora soy... ¿madre? 

Wow. 

Tal y como dijo la enfermera, una hora después otra enfermera un poco más joven entra en la habitación con un objeto extraño que me enseña a utilizar para sacar leche de mis pechos, es doloroso al principio pero después es un poco más soportable, mis ojos se abren de par en par al ver la cantidad de leche que sale. Sin duda alguna esta experiencia se vuelve cada vez más extraña, nunca me imaginé que tener un hijo sería tan... raro. Supongo que me acostumbraré con el tiempo. 

— Luna Rose, debo felicitarme por tu buena y rápida recuperación, la infección está desapareciendo rápidamente y en dos días más podrás ser dada de alta.—el doctor Daniels me sonríe amablemente mientras lee una hoja blanca sobre su mano que supongo deben ser los resultados de los miles de exámenes que me han hecho. 

— ¿Cómo sigue mi bebé?—le pregunto en voz baja. 

— Bastante bien, como ya te dije ayer ella necesita estar en la incubadora hasta que sus pulmones se terminen de desarrollar... 

— ¿Cuánto tiempo cree que pueda tardar eso?—lo interrumpo apenada—. Es que yo no soy de aquí, soy de Los Ángeles y realmente necesito buscar al padre de Hope, él no sabe que estamos aquí, ni siquiera sabe que Hope existe. 

Su expresión se suavisa y su mirada me transmite comprensión. 

— Entiendo, en este caso puedes pedir un traslado hacia tu hospital de preferencia allá, pero te recomiendo que esperes al menos una semana para estar seguros de que Hope podrá resistirlo, ahora mismo no creo que sea buena idea moverla, está muy débil. 

— De acuerdo.—asiento—. ¿Cree que pueda hacer una llamada?

Señalo el teléfono sobre la mesita de luz a un lado de la cama. El doctor Daniels asiente y se despide cordialmente de mi antes de salir de la habitación. Una vez sola tomo el teléfono y me debato a quién llamar, no recuerdo el número de Kai por más que intente recordar algún dígito, mi mente se encuentra en blanco. Así que marco el único número que se me viene a la mente, el de Virginia's. Apenas suena unas dos veces cuando escucho la voz de mi mejor amiga, Gina, quien trabaja en el restaurante desde hace dos años.

 — Virginia's Restaurant, ¿en qué puedo servirle? 

Aclaro mi garganta.

 — Gina, soy yo... Luna Rose. 

— ¡¿Luna Rose?!—chilla emocionada y luego comienza a parlotear sin control—. ¡No puede ser, Luna Rose! ¿Dónde has estado? Todos aquí hemos estado tan preocupados por ti, mamá se ha vuelto loca manejando el restaurante sin tu ayuda, mandamos a Jonny a buscarte a la casa de tu papá pero no había nadie.