Capítulo 24. Proceso de sanación.
KAI
Nadie jamás podrá entender el revoltijo de emociones que se encuentran acumuladas en mi pecho desde que me reencontré con Luna Rose y conocí a mi pequeña hija Hope, mientras abrazo a mi Bella Durmiente y sostengo la pequeña mano de Hope no dejo de pensar en lo malditamente afortunado que soy al tenerlas, no me quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si ellas no hubieran podido escapar del monstruo de Víctor Lorentz. Quizás él solo se hubiese deshecho de mi hija y se hubiera llevado a Luna Rose lejos de mi para siempre.
Beso la cabeza de mi chica valiente y respiro profundamente disfrutando de su olor, ella se siente tan pequeña y vulnerable entre mis brazos que deseo protegerla para siempre.
Me duele saber que todo este tiempo que me hizo pensar que estaba feliz al lado de alguien más ella en realidad estuvo sufriendo a manos de su propio padre, aún no termino de procesar todo lo que me confesó hace unos minutos. Tuvo a nuestra hija sola y soportó tantos meses de encierro y maltratos, mi corazón se oprime al verla tan delgada, las ojeras bajo sus ojos la hacen ver tan cansada pero su sonrisa luminosa sigue allí, el brillo en sus ojos celestes no es el mismo de antes pero parte de él también sigue allí y puedo jurar que sólo con ese brillo ella luce más hermosa que nunca. Mi hermosa.
Una hora más tarde la hora de visita termina y debemos despedirnos de Hope, una parte grande de mi corazón se queda con ella, no quisiera dejarla allí pero es por su bien, lo único que quiero es que esté sana y pueda ser una bebé normal para que pueda estar con nosotros como debe de ser.
Al salir de la habitación Luna Rose debe irse con una enfermera para que pueda sacar leche para Hope. Mientras tanto yo tomo asiento en una silla que se encuentra en el pasillo y la espero por varios minutos hasta que por fin regresa, una pequeña sonrisa adorna su boca cuando sus ojos y los míos se encuentran, ella se detiene enfrente de mi.
— La enfermera dice que el pediatra quiere hablar con nosotros sobre Hope, pero tenemos que esperar unos minutos porque se encuentra ocupado ahora mismo.
— De acuerdo, esperaremos entonces.—asiento.
Ella asiente también y se cruza de brazos sin saber qué hacer, reprimo una sonrisa y mis manos toman su cintura para jalarla hacia mi regazo, sus delgados brazos rodean mi cuello y esconde su rostro en la curva de mi cuello.
— Aún no termino de procesar que tengo una hija contigo.—murmuro soltando una risita.
Puedo sentir su sonrisa mientras acaricia mi cabello.
— Ni yo.—susurra—. Pero estoy feliz de tenerla y que tú seas su padre.
Mi pecho se hincha de orgullo, yo también estoy feliz de tenerla pero al mismo tiempo me entristece que Luna Rose haya pasado todo el embarazo encerrada y siendo maltratada por el desgraciado de Victor quien ni siquiera merece que le siga diciendo padre. Un verdadero padre jamás hiere a sus hijos, jamás los vende ni los secuestra, un verdadero padre ama a sus hijos incondicionalmente y los protege de todo el que les quiera hacer daño.
Ahora que existe Hope el solo pensar que algo la pueda dañar me enloquece, lo único que quiero hacer es construir un castillo de cristal solo para ella y protegerla de todo lo que pueda dañarla.
— Desearía que todo hubiese sido diferente, me hubiese gustado estar contigo durante el embarazo, haberte protegido de tu padre... haber llegado a ti antes que él.
Luna Rose se separa de mi para ahuecar mis mejillas entre sus manos y juntar nuestras frentes.
— Ya hablamos de esto, ya pasó lo que tenía que pasar y lo único que me importa ahora es que estamos juntos después de todo, los tres. Porque yo estoy segura de que Hope va a salir adelante y saldrá de aquí muy pronto.—murmura mirándome con esos ojos brillantes que tanto amo.
— Nada ni nadie nos va a separar de nuevo, hermosa.
De pronto sus ojos se oscurecen después de escucharme pronunciar aquello e intenta separarse de mi pero se lo impido apretando mi agarre a su alrededor, un siseo de dolor se escapa de sus labios y mis cejas se juntan en confusión.
— ¿Qué ocurre?—susurro mirándola sin entender su expresión de incomodidad y el gesto de dolor que cubrió su rostro cuando toqué su espalda.
— Nada...
— Luna Rose no me mientas, estoy cansado de las mentiras y de que me ocultes cosas. Por favor solo te pido que seas sincera conmigo, yo lo he sido contigo desde que te conocí, dime lo que pasa.
Ella traga fuerte antes de desviar la mirada hacia su regazo, gesto que siempre hace cuando se encuentra demasiado nerviosa e insegura.
— Cuando fui a buscarte a tu casa... Kelly estaba allí.—pronuncia en voz baja y entonces entiendo todo—.Ella me dijo que ustedes habían vuelto y que tú ya me habías olvidado, me prohibió acercarme a ti, de lo contrario dijo que me pondría una orden de alejamiento.
— ¿Qué? No, Kelly no pudo haberte dicho eso.
— ¿Es verdad que volvieron?—pregunta mirándome con una profunda tristeza que me rompe en corazón.
— ¡No! ¡Claro que no!
La confusión invade su mirada, suspiro acariciando sus brazos.
— Kelly solo está de visita en casa por el cumpleaños de mamá, ella la aprecia mucho así que la invitó a la pequeña reunión familiar que hicimos en forma de celebración. Kelly no es así, mi madre debe haberle contado todo lo que pasó entre nosotros y ella debe haberte dicho todo eso pensando que eres la mala persona que mi madre cree que eres. Todo esto es un enorme malentendido Luna Rose, yo sigo malditamente enamorado de ti como el primer día que te vi, jamás podría fijar mis ojos en otra mujer que no seas tú.
Ella sonríe tímidamente y yo no puedo evitar robarle un suave beso en los labios.
— Ahora déjame ver tu espalda.
Luna Rose se separa de mi rápidamente y niega con la cabeza con efusividad.
Editado: 20.06.2022