Rescátame

Capítulo 25

Capítulo 25. Enfrentando los demonios.

LUNA ROSE

Kai toma mi mano con delicadeza entrelazando nuestros dedos, nos encontramos de pie frente al lugar que fue mi infierno personal durante ocho largos meses. Mis ojos claros repasan cada centímetro de la cabaña grabando en mi memoria cada pequeño detalle de ella, desgastadas cintas policiales de color amarillo la rodean en señal de que la policía estuvo aquí hace tiempo, mi garganta se seca al ver el pequeño pórtico de enfrente donde me encontré cara a cara con mi verdugo. Mi pulso se acelera al recordar su mano aferrada a mi cabello mientras me arrastraba por todo el pasillo hacia el sótano.

— No tenemos que entrar Luna Rose.—murmura Kai apretando su agarre sobre mi mano.

Trago fuerte sin apartar la mirada del lugar.

— Tengo que hacerlo.

Con pasos inseguros comienzo a caminar hacia la cabaña, la madera cruje bajo nuestros pies. Mi mano temblorosa abre la puerta con lentitud y junto con mi rescatista me adentro al oscuro interior de la guarida de Víctor, todo adentro huele a polvo, a madera vieja y húmeda, no hay luz, lo único que ilumina el espacio es la luz del sol que se adentra a través de las viejas ventanas. Las velas que vi en el pasillo cuando escapé por primera vez se encuentran ya desgastadas, y un poco más adelante se encuentran las viejas escaleras que llevan hacia el sótano, junto con Kai bajo cada escalón sintiendo mis piernas temblar con cada paso que doy y al llegar al final nos encontramos con la desgastada puerta; tomando una bocanada de aire me acerco a ella y empujándola un poco logro adentrarnos hacia aquel lugar. Tanto Kai como yo no podemos pronunciar ni una sola palabra, ambos nos encontramos absortos en nuestros pensamientos mientras recorremos el oscuro lugar con la mirada.

Mis ojos arden cuando se fijan en la puerta trampa que se encuentra en medio del suelo, se encuentra abierta. Tal y como la dejamos el día en que casi pierdo a mi bebé.

— Allí es.—susurro soltando un momento la mano de Kai para dirigirme hacia ese lugar, él me sigue en silencio.

Bajo las empinadas escaleras con cuidado y entonces después de más de un mes de haber escapado vuelvo a la oscura habitación en la que mi propio padre me mantuvo cautiva a la espera del criminal que me quería como pago de sus deudas. Kai llega detrás de mi y sus ojos verdes miran con horror la diminuta habitación, y es que es tan pequeña que él incluso se ve gigante dentro de ella.

— No puedo creer que hayas estado aquí todo ese tiempo, y yo creyendo que estabas bien, que estabas feliz.—murmura con la mirada clavada en el viejo colchón que se encuentra en un rincón.

— Lo sé, pero ya pasó, ninguno de los dos tiene la culpa de lo que pasó, el único responsable de todo lo que sufrimos es Víctor y te aseguro que va a pagar por todo lo que hizo, la justicia se encargará de él.

Kai asiente sonriéndome levemente, suspiro repasando con la mirada el lugar, mi bolso con los vestidos de Lyla está desparramado a un lado del colchón, me detengo frente al pequeño inodoro y me acuclillo un poco para sacar una pequeña bolsita que escondí detrás de él, mi corazón da un brinco de alegría al ver que sigue allí. Me devuelvo hacia Kai y le sonrío con alegría a la vez que abro la pequeña bolsa y de ella saco el brazalete que él me regalo el día de mi cumpleaños hace tantos meses, el entendimiento surca el rostro de mi rescatista y no retiene una sonrisa mientras me observa colocarme el brillante objeto en mi muñeca. Lo había ocultado de la vista de Víctor porque sabía que si lo descubría me lo hubiese arrebatado y quizá hasta lo hubiese ido a empeñar con el fin de obtener dinero extra para sus vicios.

— Había olvidado por completo el brazalete.—pronuncia tomando mi muñeca para acariciar con la yema de sus dedos los tres dijes—. Ni siquiera me había dado cuenta de que no lo llevabas puesto.

— Lo escondí para que Víctor no me lo quitara, lo usaba cuando me sentía sola, en los momentos más difíciles en los que necesitaba sentirte conmigo... También guarde esto.

De la pequeña bolsa saco dos hojas de papel que se encuentran dobladas y algo arrugadas. Al extenderlas sonrío mirando los dibujos en ellas, Kai a mi lado suelta una risita ahogada.

— ¿Soy yo?

— Cuando estaba en el hospital solía intentar dibujarte, la mayoría de los dibujos eran un asco pero estos dos son los que mejor me salieron. Cuando te extrañaba solía sacarlos y mirarlos imaginando que algún día volvería a verte, mientras los observaba le contaba a nuestra Hope cómo nos habíamos conocido, le hablaba de ti todo el tiempo y ella se movía tan inquieta dentro de mi al escuchar las historias que le contaba sobre su papá.

Los ojos de Kai se humedecen, sus brazos no tardan en atraerme hacia él, nos fundimos en un fuerte abrazo. Siento como deja muchos besos pequeños sobre mi cabeza y la forma en la que su cuerpo se estremece ante todas las emociones que nos invaden a ambos, todo esto es demasiado fuerte como para que no nos afecte, pero estamos juntos, ya no estamos solos para enfrentar tantas cosas... ahora nos tenemos el uno al otro y somos más fuertes.

Unos minutos más tarde me separo de su cuerpo para recoger los vestidos de Lyla y meterlos en el bolso junto con los dibujos, al terminar de guardar todo regreso hacia Kai y tomo su mano con fuerza

— Ya vámonos de aquí, mi amor.

Él asiente dirigiéndome una dulce mirada, llegamos al pasillo en poco tiempo y caminamos hacia la salida de la cabaña lentamente, en mi interior todo ya se siente en calma, como si hubiese quitado un asunto pendiente de mis hombros. A mitad del camino noto por el rabillo de mi ojo una puerta semiabierta, mi corazón se acelera cuando alcanzo a ver del otro lado un escritorio con muchos papeles desparramados sobre él. Inevitablemente mis pasos se detienen de golpe, Kai me mira extrañado cuando me suelto de su mano y me dirijo a paso rápido hacia aquel lugar; algo dentro de mi me dice que allí puede haber algo importante, no tengo idea del qué pueda ser, pero le hago caso a mi instinto y me adentro sin más preámbulos al lugar.




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