El gran momento de la fiesta se realizaba y gran numeración de personas ya se hacía presenté, siendo recibidos por el rey Erick que en este momento estaba cara a cara con su posible consuegro.
-Rey Ursulo, le doy la bienvenida y déjeme decirle que odio a sus hijos y sí no fuese por la intervención de mis pequeñas, los tres ya estarían muertos.- dio la "bienvenida" el rey rubio.
-Veo que sigues siendo un viejo malhumorado.
Te advierto que sí uno de mis bebés tiene un rasguño por tu culpa, te eliminare del mapa, sin importarme que tu ejército sea mas númeroso que el mío.- dijo el rey Ursulo, sonriendo de manera malvada.
Nadie, absolutamente nadie además de él podía hacer sufrir de alguna manera a sus preciados hijos.
-Padre, por favor.- dijo Arturo, acercandose a su padre pero un extraño escalofrío recorrió su espalda.
El menor de los príncipes, volteó y en una parte de la gran sala, vio a la rara amiga de Candy, Luz, junto con el caballero negro, el primo de las princesas y futuro rey, Herald y a un hombre que lo veía con seriedad con sus extraños ojos rojos.
¿Por qué lo miraba con odio?
¿Será qué lo conocía pero no lo recordaba?
-No debí venir, todos me miran y hablan de mí.- dijo Samuel en un susurro, sintiendo las miradas a su alrededor.
El príncipe inútil que fue secuestrado por un dragón, ¿qué persona no sabría ya de su desgracia?
No sólo avergonzaba a su familia, también avergonzaba a las princesas y al rey Erick por ser una carga para ellos.
Iris que estaba cerca de su hermano, lo oyó y se acercó mas a él.
-Vamos, las únicas personas que llaman la atención aquí son Luz que acompaña al caballero negro, la reina Mon que ya esta dando suspiros de aburrimiento y Jax, que gracias a su maldición tiene la mirada de todas las chicas.- dijo la rubia, viendo con mirada amenazante a alguna de las chicas que veían a su hermano mayor sin contención.
¡Nadie con excepción de Andrea tenía permitido babear por Jax!
... ¿éso se oyó raro?
No, seguro sólo fue su imaginación.
-Mis hijas tuvieron... ciertos inconvenientes pero ya deberían estar por bajar.- explicó el rey Erick, conteniendo su enojó.
¿Cómo podría estar toda ésa fiesta, viendo como tres... "príncipes" coquetean con sus pequeñas?
No los podría matar por haber mucha gente importante presenté, así que se tendría que tragar todo... sería una noche muy larga.
-¡Ya llegó por quien llor... ¡Ah!
Las miradas de todos se dirigieron hacía las escaleras, para ver como las tres princesas se hacían presentes.
La princesa Andrea, tenía su largo cabello rubio, suelto y con brillo, llevando un vestido rosado y cubriendo su rostro sutilmente con un abanico.
La segunda princesa, Stephanie, parecía caminar con algo de dificultad como sí no estuviese acostumbrada a usar sus propios calzados o ése bello vestido celeste, y tenía su cabello recogido.
Y por último, la mas joven de las princesas, Candy, quien llevaba un vestido amarillo, elegantes guantes blanco y.... ¿zapatillas?, iba acariciando su brazo como sí alguien le hubiese golpeado por anunciarse de ésa manera al principio.
-Es hermosa.- susurro Jax, con la mirada pérdida en la mayor de las hermanas.
-No creó que yo deba estar aquí.- dijo Samuel, agachado la mirada con algo de miedo.
-Veo que en está fiesta hay muchas chicas bonitas.- dijo Arturo, mirando alrededor.
El gran momento de la fiesta donde tendrían que bailar con las princesas, había llegado y ninguno la tenía fácil.
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.
Andrea se encontraba caminando entre la multitud, buscando al príncipe Jax.
Seguro que por su maldición, tendría a muchas chicas bonitas detrás de él.
No conocía mucho sobre la historia del chico pero, ¿será qué tuvo novia?
Con todas sus fans, era lo mas seguro.
¿Y sí entre todas las chicas encontraba a una que le guste realmente?
Éso no le sorprendería, después de todo, ya llevaba varios minutos buscándolo y no veía señal de él.
-¡Pshh! Andrea, por aquí.
La chica oyó su nombre y volteó, buscando a quien le habló pero no vio a nadie.
¿Será qué le estaban jugando una broma?
-Debajo de la mesa de aperitivos.
La rubia, volteó en dirección de dicha mesa que estaba cerca de ella y se acercó.
Podía ser sólo su imaginación pero podía jurar que ésa era la voz del príncipe Jax.
La chica llegó a su objetivo y se agachó levemente, con algo de cuidado y el mantel fue levemente levantado para verse el sonriente príncipe.
-Hola.- saludo el chico con una pequeña sonrisa nerviosa.
La princesa iba a decir algo, pero antes abrió su abanico y lo puso delante de su boca.
-¿Qué haces ahí abajo?- preguntó ella, curiosa.
El pelirrojo asomó su cabeza a los lados y al ver lo que buscaba, señaló con la mirada.
Andrea vio lo que señalaba el chico, viendo a un grupo de chicas, buscándolo.
Ahora todo tenía sentido, su maldición hacía efecto con gran fuerza.
-Ven, hay suficiente espacio para ambos.- dijo el chico, levantando el mantel mientras sonreía de manera algo forzada al darse cuenta de lo que dijo.
¿En verdad estaba invitando a una princesa a meterse debajo de una mesa con él?
No tenía muchas experiencia lidiando con chicas, pero algo le decía que éso no era para nada romántico.
Andrea que claramente no le gustaba la idea, lo miró con disgusto pero accedió a la invitación, rogando que nadie la vea (lo hicieron) o su reputación sería dañada.
La chica se sentó a lado de su posible prometido y lo miró, sin bajar su abanico.
-Supongo que no podremos bailar, ¿verdad?- preguntó con algo de disgusto pero felíz en el fondo ya que... no quería que el chico vea su rostro completamente en ésa noche.
Estuvo tan emocionada, haciéndose cargo personalmente de organizar todo, y gracias a Candy...
Algún día, se iba a vengar.
-Lo siento, no podremos pasar tiempo en paz gracias a que mi padre no me permitió usar una máscara, pero... no me molesta que bailes con alguien mas, ve y diviertete.- dijo el chico con una sonrisa débil y dulce.
Editado: 14.05.2021