Rescatando a los príncipes

Aroma equivocado

La fiesta estaba llegando a su fín, ya habiéndose ido gran parte de los invitados y ellos dos, decidieron alejarse de todos y pasar tiempo juntos.

-Gracias por ayudarme con ése tipo, realmente, no quería bailar con nadie que no sea usted, mi príncipe.- dijo Stephanie, tomando la mano del chico que se puso rígido y desvío la mirada.

Una chica bonita se estaba fijando en él, no en uno de sus hermanos como siempre solía ser.

-Yo... yo... yo.

Y no tenía ni la menor idea de lo que debía decirle a una chica y mucho menos a una princesa.

¿Y sí decía algo grosero y ella lo odiaba?

No quería que ella lo odié, quería que su relación siga creciendo.

Stephanie al ver lo inseguro que estaba el chico, le iba a decir algo pero fueron separados.

Samuel volteó a ver que sucedía y se sorprendió al ver al tipo de la fiesta, abrazando a Stephanie con su brazo izquierdo y mirándolo con arrogancia.

-Un ogro como tu no debería tocar las puras manos de una bella princesa como ella.
Hazte a un lado que yo me haré cargo de ella.- dijo el conde, antes de ser empujado por la princesa que estaba algo molesta.

-¿Por qué nos fastidias tanto?- preguntó la chica, acercándose al príncipe Samuel que aún no salía de su asombro.

¿Lo llamaron ogro?

¿En verdad era tan feo?

-Veo que no fui reconocido...

El hombre se arrodilló como todo un caballero mientras tomaba la mano de la princesa, ignorando totalmente a Samuel.

-Yo soy un dragón, el dragón que la capturó hace tiempo.
Es atrevido de mi parte pero desde el inició me enamoré de usted.
Fue amor a primera vista.- aclaró el hombre, dejando a ambos en shock.

¿Qué fue lo que dijo?

-¿D-de qué hablas?- preguntó Stephanie, algo asustada.

Literalmente, el dragón la comió así que desarrolló un pequeño trauma.

El hombre se puso de pie y mostró su mano izquierda, cambiandola a una apariencia como la de un dragón.

-Verán, los dragones podemos adquirir forma humana cuando queremos.- explicó con simpleza mientras sonreía.

Quizás en su forma monstruosa no llamaría la atención de buena manera, pero con ésa forma, seguro que la bella princesa Stephanie se enamora de él.

-A mí nunca me cazó un dragón.- dijo la chica, aún algo sorprendida por semejante revelación.

-No intenté ocultarlo, los dragones podemos sentir el aroma mejor que nadie, inclusive el de una princesa.
Aquel apestoso caballero la quiso apartar de mi lado pero usó una espada común y no una encatada por lo que pude regenerarme.- explicó, mirando al príncipe con seriedad.

Un ogro olía mejor que ése tipo, así que instantáneamente se ganó su odio.

Samuel parpadeo, entendiendo todo e iba a hablar por primera vez.

-Y-yo...

-Y siempre la veo con éste tonto príncipe así que es fácil de darme cuenta de que es el caballero de aquella vez.- interrumpió el hombre dragón, mirando a Samuel con desprecio.

La princesa Stephanie olía a rosas primaverales mientras que ése tipo olía a ogro cuando usaba la armadura de caballero.

-Te lo aseguró, ella será mía.- afirmó Draco, con decisión.

Stephanie, dio un suspiro profundo y se acercó al conde con una sonrisa.

-Oye, ¿y sí verificas mejor los aromas?- preguntó la chica mientras se cruzaba de brazos.

No diría nada sobre el aroma por que usar una armadura con tanto calor, no haría que alguien huela a rosas.

-Como guste bella princesa, por usted haría lo que...

Y el ser que decía ser el dragón, al verificar los aromas nuevamente, quedó en shock.

Éso... éso tenía que ser un error de su olfato, ¿verdad?

-¿Por qué siento los aromas equivocados en ustedes?- preguntó el hombre, algo nervioso.

Seguro que todo tenía una explicación lógica, todo siempre tiene una explicación lógica.

-Por que yo fui el caballero de aquella vez.- dijo la princesa, con una sonrisa burlona.

-Pero éso significa que...

El hombre, con sus ojos dorados miró al príncipe como a su presa para ver como él le sonreía nervioso y le saludaba con una mano.

-Y-yo... puedo explicar por que tenía un vestido. - dijo el príncipe.

El hombre, ése pobre hombre dragón se dio cuenta de todo y se arrodilló en el suelo mientras cubría su rostro, humillado como nunca antes.

-¡¿Por qué rayos ibas de princesa?!
¡Yo, el gran Draco, seré el hazme reír de los demás dragones sí se enteran de esto!- gritó, sin ganas ni siquiera de vivir.

Entonces, éso significaba que llamó apestosa a una hermosa princesa.

-Bueno... creó que necesitan un tiempo a solas para hablar de sus sentimientos y ésas cosas, así que yo me...

-¡Algún día me vengare de ti por atreverte a engañarme!

Gritó el hombre, interrumpiendo a la princesa Stephanie mientras se ponía de pie, haciendo que le aparezcan alas y así saltar por una ventana e irse volando.

-¡Wow! Mi rival acaba de saltar por la ventana y se fue volando.- dijo la chica, aún con una sonrisa en su rostro.

Ésa noche sí que fue muy alocada.

-Por favor, no le digas a nadie de esto.- pidió Samuel, sonrojado de la vergüenza.

No sólo fue secuestrado por un dragón mientras vestía de princesa, también su aroma enamoró al dragón.

La mala suerte, siempre tomandole de la mano.

-¿No deberíamos de preocuparnos por que un dragón anda suelto como sí nada mientras finge ser humano?-preguntó el chico, intentando cambiar lo mas rápido posible la conversación.

Definitivamente ésa era la quinta peor cosa que le pasaba en su vida hasta ahora.

-No, mientras no haga nada malo no importa, además posiblemente el pobre necesita terapia.- respondió la princesa, mirando con una sonrisa al príncipe Samuel que se cubrió el rostro de la vergüenza.

Algo le decía que ella lo molestaría con éso por un largo tiempo.

Bueno, al menos, así la brecha que los separaba, disminuyó más y más.



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En el texto hay: fantasia, principes, princesas

Editado: 14.05.2021

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