Rescatando a los príncipes

Reencuentro

Las cosas por fin estaban ya más tranquila, y ahora los príncipes se encontraban en la habitación que les fue asignada, relajandose.

-¡Ella sí quiere, ella sí me quiere y está dispuesta a ser mi prometida! ¡Soy el hombre atractivo más felíz del mundo!- dijo el príncipe Jax, mientras bailaba con su almohada.

Quizás Andrea no era la chica que tanto soñó, pero era la chica con quien ahora soñaba y quería estar por el resto de su vida.

¡Sus hijos se llamarían Lució y Leonidas y sus hijas Jacqueline y Jazmín!

-Yo... creo que... le gusto a la princesa Stephanie, a pesar de ser un feo ogro.- dijo Samuel, con una pequeña sonrisa y su mirada gacha, sentado en su cama.

Los monstruos feos también podían enamorar a alguien, éso era... agradable.

-Sam, no arruines el ambiente con tu bajo autoestima.
Sí yo soy hermoso, ninguno de mis hermanos es feo; los tres sonos atractivos, sobretodo yo.- dijo Jax, animando a su hermano.

Sí él le decía a alguien que es atractivo, es por que es atractivo y punto.

-Yo... lo arruine con Candy por mis tontos ideales, ¿verdad?- pregunto Arturo, en voz baja.

Jax y Samuel, miraron a su hermano menor, muy sorprendidos.

El terco y orgulloso Arturo, ¿se veía arrepentido?

Ambos hermanos mayores se miraron entre sí y dieron un suspiro antes de acercarse a su hermano menor y sentarse a su lado.

-Oye, puede que aveces seas un patán por tus ideales de abuelo hacía las princesas, pero no todo está perdido con Candy.- dijo Jax, algo sorprendido.

No esperaba que su hermano en verdad sí sintiese algo por Candy, así que estaba sorprendido.

-Yo... sí yo puedo, tu también puedes, así que animate.- dijo Samuel, no sabiendo muy bien como animar a su hermano menor, pero como mayor, debía intentarlo.

Arturo, miró a sus hermanos con sorpresa, hasta entender lo que decían.

-Oigan, oigan, oigan, sólo para aclarar, no me gusta Candy, sólo me siento mal por ser rechazado por una bruta como ella.- exclamó el príncipe menor mientras sus hermanos lo veían con seriedad.

La puerta de la habitación se abrió, pasando Candy con una gran sonrisa que se borró al ver como Jax y Samuel, parecían estar matando a almohadazos a Arturo.

¡¿Y no la invitaron?!

Que groseros al no pensar en el prójimo.

-Oigan, Luz vino de paseó... otra vez, y como nunca fue a ninguna feria, la vamos a llevar.
Sí quieren ir, terminen de matar rápido a Arturo y luego vamos.- dijo la chica antes de cerrar la puerta e irse.

Jax y Samuel, dejaron de golpear a su hermano con sus almohadas y se miraron, nerviosos.

¿Salir con las princesas?

¡¿Éso era una cita?!

¡¿Tendrían una cita con las princesas?!

Debían arreglarse y rápido, luego podían darle su merecido al tonto de Arturo.
.

.
El reencuentro más esperado se llevaba a cabo en ése momento.

Draco, el dragon en su forma humana, veía con seriedad al príncipe Samuel, que sonreía algo nervioso mientras la princesa Stephanie lo protegía.

-Así que... ¿eres una super iguana que escupe fuego?- pregunto Candy, rompiendo ése nada agradable ambiente de reencuentro.

El hombre, miró a ésa chica que parecía no tenerle miedo, y dio un suspiro con fastidio.

-Soy un dragon, un temible y aterrador dragon que es capaz de destruir un reinó enteró sí así lo desea.- respondió con aires de grandezas mientras veía a ésa fastidiosa princesa de cabello castaño.

Su personalidad le recordaba a la de Luz, pero... peor.

-¿Destruir reinos? Genial, eres lindo, intimidante y fuerte, respeto éso.- dijo la menor de las hermanas mientras le daba un leve golpe en el hombro al dragon que le dio una mirada fulminante.

Samuel, apoyo sus manos sobre los hombros de Stephanie, asustado.

¡¿Qué Candy quería que ése dragon se enfade y los ataque?!

Quizás Luz lo podía controlar, pero tenía la boca tan llena de comida que no podía ni hablar.

-Fuerte es quedarse muy cortos para describirme.- dijo Draco, dándole una feroz mirada a Samuel, antes de sonreír malvadamente.

Ya no le importaba ése cobarde príncipe y ésa princesa caballero, pero le gustaba burlarse de los demás.

-Veo que sigues ocultandote detrás de tu princesa.- dijo el temible dragon, mirando a Samuel como sí fuese un insecto.

El príncipe, agachó la mirada, algo asustado y no diciendo nada.

Ése tipo era muchas cosas, pero decía la verdad.

-¿Algún problema con éso?- pregunto Stephanie, haciéndole frente al hombre dragon.

-No, sólo me parece adorable, además, ya sé quien será el alfa en su relación.- respondió Draco, con una sonrisa burlona.

Princesa y dragon intercambiaron miradas, ella enfadada y él con burla, generando una enorme tensión en el ambiente.

-¡Bueno!... ¿vamos saliendo?- pregunto Andrea, metiéndose en el medio, intentando finalizar ése incómodo reencuentro.

-¡Sí! Yo pidió al dragon.- dijo Candy, agarrando el brazo de Draco.

Todos, la miraron con espanto por ser tan atrevida, pero ella no le dio importancia.

-¿Por qué querría ir contigo?- pregunto el de ojos dorados, con fastidio.

Sólo tenía que mover su brazo con algo de fuerza y ésa chica iba a perder su vida.

-Lo siento, tienes razón, un fuerte dragon no se atreve ir conmigo y perder en cada juego, porque su frágil orgullo sería herido.- dijo la menor de las hermanas, soltando al hombre y ocultando sus manos tras su espalda.

El dragon con forma humanoide, la miró fijamente, con su ceño fruncido.

-¿En verdad cree que ésa tonta e infantil provocación va a servir?- pregunto, con su paciencia al límite.

En toda su vida, nunca nadie se atrevió a hablarle como ella lo hacía y realmente no le gustaba.

Era un ser superior, merecía ser respetado y temido, no recibir las palabras vulgares de una princesa sin clase.



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En el texto hay: fantasia, principes, princesas

Editado: 14.05.2021

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