Resilencia

P r o l o g o.

El carro corría a alta velocidad, el viento susurraba por el costado mal cerrado de la ventana y alborotaba la cortina con suaves movimientos. Me obligue a no abrirla para volver a cerrarla, mis palmas sudaban y sentía un dolor en pecho que asumía que era por la charla, por ser tan inútil como Reina. Un chillido susurro a la par que el viento y fruncí el ceño mirando a mi tío que no llego a hablar antes de que el carro chocara contra algo duro y volcara sobre su costado. 

El duro vidrio golpeo con fuerza contra mi sien y el dolor estallo en toda mi cabeza, hice una mueca de dolor y alce las manos para cubrirme justo cuando este se agrietaba y estallaba contra mi mejillas, cortando la piel de mi rostro y dejándome tanto ardor que el pánico que ya sentía arranco un grito desgarrador de mi pecho. 

Los caballos seguían andando y el suelo rayaba mi mejilla y mi hombro junto con los cristales que quedaron. No podía abrir los ojos pero sentía tanto miedo que aunque hubiera podido no los hubiera abierto. Grite y los vidrios cortaron mis labios. La tierra bajo mi rostro quemaba en mis heridas y las lagrimas que caían de mis ojos no hacían mas que agravar el dolor. 

 El dolor se extendió por mi cuerpo al igual que el pánico, oí un grito a lo lejos pero el carruaje no se detuvo, los caballos siguieron andando y parte de mi rostro fue arrastrado por el suelo, sobre los vidrios de la ventana y las piedras que había sobre el camino.

No me atreví a abrir los ojos cuando el carro dio una sacudida y los cascos de los caballos se oyeron fuera luego de un relincho, alejándose. El suelo bajo mi rostro se detuvo de a poco hasta quedarse estático y tan solo podía escuchar mi acelerada respiración en mis oídos mientras los sollozos peleaban por abrirse paso entre mis respiraciones. Las lagrimas me hacían gritar sobre las heridas abiertas y mi pecho se apretaba con tanta fuerza que respirar se me hacia cada vez mas difícil.

Grite alzando el hombro sano y colocando la palma sobre la tierra y los vidrios, el dolor estallo en todo mi cuerpo cuando gire la cabeza unos centímetros y los sollozos rompieron con todo mi cuerpo. Había algo en mi cuello, podía sentirlo derramándose por mi garganta, y me obligue a abrir el ojo izquierdo, el sano, mirando en los bordes puntos negros que me invadían de a poco, amenazantes, y a la mitad inferior de mi Tío Racon fuera de la ventana del otro lado del carruaje, inmóvil. 

Quise llamarlo, abrí los labios y una mueca escapo por el dolor, pero aun cuando grite tan fuerte que mis cuerdas vocales parecieron tensarse hasta romperse él no se movió. El goteó incesante en mi cuello era su sangre que caía de su estomago perforado de lado a lado y dejaba un camino escarlata hasta mi oreja.

Y por ultimo mi ojo no aguanto mas y el negro me invadió, cegándome por completo. Los apreté y el dolor estallo de nuevo en toda mi cabeza, en mi cuerpo. Mi ojo derecho ardía como fuego por cada lagrima.

Iba a morir, lo sentía, llore por ello como nunca había llorado y por cada gota de sangre que se derramaba fuera de mi y sobre mi rece a cada dios y deidad que conocía. Rogué que alguien, sea quien sea, nos haya visto, que nos rescate, suplique en silencio que solo fuera un sueño aun sabiendo que no lo era. Nunca había sido capas de sentir tanto dolor. 

Volví a abrir los labios, ahora húmedos con sangre y saliva, llore y el sollozo raspo mi garganta como lija. Alguien tenia que ayudarnos, pensé, alguien tenia que haber visto ese accidente. Pero por los minutos que siguieron, el eterno pasar del tiempo que solo alargaba mi dolor, mi desesperación, nadie hizo presencia. 

El suelo volvió a raspar mi rostro y el vidrio corto mas profundo la piel a carne viva de mi rostro. Gemí y llore de tanto dolor, la garganta me raspo e intente moverme para salir de ahí. Pero no podía, era imposible y mis ojos ya no servían. La sangre inundaba mis fosas nasales y el sabor metálico en mi boca no hacia mas que alterarme. 

No quería morir. 

Apoye la mano en el suelo llorando y gritando, cortándome la palma con los vidrios mas pequeños, intente levantarme pero el dolor me lleno de miedo. El dolor rompió mi cordura y las lagrimas comenzaron a salir mas seguido, haciendo que el dolor de mi ojos derecho se intensifique y mi cabeza parezca a punto de estallar.

Abrí la boca para pedir ayuda, pero algo en mi garganta no me dejo hablar. Un enorme nudo. O quizás un vidrio, algo que me mataría por donde, lentamente.

Apreté aun mas los ojos, iba a morir y lo ultimo que sentiría seria ese infernal dolor. Pero llego un punto que ya no pude pensar, de alguna forma mi mente se puso en blanco de tanto dolor y un mareo me golpeo con tanta fuera que no pude reconocer mi mano frente a mi, mi tacto en mi frente, la sangre que se derramaba. Me veía desde afuera de mi cuerpo. 

 

 

El frio me envolvió de arriba a abajo y mi respiración se agito de golpe, tenia frio y calor al mismo tiempo y no me atreví a abrir los ojos cuando  tan solo alzar el brazo encendió una llamarada de dolor en mi cuerpo.




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