Mi cuerpo no podía creer lo que estaba haciendo mientras veía como la puerta se cerraba a las espaldas de mi Nodriza y se oían los pasos alejarse tan solo segundos después. No me había dado cuenta de cuento había pasado desde la última que la vi hasta que no estuvo parada frente a mi con el rostro lloroso e hinchado.
-Su padre solicita verla.- Informo antes de irse tan rápido como vino, enterrando la cara en ambas manos para llorar en privado.
Pero yo solo me quede preocupada por como la había visto, por verla en si. ¿Por qué la mandaría mi padre a hablar conmigo y no vendría él por su cuenta?¿O por que no mandaba uno de sus centinelas?.
Estaba confundida y preocupada.
Infle el pecho y me encamine hasta la puerta, la abrí y me tope con la incomoda cara de Alex. Parpadeé y mire a Ben sonreír por detrás de su amigo, alzo ambas cejas y yo solo rodé los ojos conteniendo una sonrisa mientras me apartaba para que él pase.
-Princesa...
-¿Alex?.-Pregunte cerrando la puerta para no tener que ver la cara de Ben, casi podía ver su mueca.
El guardia frente a mi suspiro.- Su padre quiere verla.
-Lose...
Y luego, se produjo un silencio incomodo, algo que no pasaba hace mucho, en la que él me miraba con lastima fijamente y yo sentía como el miedo crecía en mi cuerpo y amenazaba con hacerlo temblar. Trague saliva y por fin lo vi avanzar hacia mi, tomarme de los codos y conducirme con dulzura hacia las sillas donde habíamos estados sentados con Ben.
-¿Qué pasa?.-Pregunte cuando me indico que me sentara, me trataba con tanta delicadeza, como si fuera a romperme en cualquier momento, y eso me alteraba.
Se sentó frente a mi, suspiro y se inclino cerca con la incomodidad en el rostro, parecía como si quisiera no decir algo pero debía hacerlo.
Lo vi tragar saliva.
-Rebeca.-Comenzó temblando, quise tomar sus manos para intentar tranquilizarlo pero me contuve.- Van a hacerle el velorio a su hermana.
Y entonces entendí su intranquilidad.
El alma de se me cayo a los pies mientras me levantaba y caminaba a la ventana sin poder quedarme quieta, sintiendo dentro de mi pecho mi corazón detenerse por la noticia, por la sorpresa.
Había olvidado el baile. Su cuerpo envuelto en una sabana blanca caer desde grandes alturas, el grito ahogado. Todo se había nublado por un momento y hacia que ahora el dolor fuera mas fuerte.
No pude sentir las lagrimas hasta que ya se derramaban, hasta que estaba mirando la ventana con el dolor rompiendo todo dentro mío. Mi cuerpo temblaba sin que lo sienta y el frio me calaba los huesos con brutalidad.
Solloce y Alex me abrazo por detrás, sosteniéndome para que no caiga.
Me volteé y me abrazo aun mas fuerte. Tape mi rostro con mis manos sintiéndome incapaz de que me vea así, que sienta el dolor. Quería a mi hermana de vuelta. Ella era tan chica, tan solo cinco años, que no creía que se haya ido, que me haya dejado.
Gemí llorando, recordándola, cada uno de sus juego, de sus palabras. Sentía tanto dolor en el pecho que no podía soportarlo. En nudo en mi garganta me asfixiaba y me sentía tan pequeña, tan débil.
No podía controlarme, no sabia como iba a hacerlo pero había una voz en mi cabeza, algo malo y oscuro, que me atormentaba, y en aquel momento tan solo repitió lo que yo sabia. Me dolía escucharla, mirarla en mis recuerdos.
Y así nos quedamos hasta que las lagrimas se secaron, ya no creía tener mas lagrimas para derramar pero aun así sentía mis mejillas ardiendo y mis ojos hinchados, casi no podía abrirlos. Tenia los labios hinchados y no sentía ninguna parte del cuerpo. El dolor en mi cabeza amenazaba con tumbarme y parecía que había tragado tierra por que mi garganta estaba seca.
Quite mis manos de mi rostro y las envolví alrededor de Alex.
Él suspiro y me apretó aun mas contra él. Temía que se fuera y lo abrace con fuerza para no romperme. Trague salvia con la garganta hinchada y pastosa, alce los ojos para mirarlo, parpadeando por la hinchazón y vi en sus ojos el preocupación y el dolor que sentía por verme.
Los abrace de nuevo y él beso la cima de mi cabeza como hacia últimamente, y me tranquilizaba. Cerré los ojos y llore un poco mas en silencio.
Zenia no se merecía eso.
-Alex.- Mi voz salió rasposa cuando lo llame. Apreté los ojos y volví a abrazarlo con mas fuerza.- No puedo ir.
-Rebeca.- Sus brazos se aflojaron pero no me aleje de él, no podía ver de nuevo el dolor en sus ojos. Suspiro y su voz salió dulce, desenredándose de mi.- Mírame, por favor.
Comencé a temblar.- No puedo, Alex, no puedo.
Tomo mi rostro entre sus manos, tan suaves como las recordaba la ultima vez, y me obligo a mirarlo a la vez que mas lagrimas se derramaban por mis mejillas. Solloce de nuevo, triste y dolida, mirándolo solo con las esperanzas de que vuelva a abrazarme y que el tiempo se detenga. Que el dolor se vaya y mi Zenia vuelva.
- No puedo, Alex, por favor.- Suplique con los ojos clavado en los suyos. Parecía que también iba a llorar y mi voz se quebró aun mas por el nudo que se alzaba en mi pecho.- No pue...
Y de repente sus labios me interrumpieron, posándose sobre los míos con ferocidad y besándome con furia y pasión. Había tirado de mi rostro hacia el suyo y solo tarde unos segundos en responderle, desesperada por él. Como él. Sujetándolo pare que no se vaya, no se aleje de mi.
Mi corazón galopaba con fuerza dentro de mi pecho y sentía cosquillas en todo el cuerpo, mi mente dormida, la calidez subiendo de mis pies a mi cabeza y el cuerpo mas liviano.
Cerré los ojos con las manos sobre las suyas.
No había sido como en el baile, sus pasos a la par que los míos y yo flotando en una nube de sensaciones, era como una sensación indescriptible que estallaba dentro mío como una bomba, como un volcán.
-Yo se que podes, Rebeca.- Susurro contra mis labios cuando nos separamos para respirar. Su respiración choco contra mis labios y abrí los ojos para mirarlo, había un brillo raro en sus ojos, hermoso, fugas. Y volvió a besarme antes de separarse y volver a abrazarme contra si.