Lo primero que hice luego de escuchar a la reina fue salir corriendo de la casa buscando a Rebeca.
-¡Rebeca!.- Llame acelerado mientras corría alrededor de la casa sin encontrarla. De repente se oyeron los cantos de los pájaros y bufidos de cerdo que fueron lo que me llevaron hasta la ducha donde Watson se peleaba con los pájaros que bajaban a acicalarlo.-¡REBECA!.- Abrí la puerta de la ducha y me la encontré a medio desnuda con solo una toalla a su alrededor. Me miró con las cejas alzadas antes de que cierre la puerta de golpe sintiendo tanto calor que iba a incendiarme.-No puede ser, lo siento.
Pasaron unos segundos en los que quise que la tierra me tragara hasta que la puerta se abrió.
Me miró cansada y suspiro.-¿Qué paso?.
Retrocedí.-Lo siento yo...
Le quitó importancia con la mano, se la veía aún enojada y sabia por experiencia que no debía seguirla toreando.
Suspiré, tampoco es como que me guste muchos estar enojado con ella.
-Tienes que hablar con la reina Thea.
Me lanzo una mirada de odio.
-¿Por qué?¿Volvió a tratarte mal?¿Ahora necesitas mí ayuda de nuevo?.- Estaba herida, lo sabía, pero esto era más importante.
La tomé por los hombros. -Tiene información sobre la princesa June. Dice que volvió al castillo...
Mantener quieta a Rebeca era casi imposible, lo sabía, pero está vez es diferente y justificable.
-Quédese aquí con Watson.- Le comunique a la reina mientras la veía a Rebeca mirar la ventana cada dos por tres revisando el sol encima de nuestras cabeza esperando que baje un poco para poder ir al castillo en el horario que más vacío estaba.
La reina miro al cerdo con asco y suspiré, ojalá pudiera llevármelo con nosotros.
Rebeca se volteó hacia mí preocupada.-No hace falta que vengas.
Negué.- Quiero y voy a ir contigo, eso está fuera de discusión.
Sabia que debía seguir enojada pero después de escuchar las disculpas de la reina por mí, por ella y por William, además de los halagos a su padre y la información sobre la princesa June, pareció un tanto más tranquila conmigo.
Me miró agradecida y se agachó junto al cerdo para acariciarlo detrás de la oreja, pasaríamos más tiempo lejos y pensamos en dejárselo a Jonas pero como explicaríamos que no pudimos comerlo y que a cambio lo adoptamos.
-En la heladera está su comida en una olla, son sobras pero le encantan.- Indique a la reina incomodo ¿Ella sabría que era una heladera o como hacerlo?.- ¿Sabe que? me parece que se lo voy a dejar afuera, es una olla.
No quería que Watson muriera de hambre.
La reina me lanzo una mirada de odio.-Puedo encargarme de un cerdo y su comida.
-Bien.- Rebeca se levantó de despedirse de Watson y nos miró.- Nos vamos.
Asentí y la seguí preocupado por todo.
Era estúpido decir que era solo por la reina, o por Rebeca o por Watson. Todo me preocupaba.
Me pare junto a la pared al lado de Rebeca, ella me miró y tomo mí mano con el rostro cargado de preocupación y dolor.
Le di un suave apretón y atravesamos el portal juntos.
Al entrar al castillo lo primero que vimos fue la enorme multitud en el enorme salón principal y el pasillo enorme con alfombra roja hacia el podio del rey.
Rebeca a mí lado parecía ansiosa y miraba a todos lados casi descontrolándose por encontrar a su hermana cómo la reina había dicho.
Soltó mí mano y avanzó unos pasos.
-¡JUNE!.- Su grito retumbó en todo el salón y la música se detuvo a la vez que todos se giraban hacia nosotros. Rebeca los ignoro mirando únicamente a la delgada y pálida muchacha de vestido violeta, enorme, justo entre William y el rey.- ¡JUNE!.- Su voz se quebró.
Su hermana le lanzo una mirada intentando identificarla y casi me asusté de verlas tan parecidas entre ellas.
-¿Que haces aquí?.- La voz de la princesa salió divertida, casi malvada, cuando avanzó un paso hacia nosotros.- Primero nos abandonas, huyes ¿Y luego vuelves a quitarme el título de nuevo?.
Aún diciendo todo eso Rebeca no podía dejar de mirarla con los ojos llenos de lagrimas y felicidad. Un nudo se alzó en mí garganta y quise tomar su mano, pero no me atreví, no enfrente de tanta gente mirándonos curiosos, sorprendidos y expectantes.
-No lo puedo creer.-Susurro Rebeca y lágrimas se escurrieron de sus ojos caminando hacia su hermana, la seguí.-¡June!.
-¡ERES UNA EGOÍSTA!.- Y de repente alzó el pie y lo golpeó con fuerza contra el suelo delante de ella moviendo ambos brazos hacia arriba con las manos como garras.
Trague saliva sintiendo que algo raro iba a pasar, que ella no nos miraba con cariño precisamente.
A su lado dos enormes remolinos negros comenzaron a crecer y todos en la habitación escaparon tan rápido como podían gritando despavorido.
El viento azotó todo alrededor y casi me lanza lejos cuando la princesa dirigió los tornados en nuestra dirección.
-¡REBECA!.- Grite. La chica a mí lado aún permanecía mirando la escena solo que ahora tenía la iracunda vista fija en rey, su padre.
Bajo mis pies se abrió un óvalo que me lanzo lejos del salón, a el piso de arriba, justo al lado del balcón.
Me levanté del suelo y corrí hacia la ventana para ver cómo Rebeca abría paredes de cristal quebrado deteniendo los tornados y las impulsaba hacia su padre y William con el viento alborotando su cabello y dejando a la vista su ira.
La princesa se interpuso y de un solo manotazo deshizo la pared de su hermana, pero Rebeca había desecho la pared.
No quería lastimar a su hermana.
-¿¡COMO TE ATREVES!?.- June volvió a golpear el piso y otro tornado se alzó frente a ella pero Rebeca ya había desaparecido dentro de un portal.
Mire al rey y detrás la chica que amaba acercándose con una espada y el rostro tan serio que daba miedo.