Resilencia

t r e i n t a y c u a t r o

Caer del otro lado fue como dar una enorme bocanada de aire después de ahogase en agua, como abrirse el pecho con un abrelatas y dejar que todo el oxigeno te alimente. 

El peso de los Doblegadores quedo fuera de mi cuerpo al instante y el dolor del desgarre de la bala se intensifico dejando puntadas en todo mi hombro. 

Suspire para concentrarme, cerré el ovalo y gire al cabeza.

—Mike.—Llame al chico inconsciente al otro lado del callejón. El corazón me golpeaba con fuerza en el pecho, aun había adrenalina dentro de mi sistema y sentía un nudo en la garganta mientras me acercaba a él para comprobar que no le paso nada, que estaba bien.

Lo gire de los hombros para que quede boca arriba ignorando sus gemidos de dolor, vi su pecho subir y bajar, dándome tanto alivio que caí sentada hacia atrás y todos los músculos de mi cuerpo se hicieron puré en instante.

Sentir el peso de los Doblegadores era igual a no dormir ni comer por varias semanas, quedaba en tu cuerpo una huella de cansancio aun después de que haya pasado cierto tiempo. Lo ojos me pesaban y sentía el pecho rasposo y adolorido por el esfuerzo sobrehumano que hice para hacer los óvalos y los escudos.

Enterré la cabeza entre las manos y cerré los ojos un momento para descansar.

—Princesa.— La voz de Mike me llamo a eso de media hora, o lo que yo sentí como media hora intentando no dormirme y romperme la frente contra el suelo, me gire hacia él y vi sus ojos abrirse e iluminarse el mirarme, casi sonriendo.—Azucena.

Se me llenaron los ojos de lagrimas.—Hola. ¿Cómo estas?.

Cerró los ojos durante un rato y luego volvió a abrirlos casi sonriendo.

—Viniste por mi.— Susurro. Intento alzar la mano pero se detuvo a la mitad con una mueca de dolor y la dejo caer al suelo a su lado soltando aire.

Asentí conteniendo las lagrimas.—Fui a buscarte cuando me entere, lo siento si me tarde...

—No pasa nada.—Dijo negando con la cabeza e inhalando aire por la boca. Hizo otra mueca. Pasaron unos segundos y después inhalo aire por la boca.—Conocí a tu padre...—Me quede paralizada y por fin me largue a llorar, solo con mencionarlo, con saber que podría hacerles a ellos mas cosas que a mi, podría torturarlos, matarlos y lastimarlos, se me rompía el corazón en pedazos. Se me rompió el corazón y él me miro preocupado alzando la mano hacia mi rostro para limpiar mi lagrima.—No llores, por favor...

—Lo siento.—Limpie mis ojos como idiota, él no debería preocuparse por mi. No así, ahora.—Mi padre...

Dejo caer su mano a su lado y aparto la mirada.

—Deberías habérmelo dicho.—Susurro.— Hubiéramos escapado... Te hubiera ayudado...

Negue con la cabeza.—Él te ataco por que me escape, no podía irme...

Y de repente su mano se alzo y rozo mi mejilla con ternura, limpiando los restos mis lagrimas y apartando un mechón de cabello de mis ojos. Lo mire fijante, suspiro y me vi con tanta pena en sus ojos que retrocedí. 

—Me alegro de que hayas escapado.— Hizo una mueca y de nuevo su mano cayo al suelo.

Deje que pasaran unos minutos para que su respiración vuelva a la normalidad, vigilando la entrada del callejón por si venia alguien, mirando el cielo e intentar pensar en que momento se había vuelto tan toxico, tan alejado del cielo que había encima de la cabaña. 

Suspire y pensé en lo raro que me sentía cuando lo veía por las mañanas y tan solo me embriagaba con las imagen de las nubes moviéndose encima mío, bailando en el azul cielo con la brisa del viento.

Mike parpadeo varias veces y movió los dedos por una hora, maso menos, cuando decidí que era hora de irnos para no seguir tentando a la suerte, aparte que mi brazo ya había perdido mucha sangre y la tela que corte de mi camisa estaba muy empapada.

Me incline sobre él.—¿Puedes moverte?.

Mike intento sentarse y lo consiguió pese a las muecas.—Si, solo que estoy muy cansado...

Pase su brazo por mis hombros cuidando que no toque mi corte y lo ayude a levantar con mas esfuerzo del que su cuerpo debilucho dejaba pensar. 

—Eso es por que estuviste mucho tiempo bajo los efectos de la jaula.—Nos gire a ambos hacia la pared del callejón y abrí un ovalo hacia la cocina de Ope haciendo una mueca de dolor.

—Eso es por que me hiciste crear un banco de niebla medio inconsciente.—Rio dando un paso a la vez. 

—Nadie pidió que hagas el banco de niebla.—Me queje dando pasos lentos y casi haciéndolo caer.—Era yo salvándote como un héroe encantador...

Nos reímos y traspasamos el ovalo apareciendo en la cocina de la anciana. 

No se por que pero hacia mas calor ahí, se sentía el delicioso olor a comida y el agradable cuchicheo familiar que quedo interrumpido por la llegada de la chica herida y su amigo semiconsciente.

La mano de Mike apretó mi hombro en cuando vio donde estábamos e incendio todo mi brazo de dolor, hice una mueca pero me fue imposible no usar un quejido que llamo la atención de la habitación.

Alex me miro y se levanto de golpe de la silla dejando atrás el té y borrando una sonrisa de su rostro antes de acercarse a mi y quitarme a Mike de encima para cargarlo él sobre sus hombros con el ceño fruncido de preocupación. 

Me lanzo una mirada de odio.—¿Qué hiciste?.

Supongo que no es momento para mostrarle la sorpresa del anillo en mi dedo. 

—Solo leche, Azucena, solo leche.—Lloro Ope poniendo almohadas en el suelo y una manta para recostar al semiconsciente Mike. 

Alex tuvo cuidado al tenderlo, ignorando los murmullos inentendibles de Mike, y luego Ope llamaron a Freya para que lo curara.

No estaba de acuerdo con eso, odiaba esa parte de nosotros que era castigada por usar nuestras habilidades, pero no podía negarme a que Mike se cure y cuando la niña vino yo salí de la habitación encaminándome hacia el patio. 

No tenia ni idea de que iba a ver en los recuerdos de Mike y tenia miedo por eso, Freya tenia solo cinco años y por lo que mi amigo me dijo en el callejón fue torturado por mi padre, y quien sabe que otra cosa le debe haber dicho de mi.




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