Resilencia

t r e i n t a y s i e t e

Me quedé hasta que todos se fueron y las gradas se enfriaron, luego de que se llevarán a Alex arrastrándolo inconsciente dejando un camino se sangre en la arena.

Me quede hasta que no quedaron más lágrimas y mis mejillas ardieron, sentí mí garganta áspera como una lija y el dolor dentro de mí pecho no había cedido.

Mí padre me obligó a levantarme, amenazándome entre dientes con quitarle la vida a ese chico que había torturado y me encamino, con un brazo sobre mis hombros, hacia el salón real donde se había organizado la fiesta donde baile con Alex, murió Zenia.

-Celebra tu cumpleaños.-Comentó antes de que las puertas de madera se abran de par en par y sea anunciado junto conmigo, June se había ido con William justo después del espectáculo.

Trague saliva y apreté los dientes con fuerza pensando en Alex, en cada uno de sus gritos, en los silbidos del látigo al caer sobre su espalda. Las marcas alargadas y la sangre a su alrededor.

Retrocedí varios pasos hasta chocarme con algo y oír una risita.

-Oh, lo siento.-Dijo una voz agradable y al volteárme me encontré con un rostro familiar, amigable y antiguo.-¿Rebeca?¿Estás bien?.

Limpie las palmas de mis manos en mí vestido y pase quite los restos de lágrimas de mis mejillas antes de fingir recomponerse.

¿Pero a quien engañaba? Acababan de torturar a Alex frente a mí, en mí cumpleaños. Mis ojos se llenaron de lágrimas y sollocé tapandome la boca.

-Lo siento.-Solté retrocediendo, no podía quitar de mí cabeza la escena, los gritos desgarradores. No podían verme así, mí padre mataría a Alex si me veía así.

-Rebeca, espera.-Llamo Briana mientras me seguía por dentro y me tomaba del codo. Quería decirle que se aleje, que no podía estar cerca de ella, pero de mí boca no salieron más que sollozos incomprensibles y ella me tomo por los hombros antes de volteárme hacia alguien.-Ve llendo, yo te alcanzó.-Y segundos después tiro de mí hacia un armario de limpieza.

-Lo siento.

-Oh, cariño.-Ella me abrazó con fuerza y contuvo mí llanto durante el rato que duro, acarició mí cabello y al final saco de su vestido un pañuelo bordado y me lo tendió.

Briana era princesa segunda de Himgra, un lugar muy lejos de nuestro reino que vivía en guerra constante por tierras, había sido compañera mía antes que tú hermano mayor acienda al trono y luego la mandaron a mudar lejos, a su castillo en quien sabe dónde.

En resumen, eramos amigas y aliadas que se veían una vez cada muchos años.

-¿Que paso?.-Pregunto luego de un rato de llorar sobre su hombro y manchar de lágrimas todo su vestido.

-Lo siento.-Intente limpiar en vano su vestido.

-No importa, cariño.-Aparto las manos de mí y las sostuvo en alto.-Dime qué pasó...

Contarle el resumen de todo lo que pasó fue difícil, más de una vez rompí a llorar al recordar a Alex o a Zenia, pero no me contuve ni me guarde nada. En cuanto abrí la boca no podía dejar de contarle todo y ya para el final me sentía mejor, con mucho menos peso encima.

-Rebeca.-Comenzó asombrada y baje la cabeza.-No creí que...

-Lo siento.-Repetí por quinta vez mirando mis manos pálidas y la pintura de mis uñas pulcra.-¿Que haces acá?.

Suspiro.-Vine a celebrar tu cumpleaños 20...

-21.-Corregi riéndome y ella rodó los ojos aprentándome las manos.-Agradezco mucho que vengas...-Volvió a abrazarme y me entraron más ganas de llorar.-Tengo que volver a la fiesta, mí padre...

-Cariño.-Me tomo por los hombros y sonrió.- Iremos a ver a tu muchacho.

Casi lloro de nuevo pero esta vez por alivio, pensé durante mucho tiempo que estaba sola, que esa parte de mí vida estaba llena de gente mala, egoísta, codiciosa que cuando pensaba en ellos el agujero negro de mí interior se abría más y más.

Pero ella me dio un respiro, me escucho y además quiso ayudarme.

Alce mí mano riendo y moví los dedos.-Mi marido.

-¿Mari...?.-Sus ojos se abrieron de par en par y se rió.-Crei que lo de vivir juntos solo era como pareja, novios.

Fuimos a la fiesta una agarrada del brazo de la otra, intente concentrarme en la música que había alrededor y no en la gente que vino a mirarnos como su fuéramos espectáculo.

-Ahora vengo.-Susurro junto a mí oreja antes de irse para la mesa de comida.

Suspire intentando que no me agarré pánico y mire alrededor la gente que conversaba entre ellos, ignorándome.

-Princesa Rebeca.-Llamó alguien a mis espaldas con diversión y al volteárme me encontré con una niña pequeña que corrió hacia mí y abrazo mis piernas casi tumbándome. La reconocí, era la nena con la que baile en el salón hace tiempo, la nieta del conde.

-Hola.-La saludé al borde del llanto, estaba sensible pero me contuve cuando me pidió que me inclinará hacia ella y terminé arrodillada a su lado con sus bracitos envueltos alrededor de mí cuello.

-Feliz cumpleaños, princesa.-Susurro contra mí oído y acto seguido me entrego un papel doblado antes de irse corriendo en dirección a su abuelo que conversaba con alguien e intentaba no dormirse parado.

La mire extrañada y abrí el papel para encontrarme con un dibujo de cuatro personas bailando bajo lo que creí que eran estrellas y una medialuna amarilla. Una era yo por mí vestido y mí pelo, y otro era Alex con el traje negro, ambos estábamos sujetos de los brazos con corazones rojos volando encima de nosotros y a un lado estaba la niña sonriendo y bailando con otra versión de mí que la levantaba en el aire. "Feliz cumpleaños" rezaba la pancarta encima de nuestras cabezas con muchos colores diferentes.

Sonreí y doble el dibujo para guardarlo en mí escote antes de levantarme y buscarla para agradecerla.

-Feliz cumpleaños, mí querida Rebeca.-La voz de Willian llegó a mis oídos de repente y todo lo bonito del momento se esfumó de repente.-Hermosa fiesta.

-¿Que haces aquí?.-Gruñi.-No estás invitado.




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