Pasamos dos horas al lado de Alex intentando limpiar lo poco que se había ensuciado cuando cayo al suelo y cambiando el ungüento y los vendajes de su espalda para que por fin pueda dormir en paz.
Estaba cansada, desesperada y ya no tenia mas lagrimas para llorar cada vez que lo veía inconsciente en la cama con la sangre manchando las sabanas blancas y su rostro tan pálido que podría ser un fantasma. O peor, un muerto.
Pero me negaba a pensarlo así; Él no iba a morir, no podía morir, no quería que muera.
—Permiso.—Alguien llamo a la puerta y me levante con rapidez limpiándome las lagrimas para ver a la reina entrando a la habitación con bata y la cabeza agachada.—¿Cómo esta?.
Suspire cansada y mire a Alex por milésima vez en la noche.—Estable.
No podía decir mas o rompería a llorar de nuevo.
—¿Qué paso?.—La reina camino hacia la cama y se inclino para ver las heridas, pero no pude contestar. Me miro y sus ojos se suavizaron.—Oh, cariño...
—Lo siento.—Empecé a limpiarme las lagrimas de nuevo pero un sollozo se escapo de mi garganta. Tenia un nudo enorme en mi garganta que me asfixiaba y el dolor de mi pecho no me dejaba dormir.—Es que... esto es mi culpa y...
—Rebeca.—La reina me abrazo.—No es tu culpa.—Acaricio mí hombro con ternura y se volteó hacia él suspirando.—Princesa... si me permite puedo salvarlo.
—¿Si?.—Me entraron más ganas de llorar y abrazar a la reina, aunque era muy en contra del protocolo.
Ella asintió con la mandíbula apretada, camino hacia Alex que aún permanecía recostado boca abajo con toallas húmedas en las heridas y fiebre alta.
Trago saliva y puso sus manos a distancia antes de mover los dedos hacia su pecho. De la piel de Alex comenzó a salir pequeñas bolitas de agua que se juntaron en una enorme por encima de su nuca.
Mire asombrada como la reina usaba su otra mano para sacar el agua fresca del plato al lado de la cama y la desparramaba sobre Alex haciendo que suelte un suspiros de alivio. Sus ojos y hombros se relajaron.
—¿Que hizo?.
—Todavia nada.—Murmuró y luego saco de nuevo las bolitas de agua para cambiarlas por otras.—La infección es leve pero así...—Expandió otra capa de agua y repitió el proceso.—Podrá curarse más rápido.
Trague saliva asombrada y más que agradecida con ella, todavía no entendía que hacia pero veía que le hacía bien a Alex.
—Llama a tu amigo.—Comentó luego de un rato de limpiar las infección. Obedecí y Ben apareció con la mueca de sueño más marcada que vi en mí vida y el cabello revuelto.—Niño, necesito tu sangre en el agua.
—¿Para que?.—De nuevo actuaba como cuando mí padre le pidió curación.
La reina suspiro cansada de usar su habilidad y gruñó.
—Para metérselo en los poros a tu amigo.—Y Ben obedeció y dejo caer varias gotas en el agua antes que está se eleve y pase a ser la capa extendida sobre la espalda de Alex.
Suspire.—¿Y ahora?.
La reina se volteó, pálida hasta parecer enferma, trastabillo y se sostuvo de mis hombros casi haciéndome caer.
—Tomara un tiempo pero esta bien.—Se giro hacia Alex y exhaló aire mirando a Ben.—Me haces un favor, ¿Me llevas?.
Ben me miró y, luego de que asienta, se cargó a la reina en el hombro y salió.
Pasaron dos horas y no dejaba de llover, había demasiada humedad y los truenos no ayudaban en mi humor. Estaba sentada al lado de Alex intentando buscar las palabras para pedirle perdón y alejando con todas mis fuerzas la sensación de que era equivocado quedarme con él, que lo estaba destruyendo.
Ya habíamos tenido esa discusión. Parecía que tenia su voz en mi cabeza diciéndome una y otra vez que me quería, que no íbamos a mentirnos mas y que no tenia que protegerlo mas.
Inhale aire intentando no llorar y cambie su paño seco de la frente.
Hizo una mueca y sus ojos se entre abrieron.
—Lo siento.
Suspiro y volvió a dormir.
Me levante y salí de la habitación para cambiar el agua.
Estaba agotada, Ben estuvo un buen rato intentando curar a Alex de la manera convencional antes de decirme que no podía curarlo por un antiguo y tonto trato que tenían entre los dos, la reina Thea se encerró en su habitación y no salió sino para tomas agua y volver a su cama arrastrando los pies. Me tenia preocupada.
—¿Rebeca?.—Ben se levanto de la silla donde estaba durmiendo y me miro.—¿Paso algo?.
Exhale y volqué el agua para volver a cargarla.
—No, vine a buscar...—Asintió y volvió a sentarse recostándose en la mesa para seguir durmiendo.—Hay una cama en la otra habitación.—Señale la puerta de la reina Thea y Ben me miro como si fuera tonta.—¿Qué?.
—Ahí duerme al reina.
Suspire y vacié de nuevo el contenido del bol para cargarlo.—En esta casa no existen etiquetas Reales, la cama esta si la quieres usar.
Asintió cansado y se levanto de la silla para sacar un vaso de agua de la heladera.
Watson dormía ahora junto a la mano de Alex, tan cerca como para tocarlo y hacer que lo acaricie si el animal lo quería. Estaba ahí desde que llegamos. Pero de repente vino a la cocina caminando vacilante y se sentó frente a la puerta, Ben camino hasta ella, la abrió y prácticamente lo saco de la casa.
Deje el bol a un lado y me puse a enjuagar el paño.—¿Qué pasa?.
Silencio.
—Esto es tu culpa.—Estallo Ben de repente y me volteé para ver al chico fulminarme con la mirada mientras pasaba las manos por su cabello varias veces.
—¿Mia?.—Cerré la canilla, confundida, y me apoye en la encimera.
—Rebeca.—Comenzo enojado, suspiro y miró la puerta donde estaba Alex antes de bajar la voz.—¡Si no hubiera sido por ti él no estaría dónde está!.
Primero oí las palabras, petrificada de la sorpresa, y luego sentí el dolor de lo que ellas hacían dentro mío, por que sabia que decía la verdad, que lo que me reclamaba era cierto pero de nuevo la voz de Alex volvía mi mente y no podía evitar extrañarlo a él y a sus quejas de gruñón.