Al día siguiente la reina me ordeno que vaya a darme un baño para quitarme el vestido de fiesta y el olor a quemado que se había impregnado en la habitación.
Me negué, no quería separarme de Alex. No quería de nuevo se despierte y este solo, ya suficientemente culpable me sentía por pelear con Ben como para además dejarlo.
Pero ella insistió quejándose de cuanto había limpiado en los dos días que estuvimos fuera y al final Ben se adelanto a sentarse en mi lugar en silencio, sin todavía dirigirme la palabra desde ayer por la noche más que para "Si", "no" o "la comida ya está".
Suspire.
—Llámame si pasa algo.—Él no dio indicio de escucharme así que solo mire la toalla que tenia en las manos.—Por favor.
Y luego lo mire asentir con la cabeza en dirección a Alex, como si hablara con él y no conmigo, me volteé y me encamine hacia la salida.
Cada vez que estaba sola lo pensaba, miraba mis manos raspadas y los ajustes que Edmun me había dado en los pasillos del castillo y no podía evitar pensar que fue todo mi culpa.
Yo había querido ir a ver a June, yo fui quien nos saco a nosotros ese espacio intimo de protección que era la cabaña y se me estrujaba el corazón nada más pensarlo.
Me sentía como el verdugo de Alex.
Entre en la ducha, cerré la puerta y abrí la regadera.
Tenia algo duro en el estomago, algo que se ajustaba cada vez que pensaba en él, en sus gritos, y en June.
Ella me salvo.
Trague saliva alzando los brazos para desatarme el vestido, estaba adolorida por la noche que había tenido y los pies me ardían de tener zapatos altos durante tanto tiempo.
Saque la parte superior y de repente algo cayo al agua.
Lo levante antes que se moje mas y abrí el dibujo que me había echo la niña del baile, la que pensaba que yo era un princesa de cuentos y no la persona que condena todo quien se acerque a mi.
Por que así me sentía, tenia la voz de Ope y de Alex en mi cabeza diciéndome una y otra vez que yo era buena, que seria la mejor, que nada era mi culpa, pero también tenia la voz de mi padre hablando de mis deudas con él, el rostro de Zenia y el de Edmun, y además palabras de Ben. Ellos pagaron mis deudas, él tenía razón.
Exhale aire por la boca y aparte todo pensamiento de mi cabeza antes de meterme bajo el agua.
Al volver me sentía muchísimo peor. Sentía como si mi mente fuera un gran y oscuro pozo, algo que contenía todos mis sentimientos y mis recuerdos, y que cuanto mas profundo nadaba peor era lo que recordaba y lo que sentía.
No podía quedarme sola. No quería, pero también recordaba cada palabra de mí crianza, yo estaría sola siempre tenía que aprender a sobrellevarlo.
Mí madre lo hizo.
Apreté los ojos con fuerza y mire la habitación de la reina con la puerta cerrada, ella estaría intentando cosechar o traer agua para regar, aunque era mejor en lo segundo que en lo primero.
—Ella no tiene la culpa de que seas un maldito idiota.—La voz de Alex llamo mi atención aun antes de que entre en la habitación.
—Yo no dije que tuviera la culpa.—Gruño resignado Ben y no quise asomarme a verlos por que podrían saber que los espió.
—Los escuche, estoy herido no sordo...—Se escucho un suspiro y luego Watson salió corriendo en dirección a la puerta de salida.—Dijiste "Tienes la culpa de que él esté así".
Alex sonaba enfadado pero no llego a intimidar a Ben que solo bufo y casi pude imaginarmelo rodando los ojos.
—No te muevas, imbécil.—La cama chillo y supe que era de Ben regañando a su amigo.
—No me digas imbécil, estoy herido.—Ambos se rieron y me planteé entrar, no decían nada importante y tampoco estaban dejando descansar a Alex. Deje la toalla a un lado y suspire abriéndole la puerta de Watson. Oí murmullos y me acerque.—...Ella es buena.
—Ella es buena pero cada vez que se meten en problemas sales lastimado.
—Lo mismo que me pasaba contigo.—Gruño Alex y la cama volvió a chillar.
—No, es diferente, mis problemas no eran tan grandes, sus problemas involucran a todo el mundo.
Ben tenia razón, aun cuando discutía con él lo sabía, yo era una máquina de hacer problemas y siempre terminaba lastimando a todos.
El nudo en mí pecho se ajustó y los ojos se me llenaron de lágrimas.
—Eso es mentira.—Alex tenía voz de estar haciendo fuerza y me tente a asomarme solo para ver si estaba bien. Pero no quería arruinarles el momento, por mucho que lo quisiera él merecía tenerme lejos un tiempo.—Lo del palacio se salió de control, nos estábamos llendo y de repente aparecieron los centinelas.
—Aja.—Ben no parecía convencído.
—¿Hablando de eso?¿Dónde estabas cuando aparecieron los centinelas?.
—Rebeca apareció en lo de Javier con cara rara...—Recordé el momento, había estado tan preocupada por la madre de Alex y su reacción que me seguí hasta lo de Javier.—Entro, nos saludo, abrazos y felicidad blah blah blah, se presentó con Lena después salió volando por un óvalo.
Eso no era exactamente lo que recordaba, la chica de pelo blanco me tomo de la mano y en cuanto dije: Hola, soy Rebeca y Amelia dijo: La futura reina, sentí como si veinte kilos de plomo me cayeran encima.
Quise escapar de ahí, la mirada de Lena era negra, furiosa y maligna, pero en cuando abrí el óvalo ella me empujó y caí en frente de la casa de Alex, todavía sintiéndome aplastada y sofocándome de repente.
—¿Entonces Lena lastimó a Rebeca?.—Era una deducción certera de parte de alguien que no había estado ahí.
—Hombre, te dije que no se.—Ben suspiro y la silla chillo.—Lena estuvo encerrada dentro de ese pasillo del infierno toda su vida, no me sorprendería que tenga resentimiento hacia la futura reina.
Otro nudo que venía ignorando hace tiempo se apretó hasta asfixiarme cuando dijo eso.
Es cierto, yo era la futura reina.
Mí padre lo había dicho, el reino no puede existir sin gobernante y yo, que ya me había echo mí vida aparte, que lo había olvidado casi por completo, volvía a ser esas palabras como clavos bajo la piel.