Resilencia

c u a r e n t a y d o s

—Presentó a su magestad mis cordiales saludos.—Dije de repente al alzar la cabeza y mirar al rey tan serio como yo. Tenía el corazón en la boca, todos lo que sabía sobre la guerra venía  de repente a mí mente y me provocaba pánico.—Me temo que la visita a sido improvisto y me vi obligada a concurrir con mis peores atuendos.

Su gesto vaciló pero el mío no, hablaba en serio.

Lucas inclinó la cabeza en una reverencia vana, no podía hacer más si este era su reino, yo debía  doblegarme, y luego me miró fijamente.

—Lamento el importunio.—Se levanto del trono y sentí a mis espaldas como todos a nuestro alrededor de inclinaron.—Ahora mismo mis sirvientas le presentarán un vestido digno de usted y su corona será entregada.

Asentí con la mirada clavada en él y luego alzó la mano en un gesto de desdén.

—Le pido, por favor, que me acompañe a la sala del consejo a debatir sobre nuestra situación.—Volví a asentir y me gire, con las manos enfrente y la postura inflaqueable, hacia el rey.

Espere tan atemorizada por esos protocolos que ya conocía, por fallar en alguno, por no recordar algo esencial. Pero es que había perdido práctica, encerrada en mí habitación, de duelo por mí madre y mis hermanas y luego abandonando por completo mí cargo de reina.

Ya no sabía que hacia, era como recitar de memoria un libro que leí hace años.

Los centinelas formaron un camino en dirección a la puerta de la derecha del trono y el rey comenzó a caminar hacia ella sin esperarme.

Lo seguí.

La cabeza en alto, las manos al frente, los ojos fijos y la mirada inexpresiva.

Como a mí madre le gustaba.

Como ella me había enseñado.

Yo era la reina, la máxima autoridad y nadie estaba por encima de mí.

Todo quedó en silencio cuando la puerta se cerró a mis espaldas, exhale aire.

—¿Se puede saber que estuvo pasando contigo y mí hermana estos días?.—Ni bien cruzamos las puertas y éstas se cerraron, Lucas se volteó hacia mí con una sonrisa de par en par y me abrazó.—La envío como regalo de cumpleaños y ahora es presa política.

Le devolví el abrazo.

Habían pasado tantos años desde que lo vi, más precisamente cuando asumió como rey luego de la muerte de su padre, que ahora lo veía y me costaba reconocerlo.

Se separó colocando las manos en mis hombros y me miró sonreído de par en par.

—¿Presa que?.—Tenia lágrimas en los ojos pero una sonrisa de verlo.—¡No!

—Cuanto te extrañe.—Volvió a abrazarme y apreté con fuerza su capa de soberano roja. Qué bueno era tener familia de vez en cuando, tenerlos a ambos para protegerme.

Él y Briana eran lo mejor que tenía y no lo sabía.

—¿Oye, cuánto paso?.—Me separé y lo mire acomodandole un botón del hombro y sacando una pelusa de sus medallas.—Unos años nada más...

Le sonreí y palmeé su mejilla.

—Sigues siento mí hermanita aún así.—Alboroto el horrible flequillo que mí padre me mandó a hacer y luego miro al chico atrás mío para sonreír y guiñarme el ojo.

Suspire rodando los ojos.

Ben parecía más que confundido mientras nos miraba a ambos con los ojos abiertos de par en par y la boca a media palabra.

Por lo menos tenía menos pinta de enojado.

—Lucas, él es el mejor amigo de prometido, Ben.—Lo presente al soberano que me miró sorprendido. Señale al rey.—Ben, él es Lucas, rey de Nakama, el hermano de Briana.

Ben frunció el ceño.—¿La chica fuego?.

La sonrisa de Lucas se ensancho y ambos estrecharon las manos.—Si, esa...

—¿Como es eso de que Briana es presa política?.—Pregunte cuando ambos estuvieron en silencio demasiado tiempo.

El soberano nos miró a Ben y a mí de hito en hito y asentí para decirle que era de confianza.

Suspiro por fin dejando su sonrisa y se volteó hacia la mesa de conferencias en la habitación sacándose la capa de rey y entregándosela a las sirvientas.

—Tu padre me envió una carta hace un día.—Explico apoyando los brazos en la mesa y entregándome un telegrama de doble página firmado por mí padre.—Me comunico de el accidente del palacio y los daños que Briana hizo...

Asentí leyendo la carta en silencio y con el corazón en la boca.

Decía que ella había intentado asesinarlo y que por eso sería acusada de traición, nos obstante remarcan nuestra alianza y pedía ciertos requisitos para no ejecutar a la princesa Briana y romper la alianza entre reinos. Requisitos que nadie podría cumplir y dejaban en claro que la intención obvia era matar a Briana y no seguir con el pacto.

Eso no era bueno.

Si mí padre hacia eso el reino entraría en guerra con Nakama, seríamos acusados de traición y no resistiriamos una batalla tan debilitados como estábamos por los ataques al castillo.

—No puede ser.—Fue lo único que logré decir antes que Ben aparezca y me pida la carta la leerla.

Eso no podía ser real.

—Tu padre reclama un intento de asesinato...—Mire a Lucas ahora sentado, tenía ojeras bajo los ojos y las uñas de sus dedos estaban terriblemente cortas.

—No es verdad.—Comuniqué sentándome en la silla a su lado.—Briana solo estaba ayudándome a escapar de mí padre.

—Bien, lo sabia.—Se enderezó en la silla y apoyo los codos sobre la mesa.—Ella no haría algo así.

Asentí.—¿Entonces que harás?.

—No lo sé.—Se lo veía preocupado, no era él quien quería comenzar la guerra sino mí padre. Paso las manos por su rostro con frustración.—Por eso quise hablar contigo.

Volví a asentir y exhale aire.—No podemos entrar en guerra, Lucas, la alianza lleva años así y costo muchas vidas firmarla.

El rey asintió con la mano en el mentón.—Lo se, pero si tú ejército se aparece en las puertas de mí palacio y me amenaza tendré que responder, lo sabes.

Asentí.—Tiene que haber una forma de evitar esto...

Él también asintió pero nos quedamos en silencio mirando la mesa como si tuviera la respuesta durante un largo rato, sentía el peso de toda la situación en mí hombro, tenía a Ope y a Freya en mí mente, hasta a Mike, ellos deberían pelear si la guerra se desataba. Morirían si mí padre sabía sus nombres.




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