Tarde en reaccionar, sentía sus brazos fríos alrededor de mi cuello ajustándose y su cabello acariciar mi rostro con suavidad, como si fuera seda que me hacia cosquillas en la nariz.
Estaba sorprendida, no era la niña de cinco años que había perdido, parecía una adolescente mas grande que June o quizás de la misma edad; pero seguía siendo ella, su aroma, sus ojos, su sonrisa era la misma que la de mi Zeny.
Suspire y la abrace con fuerza liberando por fin las lagrimas que desataba el dolor de culpa de mi pecho, de miedo por que este enojada conmigo. Había guardado el dolor tanto tiempo que ahora sentía como si fuera un peso dentro de mi cuerpo, como si hubiera cargado con tristeza durante mucho tiempo y por fin alguien pudiera escucharme.
—Zeny, lo siento mucho.—Sollocé contra su frío hombro, destrozándome por dentro el corazón. Me abrazo con mas fuerza y suspiro.—Perdóname, no merecías...—Tartamudeé sin aire y me negué a mirarla cuando quiso alejarse. No podría verla o me rompería y no habría vuelta atrás.—No... lo siento pero no puedo.
—Oh, Ebee.—Soltó con suavidad acariciando mi cabello con sus manos, seguían frías pero todavía tenían ternura en el gesto.
—Lo siento—Apoye las manos en su cabeza, acariciándola.—, no pude de encontrarte.
—Lo se.—A pesar de mi estado ella no abandonaba la calma y la dulzura al hablarme, y eso me hacia sentir aun peor por que debía ser yo quien la consolara como hermana mayor, como con June esa misma noche, no al revés.
Pero no podía evitarlo, ella desenterraba una pesadilla, un dolor que oculte.
—Padre nos dijo que te buscaba, que las buscaban, pero luego...—Sus brazos se tensaron a mi alrededor y me arrepentí de hablar de el hombre que la había matado. Sollocé ahogándome por la culpa.—Perdóname.
—Rebeca.—Era su voz de nuevo, la voz de una niña de cinco años, pronunciando mi nombre como si quisiera llamar mi atención reviviendo viejos recuerdos. Contuve los sollozos y me aleje para mirarla, si se parecía a su padre Edmun y era sorprendente como antes no mi di cuenta.—No tuviste la culpa de nada de lo que paso.
Trague saliva.—Pe...
Negó acariciándome la mejilla con la mano fría, tan poco característica de ella, como hacia cuando me veía preocupada o triste.
—Fue un infortunio lo que paso—Suspiro tomando mi mano con delicadeza.—, estuve buscando a mi madre en el momento equivocado en el lugar equivocado, no te culpes por ello, Ebee.
No tenia idea de que me estaba hablando, miraba a la niña frente a mi confundida e intentando descifrar lo que su cabeza contenía.
—¿A... A que te refieres?.
Le quito importancia con la mano como quien no quiere hablar de eso y sonrió coqueta.—Aun así las cuido desde aquí, y me encontré con vaya sorpresa.
Solté una mueca tragando el nudo de mi garganta.
—Perdóname, pero es incomodo hablar con una niña como si fuera adulta.—Asintió y volvió a su forma adolescente dejándome mas confundida que antes ante sus manos grandes, femeninas y delicadas y su cuerpo bien formado con un vestido blanco que le acentuaba bien su belleza natural.—¿Que...?.
Ahora fue ella quien soltó una mueca.
—Este es el aspecto que tendría si... bueno, si estuviera viva.—Palmeo mis manso juntas y la mire asombrada por un gesto tan característico de alguien anciano.— Soy un alma vieja Ebee, se mas que una niña de cinco años—Volvió a acariciar mi mejilla.—, pero aun te recuerdo de mi ultima vida por que prometiste ser mi alma gemela ¿Lo recuerdas?.—Asentí aun sin entender nada, sin palabras.—Un alma posee las habilidades, no el cuerpo, Ebee, mi habilidad consistía en manipularlas a mi antojo y por eso...
—Apareciste como una sombra y dejaste una huella en mi ventana.—Concluí con asombro.
Asintió avergonzada.—Debía cuidarte y advertirte.
Me dolía la mandíbula de tenerla abierta pero no podía evitarlo, sentía como si las palabras tuvieran que salir pero no sabia cuales.
—Y cuando June...
—Debo cuidarlas.—Frunció el ceño y su dulzura menguo un segundo en asco. Asentí sin poder dejar de mirarla y ella sonrió.—Mas a ella que por el momento esta sola que a ti que, bueno, tienes amigos.—Señalo alrededor de la habitación con media sonrisa, como si fuera obvio que hablaba de Ben y Mike invisibles.
Asentí, también había oído a June hablar de mis amigos como si fuera especial por tenerlos.
—Zeny, lamento haberme tardado en...
Le quito importancia con la mano de nuevo.—No es nada, sinceramente tenia esperanzas de poder verte antes que hagas tu misión y eso de poseer a tu amigo, por cierto lo siento mucho, fue mi ultimo truco de magia.
—¿Javier?.
Asintió incomoda.—Los guie a ti para poder llamarte, lo lamento.
—No es nada.—Conteste por mi amigo desmayado en alguna cabaña a miles de kilómetros de ahí.—¿Pero como sabias donde estaba?.
—Te seguí desde el castillo el día que salvaste a tu novio.—Explico.—Entre en el portal antes que la Piel Pintada mande su puma contra el comandante, creo que me vio pero estaba mas ocupada con la pelea que conmigo.
Asentí incomoda y apreté sus manos para tranquilizarme.—Zeny, conocí a tu... padre.
Ella sonrió con los ojos tan brillantes que me encanto verla así. Así debería verme Alex cuando me decía que era especial, con brillo y felicidad rebozando en el rostro.
Se me cerró el estomago, cualquiera la hubiera amado mas de lo que nadie me hubiera amado a mi si la veía así.
—Yo también lo conocí, es un hombre encantador.—Abrí la boca para preguntar pero un manto negro cayo sobre sus ojos.—Si, el murió cuando el rey lo encontró, pero ahora esta reunido con nuestra madre y...
—¿Espera—La interrumpí sin poder seguirle el paso.—, papá asesino a Edmun por que nos ayudo a escapar?.—Zenia asintió haciendo que se me caiga el alma a los pies.—Oh, Zeny, lo lamento.
Ella bajo la mirada con timidez.
—No es nada, Ebee, él estuvo muy feliz de ayudarlos y de reencontrarse con mamá.—Y de repente miro algo en el aire con el ceño fruncido.—Si, lo se.—Me miro.—Ebee, queda poco tiempo y tengo que hablar contigo de algo importante.