Era el día de la boda de la June y por lo que decían los carteles fijos en el pueblo cerca de la cabaña seria a la noche, todos estaban invitados.
Cada uno de los carteles que decoraban las calles tenían su foto junto a William, sonriendo de felicidad mientras la mano de él se posaba en su cintura, provocando en mí un malestar profundo por no poder defenderla estando tan lejos.
Trague saliva.
¿Mis fotos también habían estado por todos lados?¿Se vería en mí rostro las ganas de llorar que tenía en ese momento?¿Mi corazón roto por obligarme a casar?¿El miedo?.
Mike tomo mí mano y le dio un apretón para llamar mí atención. Lo mire con lagrimas en los ojos.
—Tranquila—Murmuró con inocencia, ajeno al dolor que sentía.—, vamos a salvarla.
Pero a decir verdad jamás nos habríamos esperado lo que pasó ese día, no podía parar de contar los minutos hasta que Alex se vaya, se aleje de mi. No podía dejar de mirar al horizonte pensando en que luego estaría sola de nuevo, que él me había dejado.
Asentí apartándome de Mike, no tenia ganas de pasar eso ahora, de tener que pensar en que mas le había mentido, en que toda la culpa había sido mía.
Sorbí mi nariz y me volteé para adentrarme en el ovalo del otro lado del callejón, habíamos ido al pueblo a comprar víveres y cosas que necesitaríamos cuando rescatemos a June y a Briana del castillo, volveríamos a la cabaña solo un día para dejar todo preparado para irnos. Esa fue mi idea.
Entre en la cabaña por la pared de la cocina y me encontré con todos alrededor de la mesa, mirando los papeles que habíamos rescatado de los libros de Lucas, entre ellos planos del castillo viejo y sin reformas, actualizado con un pedazo de lápiz que encontré en la calle.
Suspire y mire a Alex parado en la punta con el lápiz entre los dientes y el dedo índice derecho en el papel, aun no me hablaba y se limitaba a mirarme solo cuando necesitaba llamar mi atención. No quería entrar a la habitación y había dejado la bolsa de tela al lado de la puerta.
La mire y tuve ganas de hacerla desaparecer para que no se vaya.
No, ya estaba suficiente enojado conmigo como para enfadarlo mas.
—Bien, ahora que estamos todos empezamos—Comenzó Alex.—, la misión principal es rescatar a las princesas June y Briana.—Miro a Ben y a Amelia con el ceño fruncido y dejo el dedo encima de la mesa.—Sin contratiempos.
Mi labio comenzó a temblar, la noche se acercaba.
—Por favor.—Murmuró Javier por lo bajo.
Ellos rodaron los ojos y asintieron con la cabeza con desdén.
—Entraremos por la parte de atrás.—Confirmo Amelia tan seria que daba miedo mirando a Alex y a mi de hito en hito.
Él debía ir con ella mientras nosotros hacíamos una señuelo en la boda, habíamos conseguido dagas del cinturón del difunto Bufort y Alex cargaría con el arma reglamentaria.
—Rebeca, Mike y yo entraremos por en frente, donde todos nos vean.—Dijo Ben mirándome y asentí con la cabeza por que no quería hablar. No podía.
Habíamos discutido con Ben si Mike venía o no, él obviamente hablando en voz de su mejor amigo, pero al final accedió por que con Mike ayudaría con la niebla que nos daba el factor sorpresa.
—Iré a abrir las jaulas aprovechando la distracción.—Continuo mirando a Álex con el ceño fruncido. Asintieron mutuamente y comenzaron a sudarme las manos del miedo, de pánico y ansiedad.
Mire a la reina en la esquina de la mesa, en silencio y con la mano apoyada sobre su labio, pensando.
Aclare mi garganta llamando la atención de todos menos Alex.—¿Podrás controlar a William cuando lo traigamos?¿Él te hará caso?.
Ella me miro preocupada y asintió, no era la respuesta que esperaba pero si lo mejor que podría recibir de ella y el imbécil malnacido de su hijo.
—Lo traeremos acá y Ben se encargara de mantenerlo tranquilo.—Comunico Alex con un suspiro cansado y algo de pena hacia esa mujer que nos ayudo en mas de una ocasión. La reina asintió con la cabeza y su ceño se aflojo, estabas mas tranquila. Él miro el reloj.—Bien, prepárense, Amelia salimos en media hora.
Ella asintió mirándolo y se volteó para ir a hablar con Javier a un rincón.
Mire a Ben captando las señas que me hacia con los ojos para que vaya a hablar con Alex justo cuando él salía de la casa por la puerta de atrás. Trague saliva, se lo veía muy enojado conmigo, pero Ben insistió así que lo seguí.
—¿Po...podemos hablar?.
Estábamos solos, ni siquiera Watson, que ahora dormía a los pies de la reina, nos siguió como de costumbre. Alex se detuvo dándome la espalda y suspiro dejando caer los hombros.
—Rebeca, no.—Cortó volteándose hacia mi, se lo veía tan triste como yo me sentía y eso no me ayudaba en absoluto a mantenerme calmada sino que me daban mas ganas de llorar. No estaba siendo duro como antes sino que estaba siendo sincero, triste y dolido.
—¿En serio te iras?.—La voz se me quebraba y él dio un paso hacia mi antes de detenerse con los dientes apretados, impotente. Un doloroso nudo se alzo en mi garganta.—Dijiste que me amabas.
—Te amo, Rebeca.—Susurro alzando las manos y dejándolas caer a cada lado de su cuerpo con resignación. Nunca había escuchado palabras tan hermosas dichas con tanta tristeza.
—¿Entonces?.—Lloré con el corazón roto.
—No puedo quedarme.—Negó con la cabeza y retrocedió con una mueca que me dolía en lo profundo de mi pecho.—No podemos seguir así.
—¿Así como?.
—Mintiendo, salvando a todos menos a nosotros.—Abrí la boca para pedirle perdón una vez mas pero las lagrimas ya no me dejaban hablar.—Discutimos, nos enojamos, no... no podemos seguir así.—Lo mire tragar saliva y luego siguió caminando pasando por mi lado hasta llegar a la cabaña.
Cerré los ojos con fuerza, me dolía el pecho, el nudo en la garganta me asfixiaba, las lagrimas ardían en mis mejillas y el cuerpo amenazaba con fallarme, con romperse en pedazos ahí mismo, en el suelo, perdiéndose.