Resilencia

C a p i t u l o s i e t e.

El tercer ataque al palacio se hizo por la mañana. Los guardias no supieron del mismo hasta que los rebeldes ya habían entrado y derribado a la mitad del personal, no lo se habían dado cuenta hasta que ya fue demasiado tarde.

El estruendo de los gritos, cercanos, despertó a Rebeca antes de que alguno de los guardias se diera el tiempo de entrar a socorrerla. Se levanto de la cama de un salto y corrió a la ventana para confirmar, para su temor, que la tormenta volvía a desatarse fuera solo que esta vez sin nieve.

Primero pensó que tenían suerte, los ataques llegaban después de la tormenta, durante la nieve, pero aquella mañana nada se veía y se sentía como las otras dos veces.

-¡PRINCESA!.- Grito alguien desde la puerta.

Rebeca se volteo y miro al guardia que la llamaba ahora tirado en el suelo, con la cabeza entre la puerta y el marco. Corrió hacia él, pero no llego a tocarlo cuando una figura blanca e incorpórea entro a la habitación con el viento y la sujeto por la espalda.

Sintió los brazos a su alrededor, sintió como hacían presión por mantenerla quieta mientras ella, asustada y con el corazón en la boca, luchaba por liberarse, pero fue en vano.

-¡LA TENGO!.- Grito una voz en su mente mientras ella luchaba, desesperada, por liberarse.

Segundos después los gritos se hicieron presente en la forma de una mujer pelirroja con la ropa raída que le sonrió con malicia, solamente iluminada por las luces del exterior, y se acerco con la mano alzada, la golpeo con fuerza en la mejilla y, para Rebeca, los golpes de su padre parecieron caricias, pero la figura detrás no la soltó.

-¡Ayuda!.-Grito en vano pues el temor no la dejaba actuar, miro al guardia en la puerta y cayo en cuenta de que era Alex, con el oído sangrando y la mano vendada estirada en su dirección.

El segundo golpe en el estomago la derribo sobre sus pies, pero aun así no cayo y la cruel mujer pelirroja no dejaba de sonreír con malicia mientras repetía una y otra vez los golpes.

Rebeca se doblo en dos, luchando por respirar, por pensar, por escapar, pero por mas que lo intentara la figura detrás de ella no la soltaba, el aire le falta y los ojos se le llenaban de lagrimas con cada manotazo de la mujer.

El tercero en llegar fue el hombre de la primera noche, ciego y con una espada colgando donde debería estar su mano. Sonrió al escuchar los gemidos de miedo de la princesa y cambio la espada por su mano, que luego extendió en dirección a la chica.

-¡Por favor!.- Suplico la princesa cuando la mano del hombre acaricio su hombro y subió a su mejilla enrojecida e hinchada por los golpes. Las lagrimas comenzaron a salir. Estiro un pie hacia delante y logro patearle la entre pierna, pero el hombre no reacciono hasta unos minutos después, cuando logro reírse y golpear la mejilla de la princesa.

Rebeca se quedo sin aire del dolor, gimió y lloro, con uno de sus ojos tan hinchado que no podía abrirlo. Trago saliva y sollozo una vez mas, mirando como el hombre alzaba la mano convirtiéndola en una espada.

De repente, los ojos del hombre frente a ella se pusieron blancos y su boca se abrió de tal manera que un grito de dolor cruzo la tormenta, llevo las manos a su cabeza, cortándose con la espada la mitad de la cara, y luego cayo al suelo, pálido e iluminado por los relámpagos de fuera.

La pelirroja fulmino con la mirada a la princesa y avanzo para golpearla cuando, segundos después, era ella quien caía al suelo me dio de un grito que perforo dentro de la cabeza de Rebeca. Lo que sea que tenia sujetándola, la soltó de golpe y Rebeca cayo de rodillas al suelo suplicando por aire en medio de la intranquilidad de su cuerpo.

Rodando en el piso, miro como la forma incorpórea se volvía un joven, de cabello colorado y con los ojos temerosos mientras se acercaba a la mujer en el suelo. Esta vez Rebeca si reacciono, forzando su cabeza a pesar de todo imagino un Ovalo apareciendo debajo del joven y este, de repente y antes de llegar a la mujer, cayo dentro del ovalo.

Pasaron segundos en lo que Rebeca espero que volviera a aparecer, que solo sea una golpe de suerte que tuvo, pero él no volvió y, con el cuerpo adolorido de los golpes, la muchacha se arrastro hasta el cuerpo del guardia en la puerta.

-Alex.-Lo llamo desesperada, moviéndolo por el hombro, pero el guardia no despertó y las lagrimas volvieron al ojo sano de la princesa.- Alex...-Sollozo mientras enjuagaba el llanto y volvía a empujar al muchacho.

Pasos en el pasillo asustaron a la princesa mientras aun intentaba despertar al guardia, se levanto como pudo y se coloco frente a Alex con intención de abrir un Ovalo en el suelo de cualquiera que se atreva a acercarse. Pero cuando los rebeldes por fin llegaron a ella el miedo la paralizo mientras miraba con un solo ojo a ambos lados del pasillo.

Sollozo y los vio correr hacia ella, pensado con todas sus fuerzas en un ovalo que la saque de ahí a ella y a él, pero el dolor, las lagrimas, la falta de visibilidad le dificultaron el trabajo mientras lloraba con un nudo en la boca.

Tres rebeldes se acercaron, dos cayeron al suelo como los anteriores, con las bocas abiertas en un grito y los ojos tan blancos que daban miedo, pero el tercero llego a ella, la tomo de los hombros y logro lanzarla con una fuerza extraordinaria hacia el otro lado del pasillo. El golpe no llego, Rebeca abrió un ovalo en el vidrio donde iba a impactar y al atravesar el ovalo volvió patinando por el suelo al mismo lugar al lado de Alex.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.