Resilencia

C a p i t u l o d o c e.

Por el frio del bosque supuse que aun no había amanecido.

Como Ben había dicho Dante estaba rondando por la zona con una vieja escopeta colgando de su hombro como si hubiera un verdadero peligro del que cuidarse, y gracias a la runa que le puso a Alex en la frente este pudo quitarse la venda de los ojos y caminar a nuestra par sin ayuda.

Lo mire dándome la espalda.

No pensaba alejarme de él, confiaba en Ben pero no en lo que él era.

Me estremecía de pensar en volver a perderlo y pasar otra noche en aquel lugar, no es que la hubiera pasado mal sino que el frio de la noche y las pesadillas que me atormentaban no hacían buen equipo (o por lo menos no a mi favor).

Hicimos cerca de diez metros en alguna dirección, los arboles se hacían cada vez mas bajos y de a poco comenzaban a colarse rayos de luz solar que humedecían un poco el aire y mi cabello, pero aun así el frio no disminuía y mis dientes castañeaban con fuerza mientras intentaba envolverme en mis brazos.

Suspire fingiendo que no tenia frio.

-Princesa.- Alex a mi lado coloco su abrigo de Guardia sobre mis hombros mientras frotaba sus manos sobre mis brazos para calentarme.-Gracias.- Abrí la boca para decirle que no lo necesitaba y que no tenia nada que agradecerme, pero él ya se había alejado para caminar al lado de Ben.

Hice una mueca y los seguí de lejos intentando no tropezar con nada y hacer el menor ruido posible. Había dejado mis zapatos por algún lugar del bosque o quizás del pueblo, y ahora caminaba descalza con ramas y piedras clavándose en la planta de mis pies.

Oí como Ben se reía en voz alta a lo lejos mientras Alex contenía el impulso de darle un puñetazo, pero no supe de que hablaban. No me atrevía a acercarme.

No me sentía tan cercana a ellos sino una intrusa.

Llego un momento en el que me perdí contando arboles mientras caminaba al compas de las pisadas ajenas. El frio había disminuido gracias al abrigo y ya podía escuchar los cantos de pajaritos en las copas de los arboles, llamando a sus hijos o cantando simplemente al hermoso sol que los acompañaba esa mañana.

Era tranquilizante tan solo disfrutar de ese pequeño momento, ese placer sano del que no tenia mucha familiaridad.

-No sabes cuanto me alegro oír que la princesa Azucena estaba por el pueblo.- Comento Dante aminorando el paso para caminar a mi lado.

Inhale aire por la nariz mirando mis pies e intentando no caer en un pozo cubierto de hojas y romperme la pierna sin querer.

-Parece que eres el único que se alegra de que Azucena vuelva...- Bufe cabizbaja.

Me sentía culpable por todo lo que estaba pasando, sentía que los había traicionado una vez mas mientras yo estaba segura en mi habitación en el castillo. Tenia un nudo en la garganta que no dejaba de ajustarse con cada uno de mis pensamientos, por que yo había matado madres y padres de esa familia cuando comencé a salir del castillo. Me lo habían advertido, Alex había dicho que mi padre lo sabría, y tuvo razón, nunca debí subestimarlo..

-No es verdad.- Dante a mi lado me sujeto el codo cuando pise accidentalmente un pozo y mi tobillo se doblo. No caí. - Todos estamos aliviados de que estés bien, Ope me conto sobre...- Dejo las palabras al aire y yo lo mire confundida.- Sobre tu... sobre el rey y tu confinamiento.

-Ah, si.- Baje la cabeza y mire las raíces sobre salidas de la tierra. Me encogí en hombros y el abrigo casi se me cae de no ser por que lo sujete con ambas manos.- El rey no esta contento con los atentados, quiere "cuidar" a su única hija...-Hice comillas para acentuar la palabra cuidar, aunque el abrigo era tan grande que mis dedos apenas llegaron a verse.

Dante entendió.

-¿Todavía las siguen buscando?.

-Creo que ya no...- Mi pie se engancho en una raíz camuflada y casi caigo de no ser por la ayuda de Dante a mi lado, quien me sujeto y volvió a ponerme de pie como si no pesara mas que una almohada. Mi cabello cayo sobre mi rostro con la sacudida y lo aparte de un suspiro irritado.-... mi padre las dio por muertas la semana siguiente a que desaparecieron.

Hice una mueca, yo había dejado de tener poder sobre la toma de decisiones desde hace mucho tiempo, con exactitud, cuando mi confinamiento empezó. No dejaba de hacerme sentir inútil.

-¿Tu crees que hayan muerto?.-Me miro, expectante. Pero yo no respondí mientras lo miraba fijamente intentando no romperme la pierna en lo que seguía caminando; Él sabia algo y no quería decírmelo. Negué con la cabeza levemente y él suspiro, cansando.- Ope dijo que no lo creerías...-No conteste mientras lo miraba caminar y miraba el suelo de tanto en tanto con la sensación de que ocultaba algo importante y estaba dudando en si decírmelo o no.




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