BEN.
-Es estúpido.-Bufo la novia de Javier cuando fui a verlo luego de salir del turno.
Les conté a ambos todo lo que había visto evitando el poco coraje que tuve para quedarme mas de lo necesario e intentar ayudar a las personas dentro de las jaulas de cristal.
Me daba escalofrío de pensar tan solo en el largo pasillo que recorría buena parte del sótano del castillo y las paredes transparentes, los ojos suplicantes, las manos en todo lados mirándome pasar con la boca abierta de asombro. Fue demasiado para que pueda ocultarlo de mis gestos.
-¿Pero sabes siquiera por que estaban ahí?.-Pregunto Javier sentado en la silla de madera frente a la mesa con un dedo en la labio, como si estuviera pensando, y la otra mano en la mesa. No hubo tiempo para que ninguno de los dos nos cambiemos el uniforme y al llegar solo nos encontramos con una Amelia en pijamas.-¿Hablaste con alguno de ellos?.
La novia lo miro.-¿En serio le estas creyendo?.
-No tengo idea.- Ignore su ironía mientras volvía a caminar de un lado al otro en el lugar pasando ambas manos por mi cabello.- No pude hacer nada.- Supongo que seguía en shock por ver a niños de no mas de dos años encerrados, con cadenas, con bozales, algunos con mascaras de hierro que no dejaban siquiera ver sus ojos. Mi corazón galopaba en mi pecho de solo recordarlo.
Trague saliva, me detuve, y volví a caminar de un lado al otro con la mente yendo de un lado al otro con mas rapidez que la de mis pies.
-¿Y por que no le preguntan a la princesa?.-Soltó Amelia con la espalda baja apoyada en la mesa y los brazos cruzados sobre su pecho. La mire un momento, pensando si decía o no las cosas en serio, y cuando me di cuenta de su seriedad entrecerré los ojos. Ella se encogió en hombros.- Debe de saber algo sobre el tema ¿no?, es la princesa...
Era cierto, Rebeca quizás estaba muy al tanto del problema de familias encerradas debajo del castillo pero lo ignoraba. Y eso de alguna manera me hizo replantear mi visión sobre ella, seria muy egoísta saber de eso y simplemente ignorarlo por problemas personales. No la conocía lo suficiente para saber si lo haría, pero de alguna manera rogué no lo supiera.
-No creo que lo sepa.-Soltó Javier con la mano en el mentón y la mirada en la mesa.
Y luego nos quedamos todos en silencio, cada uno pensando.
Las frías paredes de aquel lugar y la espesa oscuridad que envolvía a las personas dentro, sus ojos llenos de lagrimas, sus labios moviéndose sin escuchar lo que decían. Algunas manos, negras, otras lastimadas, labios partidos, ojos hinchados.
No. Seria imposible.
Amelia suspiro y se volteó hacia su novio con algo raro opacando sus ojos.
-¿El día que vinieron los centinelas no fue el mismo que tuviste el llamado?.- Javier asintió con la cabeza, por fin mirando a su novia.-¿Que paso ese día, cuando estuvieron en el castillo?.
Ambos nos miramos confundidos y luego rememore todo por fin deteniéndome en el lugar.
-El rey llamo a Rebeca cuando estaba con William...-Me detuve a pensar si algo mas paso, pero Javier continuo.
-...Fuimos hasta su despacho y solo Rebeca entro, nosotros nos quedamos afuera esperando.
-...Si...-Exclame señalando a Javier con un dedo.-...Y después salió alterada diciendo que el rey sabia que ella salió, que no tenia que salir pero que salió o algo así...
Mi amigo negó con la cabeza.-No, dijo que la amenazo con que no debía salir, que luego supo que ella salió, o eso creyó, pero que ella no lo hizo...
-Si, eso y corrió hacia una ventana para ver como atacaban el pueblo, Alex le pidió que abra un portal y después llegamos acá...- Solté todo con entusiasmo mientras miraba a la muchacha mirarnos a ambos de hito en hito con los ojos entre cerrados.
-¿Ahora terminan la oración del otro?.-Bufo con sarcasmo y luego fue ella quien se puso a pensar en silencio mientras yo le lanzaba una mirada de odio.- Puede ser que el rey te confunda a ti...-Señalo a Javier con la mano y luego volvió a pensar.-...Quizás... ambos tienen un acuerdo ¿en...que nadie vea eso?...-Sacudió la cabeza de un lado al otro.- No se, se me secaron las ideas.
-¿No la defendiste el otro día?.-Pregunte indignado mientras la veía masajearse las sienes.
Ella me taladro con la mirada y luego respondió con indiferencia.
-No estoy de su lado si esa es la pregunta.- Al ver mi confusión continuo.- Ella no deja de ser la princesa, la hija del rey que mato a miles de los míos y de los suyos, la que nos roba la comida del día a día y que pasa en una carrosa por al lado nuestro sin dedicarnos ni una mirada. Que la defienda no es personal...- Y termino encogiéndose de hombros.