Al llegar se había desatado un verdadero caos, la muchedumbre había pasado de ser civilizada a ser un manojo de animales que intentaba huir a como de lugar del tipo que lanzaba llamas por los brazos.
Había un reguero de cuerpos esparcidos por todo el salón y yo supuse, con el corazón en la boca de miedo y dolor, que ellos fueron lo que quisieron darle pelea a los diez psicópatas que ahora se había distribuido para causar mas desastres.
Gire en redondo y mire la puerta de salida del otro lado del salón, ahí donde antes había estado Javier, pero no había mas que las maderas de las puertas cerradas y una franja de metal en medio, fundida para que nadie pueda salir.
El calor en el enorme salón era impresionante y los gritos ensordecedores por donde mirara o fuera. Nada cambiaba, siempre había mujeres u hombres muertos o calcinados, lanzados en el suelo con las extremidades en posiciones extrañas y los ojos abiertos de pánico.
-¡Princesa...!-Llamo alguien por mi costado. Una voz demasiado conocida para no soltar un bufido de exasperación y voltearme a ver como William se acercaba a mi con pasos pesados, intentando quitar de encima a quien se le pusiera adelante.
Ese hombre era en serió un pesado, pensé rodando los ojos y sujetando la daga a mi lado con mas seguridad. Mire al otro lado, el tipo de fuego seguía ahuyentando a la gente con una macabra sonrisa plantada en sus labios.
Busque a Alex con la mirada y lo al lado de la puerta, intentando abrirla en vano y luego volteándose a mirar a todos lados con el cuello estirado hasta que se fijo en mi y suspiro.
La daga se clavo en mi palma con fuerza mientras me obligaba a no reaccionar a su mirada, a sus suspiro aliviado, era su deber preocuparse por mi me repetía una y otra vez en mi cabeza intentando creérmelo. Pero me fue imposible, con el corazón martillando en el pecho por la adrenalina y cosas que aun no conocía pero sabia que bullían en mi interior me lance hacia las puertas pensando sola y únicamente en ayudar a Alex, en abrir un ovalo.
Él miro el ovalo que se formo a su lado y luego me miro a mi sorprendido al mismo tiempo que el tipo de los brazos de fuego se percataba de mi a pocos metros. Se giro con una llamarada saliendo de sus brazos y por poco no me quema la piel cuando me lance al suelo y rodé mas cerca de él para que no me llegue tanto el fuego.
El guardia había salido de mi mente cuando me levante del suelo y corrí hacia el tipo del fuego con la daga en la mano, él me vio venir con su habitual sonrisa y luego apunto directo a mi cara, el corazón golpeo tan fuerte en mi pecho que lo único que pensé fue en agacharme, me lance al suelo y derrape con las rodillas hacia él y lo tumbe de golpe.
Casi sonrió por mi torpeza, me levante del suelo peleando con él por zafarse de mi y la daga a mi lado, no tenia intención de lastimarlo, no estaba segura de querer matarlo tampoco, pero cuando termine tumbada en el suelo con el tipo encima mío y sus dedos se pusieron rojos del calor mientras la bajaba hacia mi rostro solamente sujete la daga con mas fuerza y la alce por encima de mi para cortar su cuello limpiamente.
La sangre caliente empapo mi rostro y la sorpresa cruzo el suyo mientras sus dedos perdían color y volvían a la normalidad. Mis oídos comenzaron a tipiar sin dejarme oír nada mas que el acelerado latir de mi corazón al ver al tipo derramar sangre por el cuello hasta ponerse pálido y luego caer encima mío como una bolsa de cien kilos.
Ya no sentía mi cuerpo, solo pensaba en el hombre encima mío, en el cálido liquido que se escurría por mi hombro, en su cabeza cayendo pesaba a mi lado y su cuerpo dejando sin aire al mío. Lo había matado. Había matado a alguien.
Un frío pesado y asqueroso se cerró en mi estomago y la bilis comenzó a subir por mi garganta. Mis ojos se llenaron de lagrimas cuando el recuerdo de su rostro y la sangre volvieron a mi, la daga pasando limpia por su cuello, cortando de lado a lado la carne sin poner resistencia. Quité el cuerpo de encima mío y me doble con intención del levantarme pero el mareo me tumbo de boca, me levante de nuevo intentando salir corriendo, tropecé, y corrí hacia una pared opuesta con la mano en la boca para contener el vomito que me amenazaba.
-¡Princesa!.-La voz de William rompió dentro mío y al mirarlo acercarse, él retrocedió.-¿Que le sucede?.-No pude aguarme mas y me doble en dos vomitando lo poco que había comido encima de los pantalones del príncipe William.
Las lagrimas también llegaron a mi y cuando todo lo de mi estomago salió me enderece y comencé a llorar mientras miraba en mi retina como le había quitado la vida a alguien a quien no conocía, como su mirada se desfiguro en sorpresa, como la sangre empapo todo mi pecho y mi rostro.
Sentía como mi pecho se desgarraba mientras unos brazos me envolvían con fuerza, no vi quien era, sentía tanta culpa por lo que hice que poco me importaba, solamente quise alejarme con un par de pasos pero mi cuerpo cayo y alguien volvió a envolverme por detrás en el suelo. Las lagrimas ardían en mi rostro y sentía como el aire peleaba por salir de mi cuerpo, de alejarse de la chica que había asesinado a alguien.