“Macarena había ido a una feria de artesanos. En uno de los puestos encontró variedad de maquillajes. Se compró un lápiz labial precioso, de hermoso color rojo. Lo guardó en su cartera y continuó mirando las artesanías. Más tarde cuando llegó a su casa, sacó el lápiz y se lo probó. Le daba brillo a su rostro. Se miró al espejo y se envió un beso a ella misma. De repente, luces de colores la rodearon y ya no sintió más angustia por la muerte de su madre. Se dio cuenta que éste cosmético era mágico y que podría ayudar a las personas. Así que a la mañana siguiente salió por las calles de la ciudad de Córdoba, se pintó muy bien los labios y empezó a lanzar besos al aire a todas las personas con las que se cruzaba. Cuando la gente recibía el beso, dejaba de caminar y lloraba alegremente porque su tristeza había desaparecido. Macarena quería seguir ayudando a las personas pero ya le quedaba poco lápiz labial. Por lo tanto volvió a la feria y compró todos los labiales y maquillajes del puesto de la mujer. Cuando llegó a su vivienda, colocó todas sus compras en una mochila. Hizo un bolso y comenzó a hacer dedo por la ruta.
Macarena recorrió el planeta haciendo el bien. Las personas del mundo siguieron teniendo problemas pero ahora, gracias a los cosméticos mágicos, poseían resiliencia que es la capacidad de superar los traumas y seguir adelante. En un momento los cosméticos se le acabaron pero siguió dando amor e hizo del mundo un lugar más feliz.”