– ¿Por qué luego de tanto tiempo leerlo ahora? –Arlet suspiró, se acomodó mejor en el asiento, mirando al castillo que estaba a muchos metros lejos de ellos, ya empezaba el atardecer, lo que le daba a entender que era hora de irse o que por lo menos faltaba poco.
–No lo sé…supongo que merecen saber algo de ti, te lo debo –El sol caía con una increíble velocidad, cosa que lo hizo suspirar con cierta melancolía.
– ¿Todo bien? –Arlet sonrió y su mano cubrió la de ella, la rubia soltó una pequeña risa.
–Todo bien.
Despertó con lentitud, costándole abrir los ojos en un comienzo, ya había amanecido y se escuchaban voces en la sala. Miró a un lado, encontrándose con Janice, dejó un simple beso en su sien y se levantó con bastante esfuerzo.
–Buenos días, papá –El menor de los hermanos, Samuel, caminó hasta el hombre y le dejó un beso en la mejilla -¿Qué onda? ¿Cómo amaneces?
–Bien, ¿Cuándo llegan los chicos?
–Hable con mis hermanos y me dijeron que hoy a las 3 ya deberían estar acá
[…]
– ¡No, yo voy aquí! –Los tres nietos menores peleaban entre empujones por tomar el asiento más cercano a la silla de su abuelo, todo acabó cuando Arlet llegó, serio, con el libro en mano, y a pasos lentos, como él ya estaba acostumbrado.
–Pensé que el trato era llevar la fiesta en paz –Ellos se sentaron. Otra vez Gastón los observaba con los brazos cruzados.
–Sí, abuelo perdón –Contestó Angélica, quien compartía edad con Diana.
– ¿Ya puedo comenzar? –Todos los nietos asintieron. Arlet abrió el libro, en la página marcada. Sonrió un poco, ya que recordó ese dibujo, Anto lo había hecho muchos años atrás
"De un día al otro todo pareció desmoronarse para el príncipe A. Un plebeyo al verlo en el palacio sin reyes fue al castillo con rapidez para advertirle a los reyes, claro que todo eso en busca de una recompensa monetaria ya que todo el reino Gutiérrez estaba al tanto de la fama del príncipe A, un chico problemático que tenía negada la salida del castillo, no recibió la dichosa recompensa pero si logró su cometido de meter en problemas al príncipe.
Luego de una pelea de toda la familia, con hermanos incluidos, sus padres acordaron el tener una persona con él las 24 horas, que lo vigilara y no lo dejara hacer las estupideces que, creían, hacía el príncipe A. la elegida fue Janice, amiga de Arlet y una chica que no era princesa sino condesa. Se conocían desde algunos años atrás y a sus padres les encantaba la chica, así que aprovechaban cualquier pretexto para juntarlos; de todas formas, a ella la dejaron como guardaespaldas, por así decirlo, de A, dándole chance al príncipe de ir donde él quisiera solo con la condición de que sea con ella, pero eso era inútil para él, ya que Miguel se había enterado que llevaba algunos días frecuentando Missea y sabía que eso sería un problema.
Justo como el príncipe A creía, Miguel fue junto a sus amigos, preguntándoles si habían hablado con A, diciéndoles que era una mala influencia y que, en realidad, seguro no había ido al palacio sin reyen con buenas intenciones. Eso rompió el corazón de Chiara, la rubia enserio pensó que el príncipe A era alguien bueno y honesto por la bonita aura que irradiaba y su sonrisa que parecía ser honesta, esos días, en total doce, había hablado diario con el príncipe A, quien buscaba el escondite de la rubia para hablar con ella y luego irse como si nada, pero confiaba en Miguel ya que era un amigo de toda la vida, Miguel era una persona pura ¿Qué ganaría mintiendo sobre su propio hermano?
>> ¿Qué harás? << El príncipe A y Janice estaban a las afueras del palacio sin reyes "Santos" sentados en el césped del jardín y con la vista al horizonte. Acaban de salir de una especie de reunión, le dieron un nuevo recordatorio a el príncipe sobre su objetivo en Missea no era hacer amigos, sino buscar debilidades, él seguía sin entender el porqué, pero si sabía que no sería buena idea preguntar demás.
>> Quiero seguir con la princesa Chiara, pero Miguel le va a llenar la cabeza, yo lo sé << Soltó un suspiro, el príncipe estaba frustrado, estaba muy seguro de sus sentimientos hacía la princesa y teniendo a Miguel en su contra no lograría nada.
>> Te ayudare << La mirada de A se iluminó >> Pero con una condición <<
>> La que sea, no interesa <<
>> Hay un chico también del Missea, su nombre es Liam y tú tienes que presentármelo << A estiró la mano y ella la estrecho.
>> es un trato, Condesa << Con rapidez corrieron al palacio sin reyes rival, con cautela de que los chicos no los vean. Ella fue con más confianza ya que no la reconocerían, miraba a todos lados con algo de duda, buscando las facciones que fueron descritas muchas veces por su amigo.
>> ¿Es ella? << Preguntó de manera boba, la tal Chiara era una chica hermosa, obviamente entendió en el segundo uno como el príncipe se enamoró a primera vista.
>> Sí, dile que la espero es el cuarto de siempre << Susurró.
>> ¿Y cuál ese cuarto? <<
>>Eso no importa, ella entenderá << Dijo con rapidez y salió corriendo. Entró a la habitación y un lienzo en blanco se encontraba sobre una solitaria silla, tomó el lienzo entre sus manos y se sentó en la silla.
Esperó unos minutos en los que habló solo, casi practicando lo que diría, con temor de que la rubia lo odiara por las cosas que les habrá dicho su hermano. Sin poder controlarlo sus manos temblaron, y sudor empezó a salir de él, tenía miedo de lo que diría la chica, miedo de que lo ignore...tal vez no era que Janice se tardó en llamarla, sino que ella decidió ignorarlo y no ir más con ella.
>> ¿Qué? << El príncipe A giró con rapidez, algo sorprendido y poniéndose de pie. La princesa Chiara lo veía con seriedad, algo extrañada y sobretodo asombrada por la presencia del chico, ella pensó que no lo vería nunca más ahí, pero estaba y solo para hablar con ella. Mentiría al decir que no movió nada dentro de ella.