Resiliencia

『Capítulo 4: "la distancia entre la tierra y el mar"』

- ¿Lo escribió la abuela no? -Arlet estaba en su habitación jugando al ajedrez él solo, pensando en sus cosas, cuando Germán entró a la habitación a interrumpirlo.

- ¿Te lo dijo Gastón?

-No, papá no me ha dicho nada, no me respondas con otra pregunta -Respondió sentándose frente a su abuelo -Y cada que Chiara le pregunta sobre el cuento, papá la ignora.

-El tema le hace mal a tu papá, no creo que sea bueno que le hables sobre eso -Siguió moviendo piezas del juego de mesa.

- ¿Y a vos te hace mal? -Arlet elevó la mirada por primera vez, dejando salir un suspiro.

-Hay cosas que aun con el tiempo siguen doliendo, Ger.

- ¿Cómo conociste a la abuela? -Cambió de tema de manera repentina, haciendo que Arlet sonriera.

-Cuando trabajaba mi jefe me hizo ir a el sitio de la competencia para que sacara información -Arlet acarició el cabello de Germán -Y tu abuela justo estaba grabando unas cosas con la tía Anto y Mica.

- ¿Vos sos el príncipe A?

-Ya tienes 13, eres grande para entender muchas cosas por tu cuenta -Se levantó.

-Jaque -Atinó a decir el menor. La mirada de Arlet fue a la jugada, un jaque mate sacado de la partida que dejó a la mitad.

-Es jaque mate, no solo jaque -Arlet giró para ver a Germán, el chico era totalmente parecido a Chiara, de lacio cabello rubio tirando para un tono ceniza, con grandes ojos claros y unas mejillas sonrojadas que lo hacían la imagen vivida de la chica - ¿Vamos? -Preguntó cuando se escucharon a un par de niños en la entrada de la casa.

-Vamos -Fue Germán quien tomó el libro antes de salir, analizando la tapa con concentración.

Todos tomaron asiento como los demás días. Chiara y Germán; los hijos de Gastón; en el fondo, pegados a la pared de la sala pero aun así sentados en el suelo, Arlet y Angélica; los hijos de Marcus; en los sillones que se encontraban a los extremos de donde se sentaba Arlet, Pablo; hijo de Isabela; y Diana; hija de Samuel; sentados en el suelo a los pies de Arlet, al pendiente de todo lo que el hombre hacia.

-Comienzo -Avisó abriendo el libro - "Capítulo 4, la distancia entre la tierra y el mar.

Las cosas se complicaron, pero no tanto como el príncipe A creía que sucederían.

Su hermano estaba ahora el 90% del día sobre él, observando su comportamiento con la princesa Chiara, quien al parecer también había ignorado todo tipo de regaño por parte de sus amigas y buscaba cualquier oportunidad para ser cada vez más cercana con el príncipe.

Todos los días se veían, hablaban, bailaban e iban a los mundos que Chiara creaba. El príncipe A de un momento a otro se hizo más detallista con la rubia, obsequiándole cosas cada que la veía o componiéndole pequeños poemas que les recitaba cuando estaban solos. Estaban en su propio sueño.

>> ¿A? << El chico giró para verla, ella le sonrió levemente. Desde que supieron que podían quedarse más tiempo en los mundos que ella creaba, aun sin que necesariamente cantara, empezaron a durar horas ahí, sin hablar, solo viéndose a los ojos y tomando sus manos.

>> Dime << Susurró, viendo al agua, la misma que parecía un poco turbia. Aun le hacía mucho ruido el hecho de que, cada que entraban a una pintura, todo tuviera esa textura de acuarelas, pero al mismo tiempo le parecía fascinante.

>> tengo que hacer un viaje a otro reino, será un corto tiempo, pero te quería decir << A hizo una mueca, algo inconforme con lo que dijo.

>> ¿Cuándo volverás? <<

>> En una semana tal vez << El príncipe sonrió.

>> Una semana sin ti es una eternidad <<

>>Volveré antes de que te des cuenta << Le picó la punta de la nariz con el dedo.

>> Eso espero << Dijo con una sonrisa >> Porque cuando vuelvas tendrás una propuesta esperándote <<

>> ¿Propuesta? ¿Qué clase de propuesta? << El príncipe la miró con diversión y le robó un beso >> dale, decime<<Pidió alejándose de los labios del príncipe.

>> Tendrás que esperar una semana << Se levantó con diversión y Chiara intentó agarrarlo, persiguiéndolo empezaron a correr por toda la pintura. Se detuvieron en la parte del agua, la cual chocaba con fuerza contra unas rocas que se encontraban ahí >> ¿Te encuentras bien? << Preguntó bastante preocupado cuando Chiara empezó a respirar con dificultad, tomando su pecho.

>> Sí, no te preocupes << Se levantó de golpe. La nube los envolvió repentinamente, salieron de la pintura, se encontraban nuevamente en la pequeña habitación, sentados en las sillas. Arlet acarició la mejilla de Chiara, aun viendo como su cara empezaba a tomar color, ya que se había puesto pálida.

>> No sabía que tenias asma << Chiara apartó su mirada con rapidez.

>>no es asma, exactamente <<Jugó con sus manos y se levantó de golpe >> Voy con las chicas, teníamos que hacer unas cosas << El príncipe A se levantó y tomó su mano para dejar un leve beso en el dorso de la misma.

>> Hasta dentro de una semana, mi querida princesa<< Se abrazaron con fuerza y ella salió de la habitación.

Unos días luego, el príncipe A estaba junto a Janice, en el parque, ambos viendo a las montañas y hablando de sus respectivos amores, de lo cómodos que se sentían con el otro y sus pensamientos a futuro. Pero fueron interrumpidos por Miguel, quien llegó serio, con sus manos inquietas y la voz temblando. Le pidió hablar a solas, algo apartados de la condesa, sentados en dos bancos distintos.

>> Sí venís por lo de Chiara, déjame decirte que no la voy a dejar en paz <<

>>No, no es por eso...bueno, si es por Chiara << Eso asustó al príncipe en sobremanera pero decidió no demostrarlo.



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En el texto hay: principe, princesa, cuento de hadas

Editado: 01.02.2021

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