Resiliencia (orgullo Blanco 4)

Disfruto

[Capítulo 10]

 

{Rahsia}

«Noara Moore».

Era miércoles, Daemon no llegó a la terapia grupal y eso me descolocó de nuevo, pero hablé con mi jefe para mostrarle mi preocupación —a pesar de que ya no era mi paciente— y aseguró que el chico se incorporaría hasta la próxima semana. Él ya lo estaba tratando de lleno y tuvo la amabilidad de informarme todo lo que hacía para adentrarlo poco a poco a su pasado, aunque irían paso a paso y estuve de acuerdo, era lo mejor.

Antes de irme a casa, Karina me facilitó el expediente que abrió para aquella chica que llegó en mi búsqueda el día anterior, así que decidí llevarlo conmigo. Su nombre se leía al principio y estudié a detalle lo que se escribió en el papel con todos sus datos. Era solo un año mayor que yo, pero el maltrato en su cuerpo cubría la juventud que un día tuvo. No me adentré demasiado en su vida porque estaba reacia, pero acordamos vernos dos veces por semana y esperaba que pronto se pudiese unir a las terapias grupales. Quería ayudarla e iba a hacerlo.

¿Jugamos una partida?

Esa vez fui yo quien envió ese mensaje a Demon, lo ignoré por días porque mis ánimos estaban por los suelos, pero tras leer aquel expediente y revisar mi móvil una vez más con la esperanza de que Daemon hubiese respondido a mi mensaje, y desilusionarme con su falta de interés, decidí que ya era tiempo de olvidar un poco y solo con mi juego lo lograba.

Me has hecho esperar demasiado. No vuelvas a irte, Puzzle World no es lo mismo sin Princess.

Mis ojos se desorbitaron de una manera cómica al leer aquello, su respuesta fue casi igual a la que una vez yo le di después de que él desapareciera por días; aunque quise reírme, porque la mía fue una súplica en el pasado y la de ese chico se leía a demanda en ese momento. Y quise señalar eso, sin embargo, actué a su manera y lo ignoré. De inmediato busqué nuestro primer reto, ya estábamos en un nivel muy avanzado y creo que éramos los únicos a punto de terminarnos ese juego, pues ya habíamos hecho todos los rompecabezas habidos y por haber.

Gasté alrededor de tres horas jugando, Demon me ganaba por un punto en ese instante y si no hubiese sido porque tenía que ir a trabajar al siguiente día, habría seguido. Las horas se me pasaban volando cuando jugábamos juntos y me reí al recordar que en un tiempo, tuve un enamoramiento cibernético por ese chico.

Gracias por tu tiempo, hasta la próxima.

Le envié, sin decir nada sobre su mensaje anterior. Su única respuesta fue un emoticono de manita diciendo adiós y sonreí para después bloquear mi móvil.

Los días fueron pasando, Lucas hablaba conmigo a diario y me aseguró que ya Daemon estaba bien. No sabía cómo sentirme al respecto, pues me alegraba en el alma eso y también me dolía que pasara de mí tan fácil. Por ratos me sentía tonta, otras decepcionada, a veces molesta y la mayoría del tiempo triste. Una semana atrás estuvimos a punto de besarnos en su casa, me confesó que me deseaba, aunque aclaró que solo era sexo y tras analizarlo, entendí que actuó regido por su estado y eso me desilusionó de una manera increíble.

El jueves por la noche Angie se vio con su Romeo y casi la mato porque en lugar de hablar con él, terminaron follando de nuevo. Dijo que Lucas la había invitado a salir el viernes y me prometió que si volvía a sentirse emocionada con mi amigo, dejaría todo con su sexo más que ocasional sin explicarle que era porque se estaba enamorando. Obviamente no estuve de acuerdo, no quería que jugara con Lucas ni viceversa y me obligué a callar solo porque igual, no era tonta y estaba consciente que a ese chico, le encantaba divertirse y lo pasajero.

Ese viernes Andy también me invitó a salir y acepté ya que no me apetecía estar sola. Fuimos a cenar y luego a bailar a un club muy mono de la ciudad, el tonto no desaprovechaba su momento para meterme mano, aunque paró cuando le dejé claro que no lograría nada.

—Respóndeme algo para tenerlo claro y no incomodarte más con mi coqueteo —pidió. Estábamos sentados en una mesa cerca de la pista de baile y gritó para que pudiese escucharlo por encima de la música.

—Pregunta —lo animé, dispuesta a ser sincera con él.

—¿Estás saliendo con alguien?

—No —dije segura y sin titubear.

—Pero te gusta alguien más, porque siento que no te soy indiferente, sin embargo, hay algo que no te deja seguir —aseguró y miré hacia otro lado. De nuevo mi manía de ver a todas partes me atacaba—. Habla conmigo, cariño. Bien sabes que también soy tu amigo —me recordó y tomó mi mano en señal de apoyo.

Lo miré y suspiré muy profundo, Andy tenía razón, él me gustaba mucho y sabía que si Daemon no estuviese en mi cabeza, lo intentaría una vez más. Pero estaba enamorada de otro, un chico que no me correspondía, mas no era de las que creían que un clavo sacaba a otro.




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