Resiliencia (orgullo Blanco 4)

Un hijo

[Capítulo 19]

 

{Daemon}

 

El agua de la tina pareció haberse enfriado tras confesar ese recuerdo que llegó a mi cabeza. Sentí miedo de lo que Rahsia pensara, dijera o hiciera, pero también alivio y hasta un poco de alegría con la idea de que me odiara. Estúpido de mi parte tal vez, mas por alguna razón idiota necesitaba eso de ella. Las imágenes fueron un poco distorsionadas en mi cabeza, pero sabía muy dentro de mí que todo fue real, que hice lo que hice por una razón egoísta.

Noara me observaba con sus ojos cargados de dolor y miedo, mas no luchó contra lo que le hacía y entendí que esa fue su manera de defenderse frente a mi agresión.

—Daemon…

—Ver tu cuerpo lleno de mis marcas me ha hecho sentir una mierda esta vez y más cuando haces esas muecas de dolor. Te dañé, Rahsia y no puedo sacar de mi cabeza que también te forcé a hacer algo que no querías. Creo que eso ha hecho que recuerde lo que hice en el pasado —solté, cortando todo lo que iba a decirme.

—¡Oh por Dios! ¡No, Daemon! —aseguró y me tomó de las manos otra vez— No me has forzado a hacer nada, te lo juro —La miré cuando besó mis dedos, quería demostrarme que no me temía y que decía la verdad—. Y sí, siento molestia en mi entrepierna, no negaré eso, pero no es porque tú me dañaras. Disfruté como loca cada cosa que me hiciste, mas no tengo práctica en esto, cariño. Mi cuerpo se está acostumbrando a ti así que es normal que duela un poco.

—No me lo digas solo por no desestabilizarme más, por favor —supliqué y me sonrió con ternura.

Volvió a meterse entre mis piernas, frente a frente y me cogió el rostro. Ya no vi miedo en su mirada.

—Confía en mí, Daemon. He amado y disfrutado cada toque tuyo.

—Pero ahora sabes que agredí a una chica antes, a alguien que me importó tanto como para enamorarme de ella, ¿qué te dice eso de mí? ¿Qué piensas? —inquirí con la estúpida necesidad de que me viese distinto.

Mereces el odio y la repugnancia.

Imbécil.

Sacudí la cabeza para espabilar aquellas putas voces, vi a Rahsia tensarse con mis preguntas y sabía que en su mente estaba buscando las palabras adecuadas para responderme.

Te odiará.

Dolor sonó emocionada al decir tremenda estupidez.

O verdad.

—Pienso que estamos en otros tiempos y como mujer me duele lo que esa chica tuvo que pasar, pero no te voy a juzgar por tu pasado, Daemon. Sé quién eres conmigo y eso es lo único que me importa.

Esperanza picó en mi pecho, haciendo que el corazón me latiera un poco más.

—¿No me temes?

—Ni en tus peores momentos y creo que ya te lo demostré —La observé en cuanto terminó de decir eso, sus ojos solo mostraban verdad.

Sin querer hablar más de eso con ella para no permitirle a mis demonios dominarme con susurros crueles, la tomé de la nuca y la acerqué hasta que nuestras frentes se presionaron entre sí. Le creía, por increíble que eso fuera para mí debido a mi inseguridad, creía demasiado en Rahsia, era como una fe ciega en su persona y rogué para jamás arrepentirme de eso y menos fallarle. Ya que por primera vez en lo que yo recordaba, necesitaba de alguien que no fuera parte de mi familia.  

Pasé muchas horas a su lado y me siguió demostrando que no me temía ni juzgaba, hablamos de la razón por la que llegó al hotel en mi búsqueda y cómo supo encontrarme. Quería disculparse conmigo por lo que sucedió en su consultorio, algo que aclaré que estaba demás ya que, aunque me molestó también supe entenderla; se había reunido con Sadashi para tomarse un café esa tarde y fue la asiática quien le averiguó mi ubicación, cosa que no me extrañó. Rahsia igual me explicó que se sentía estresada por ciertas cosas que le estaban sucediendo y cuando le pedí que hablara conmigo, me aseguró que lo haría, mas no en ese momento porque no quería preocuparse y menos preocuparme a mí por algo que a lo mejor no tenía lógica según sus palabras. No estuve de acuerdo con eso, pero decidí respetarla tal cual la chica me respetaba.

Cuando la noche entró de lleno solo quería dormir a su lado como el día anterior, sin embargo, necesitaba buscar a Aiden y hablar con él, así que al estar listos fui a dejarla a su apartamento. Esa vez otro de los tipos que se encargaba de cuidar mi espalda fue quien nos llevó, otro más condujo el coche de Rahsia para que ella pudiese viajar conmigo. Alexandre había desaparecido y no me extrañaba… ¡Mierda! En realidad no lo culparía si decidía dejar su lugar, lo lamentaría, sí y mucho, puesto que era en el único que confiaba de verdad, pero por primera vez me pasé de la raya con el hombre, fui un imbécil y lo buscaría luego para disculparme.

—¿Puedo pedirte algo y me prometes que lo harás? —dijo Rahsia cuando estábamos en el estacionamiento de su apartamento. Asentí y la miré para que continuara— Sé que mañana tienes tu terapia con el doctor Cleveland, así que por favor menciónale el recuerdo que tuviste en la bañera.




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