Resiliencia (orgullo Blanco 4)

Partida peligrosa

 

[Capítulo 25]

 

{Rahsia}

 

Llegué a mi refugio de confianza y corrí directamente al baño para vomitar, mientras lo hacía las entrañas se me retorcían junto al corazón y lloraba amargamente por lo que viví ese día. Caleb era mi pensamiento más latente, junto a Isabella Pride cayendo al suelo y Daemon destrozado al presenciar la derrota de su madre.

¿Qué había pasado, Dios mío? Todavía no lo comprendía.

Todo iba marchando bien… ¡Madre mía! Acababa de vivir mi mejor momento y luego el peor. No sabía qué hacer ni cómo reaccionar.

—Tienes que calmarte, Danik —pidió Ian al verme tirada a un lado del váter.

El cuerpo me temblaba y las lágrimas no cesaban. Me encontraba ida y ni siquiera lo sentí entrar.

—Vete de aquí —logré decirle entre sollozos y me miró empático.

Le agradecía con mi vida que se hubiese puesto como escudo ante mí para protegerme, él usaba un chaleco antibalas y por lo mismo solo sacó moretones. Pero al pensar en Caleb tirado en el suelo y herido de gravedad, a Isabella caída, a Daemon llorando junto a ella y el sufrimiento de mamá, deseé ser yo y no papá.

—No, no lo haré —aseguró.

Iba a decirle algo, pero me tendió un móvil y lo tomé de inmediato. Sabía que se trataba de una llamada y no tuve dudas de quién era.

—¡Dime qué pasó porque no lo entiendo! —exclamé entre llantos al llevar el móvil a mi oreja.

Esto tuvo que ser obra de la puta de tu hermana. Vimos a Henry con ella y luego él estaba con la malnacida de Charlotte —respondió con agitación.

Negué, aunque no me viese y apreté los ojos con fuerza para sacudir más lágrimas.

—¿Cómo está Caleb e Isabella? ¿Cómo está Daemon? —exigí saber. Ian se fue hacia la puerta para vigilar— Y no me mientas porque te juro que dejo tirada toda esta mierda —amenacé.

La situación es complicada, los han sometido a un coma inducido porque recibieron heridas de gravedad. El doctor ha dicho que hicieron todo lo que estuvo en sus manos, pero que de aquí en adelante depende de ellos y las ganas de vivir que tengan.

—¡Joder, Sadashi! Esto no tenía que pasar, ellos debían estar a salvo —me quejé y me llevé una mano a la cabeza.

El plan no era ese, jamás lo fue. Los únicos lastimados debían ser los Black. Los Pride tenían que permanecer intactos a pesar de las posibilidades de una ataque. Mis padres y Daemon no podían ser tocados por ningún motivo y sin embargo, ahí estaba tirada en el suelo, rogándole a la vida porque no se llevara a Caleb y tampoco a Isabella ya que eso iba a ser la caída del hombre que amo y por ende mi derrota total.

—¿Y Daemon? —inquirí con la voz en un hilo cuando tuve el valor necesario para hacer esa pregunta, ella respiró pesado antes de responder.

Ha caído —soltó con pesar y juro que el corazón se me detuvo.

—¡No, no, noooo! —lloré.

Seguía tirada en el suelo con las piernas flexionadas hacia mi pecho y me mordí una rodilla para no gritar. Ese era un riesgo que él mismo decidió tomar por más que le rogué que no era necesario, pero lo estábamos evitando.

¡Lo estábamos haciendo bien, carajo! ¿¡Cómo era posible que todo se nos escapara de las manos tan fácil!?

—Necesito verlo —supliqué con voz lastimera.

De eso ni hablar, por ceder a sus deseos estamos así —espetó y miré al frente toda incrédula—. Bien sabían que no se verían hasta que todo acabara, esto ha sido un puto error de todos y vamos a asumirlo. Ahora necesito que busques a Demian y le hagas entender que su puta madre se buscó la muerte y las cosas deben seguir su rumbo. ¡Mi Sensei es una maldita guerrera y tiene que salir de esta porque si no yo misma voy y la remato!

Lloré con más intensidad al escucharla a ella llorar con lo último, Sadashi podía parecer dura, pero estaba sufriendo por una mujer a la cual consideraba una madre. Las torres del juego de ajedrez al cual decidimos meternos estaban sufriendo con toda la situación y sabíamos que la partida no sería fácil, que tendríamos bajas, pero entre saberlo y vivirlo había una enorme diferencia.

El rey ha sido amenazado y tú como la reina de este juego vas a defenderlo —logró decir cuando se recompuso.

Pensé demasiado en aceptar convertirme en una pieza fundamental de la partida, analicé los pro y contras con detenimiento antes de dar mi respuesta porque me metería en un mundo desconocido y supe en aquel momento que me enfrentaría a situaciones a las cuales no estaba acostumbrada y peor aún, que les tenía terror. Pero me convencí de que podría, lo hice con el anhelo de tener una vida normal en la cual no volvería a esconderme, con la esperanza de obtener libertad para amar y ser feliz con el hombre que más dañado fue por parte de mi pasado y el que más amenazado volvía a estar por personas sin escrúpulos que no les importaba nada con tal de obtener y cumplir sus objetivos.




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