[Capítulo 27]
{Rahsia}
Grité y no podía dejar hacerlo, lo hice con terror y dolor. Ian no podía terminar de esa manera, no después de que me salvara la vida, no siendo tan joven, extrovertido y una de las mejores personas con las que me topé en el mundo de los Black. Le supliqué que se levantara cuando lo vi tirado en el suelo, bocabajo y con un charco de sangre a su alrededor. No se movía.
¡Dios mío! Se había ido.
Mi única reacción fue abrazar a Demian por la espalda cuando me metió detrás de él y tomó dos pistolas, abriendo los brazos con un arma en cada mano y apuntándola a las personas que acaban de llegar. Para ese momento no tenía la seguridad de que él siguiera de mi lado y el de su familia o si por el contrario, decidió volver al lado malo y vengar a su madre, de lo único que mi instinto me hizo estar segura es de que era el mejor escudo si decidían volver a disparar y no, no lo quería muerto, fue mi autodefensa la que actuó por mí.
—Vaya, vaya. Así que Inoha tenía razón —escuché a mi abuelo decir.
La tensión en el cuerpo de Demian me indicaba que no debía confiarme ni bajar la guardia y que me mantuviese en mi lugar.
—La única razón que conozco es que una de tus nietas es una maldita estúpida. Y no hablo de la que está temblando detrás de mí —espetó Demian con todo el dolor y la rabia que sentía.
—¡Y tú un maldito traidor que se dejó engatusar por esa idiota! —gritó Inoha.
—Bajen las armas todos, incluido tú, Demian —exigió David.
Vi a varios tipos rodearnos, pero bajaron las armas ante la orden de su jefe. Demian no cedió y se giró un poco obligándome a mí a moverme; al final y sabiendo que de nada servía, bajó las suyas, aunque me entregó una.
—Tú eras mi mayor orgullo, hijo. Mi más grande creación —reprochó mi abuelo a Demian.
Como si él hubiese sido Víctor Frankenstein, hablándole a su Prometeo con mucha decepción. Y, aunque pareciera irónico, Demian sí fue el experimento de ese señor; solo que en lugar de crearlo con partes de cadáveres, lo creó a base de muertes y le inculcó lo malo. Logró retorcer de manera perfecta la mente de un niño.
—Y si lo soy, ¿por qué viniste aquí y asesinaste a uno de mis mejores hombres? ¿Por qué siento que me vas a acusar de algo que sabes que jamás haría?
Admiré la entereza de Demian, la rapidez con la que se recuperó y tomó el control.
—Porque tu madre me llamó hace unas horas, muy decepcionada y pidiéndome hablar con urgencia de algo muy delicado y luego me llegó la noticia de que la asesinaron y de que tú estuviste presente en el altercado que le quitó la vida. Y te acompañaba la chica que creí que llegó a mis brazos por amor y no para traicionarme —El miedo me retorció las entrañas.
Inoha sonrió con orgullo al escuchar aquello y eso me sirvió para no dejarme vencer por el miedo y sobre todo, para no arruinar lo que sea que Demian estuviese haciendo, si es que eso me favorecía. En ese momento David hizo una señal con su cabeza y por inercia alcé mi arma y apunté a uno de los tipos que se movió; él solo llegó, junto a otro, al cuerpo de Ian y lo sacaron del salón en el que estábamos. Demian puso su mano en mi brazo y me obligó a bajar el arma, las lágrimas aparecieron una vez más cuando observé cómo levantaban a mi inerte amigo.
—Charlotte estaba muy decepcionada de ti. Juntas descubrimos su traición —confesó Inoha y presioné el arma en mi mano—. Tanto luchaste para que te amara y al final no lo lograste y, lo poco que conseguiste de ella lo enviaste al cesto de la basura en el instante que decidiste ayudar a esa estúpida.
—¿¡De qué demonios están hablando!? —grité, dejando que mi miedo se convirtiera en indignación.
Inoha le dio un golpe bajo a Demian con esas palabras y lo vi, su semblante dejó entrever el dolor que le causaron aquellas palabras. Esa maldita era consciente de que el chico añoró el amor de madre y nunca lo obtuvo, la falta de afecto por parte de su progenitora era uno de sus talones de Aquiles.
—Sí, fue en vano todo lo que hice. Al final, mi madre nunca dejó de ver en mí a Enoc, pero eso no significa que los traicioné. Sabes bien cómo me educaste, tío —David lo miró sin creerle—. Inoha logró envenenarla por el odio que siente hacia Danik y lo sabes.
—Descubrí lo que mi abuelo no pudo ver —espetó ella.
—Tú solo te dejaste llevar por la envidia y el odio que sientes al ver que David trata mejor a Danik que a ti, te hiere, te arde el orgullo cuando ves que hagas lo que hagas jamás dejarás de ser una bastarda.
—¡Igual que tú, imbécil! —se defendió y Demian sonrió.
—Pero a mí no me importa y jamás he anhelado el reconocimiento de la familia de Enoc, siempre me he sentido orgulloso de ser un Seller a pesar de que mi madre no me quiso y tú eres consciente de eso, tío. ¿O acaso no fue por eso por lo que Charlotte me odió más? —inquirió irónico.