El silencio del refugio era casi irreal.
Tras la grieta, el equipo había logrado llegar a un punto seguro: una especie de estación interdimensional abandonada, cubierta de polvo y niebla densa. Todo allí parecía estar suspendido fuera del tiempo. No había señales de vida, ni sonido alguno. Solo los ecos de su propia respiración.
Gerard limpió las heridas de Gary con movimientos rápidos. Su propia armadura tenía quemaduras en los bordes. Inosuke, por su parte, no tenía heridas visibles… pero el peso en su pecho era cada vez más denso.
—Está estable —dijo Gerard, cerrando el compartimento del botiquín—. Pero Paul no puede resistir mucho tiempo más si está solo con ellos cerca.
—¿Alguna señal? —preguntó Inosuke, observando cómo Gary calibraba un escáner portátil de resonancia.
—La grieta que atravesamos se está cerrando —dijo Gary—. Pero dejó un rastro. Lo suficiente para rastrear su última posición… aunque el nodo colapsó.
Inosuke asintió. No dijo nada.
Horas después, mientras Gerard dormía recostado sobre una pared fracturada y Gary afinaba un campo de estabilización para reforzar el refugio, Inosuke se alejó por un pasillo, hasta una sala con una estructura circular en su centro. Allí, sobre el suelo, colocó el fragmento de la máscara que aún conservaba.
En cuanto lo hizo, una proyección triangular surgió del aire: un mapa incompleto, formado por puntos flotantes. Algunos se mantenían fijos. Otros parpadeaban. Uno en particular vibraba con más fuerza que los demás. Lo reconoció de inmediato.
—Paul… —murmuró.
Pero antes de que pudiera acercarse más, una presencia se hizo notar a sus espaldas.
—Te alejaste demasiado —dijo la voz de Gary.
Inosuke giró. Gary estaba ahí, de pie. Pero algo en su postura era diferente. Más recta. Más firme.
—¿Qué es este lugar? —preguntó Inosuke.
—Un intersticio dimensional. Una burbuja entre tiempos. Nadie nos puede oír aquí.
Gary miró el mapa.
—Ese punto… es una trampa. Pero también es una oportunidad. Si está vivo, lo encontraremos allí.
Inosuke frunció el ceño.
—¿Sabías que yo lo recordaría?
—Lo esperaba —respondió Gary, con una sonrisa ambigua.
Entonces, todo se detuvo.
Literalmente.
El aire quedó congelado. Las partículas flotantes dejaron de moverse. El sonido se desvaneció.
Inosuke sintió que algo profundo estaba ocurriendo, pero no pudo moverse. Solo Gary caminó hacia él, despacio, sin urgencia.
—Voy a preguntarte algo —dijo, sin emoción—. No quiero una respuesta. Solo… que lo pienses.
Inosuke lo observó en silencio.
Gary se inclinó hacia él, y con voz más baja, como si hablara a través del universo, dijo:
—¿Por qué te quitaste la máscara?
Inosuke parpadeó.
No entendió.
O no quiso entender.
—¿Qué…?
—Lo sabrás… cuando todo vuelva a empezar.
Y entonces, el tiempo se reanudó.
Gary se giró y volvió a su posición inicial, como si nada hubiera ocurrido. La sala recuperó el movimiento. El mapa volvió a parpadear.
Inosuke se quedó inmóvil, el eco de aquella frase aún resonando en su pecho como una campana vacía.
...
Más tarde, reunidos, Gerard observó el mapa.
—Si entramos allí, podríamos no salir.
—Paul está ahí —respondió Inosuke, firme.
—Y si no es él, sino una trampa… podríamos perderte a ti también.
Inosuke apretó los puños.
—No somos un equipo si dejamos a uno atrás.
Hubo silencio.
Gary, desde una esquina, sonrió apenas.
—Ahora sí hablas como capitán.
#207 en Ciencia ficción
#1622 en Fantasía
#869 en Personajes sobrenaturales
poderes sobrenaturales, invasionsobrenatural, ciencia ficción futurista
Editado: 29.04.2025