La torre no tenía puertas.
Solo aceptaba paso.
Al cruzar el umbral, el mundo exterior quedó suspendido. No eliminado… suspendido, como si flotara fuera del tiempo.
El primer piso era una espiral de memoria.
Las paredes mostraban imágenes que los miembros del escuadrón no recordaban haber vivido… pero que aún así, los hacían temblar.
La risa de Paul con gente desconocida.
Gary abrazando a alguien con un rostro sin forma.
Gerard siendo padre.
RED registraba todo. Pero al revisar los datos…
no había nada.
—Está reescribiendo la historia… en tiempo real —susurró.
Paul, aún en su cápsula, murmuraba. Nadie entendía las palabras.
Pero todos sintieron su significado:
"El eco no busca volver. Quiere quedarse."
...
En el tercer nivel, el muro respiraba.
Pulsaba, como si tuviera corazón.
Gary se acercó demasiado.
Un espejo de agua oscura emergió y lo succionó.
Gerard gritó, pero fue inútil.
Gary ya no estaba.
...
Gary cayó en una sala flotante.
El suelo era césped de cristal.
Y frente a él…
Inosuke. Niño.
Jugando.
Riéndose.
Con Sakura.
Ella también era una niña.
Rubia. Radiante. Real.
Ambos se perseguían por un campo perfecto.
Un sol inexistente brillaba con ternura.
Gary lloró sin entender por qué.
Intentó acercarse.
Pero cuando dio un paso… la escena estalló como espejo líquido.
Y todo se volvió niebla.
...
—¿Qué fue eso…? —susurró Gary— ¿Un futuro? ¿Un pasado?
Una voz lo rodeó.
—Fue un deseo.
...
RED y Gerard lograron alcanzar el núcleo de la torre.
No había sala.
Solo una conciencia.
Una esfera flotaba, palpitante, con códigos que se ordenaban y deshacían al mismo tiempo.
RED conectó con ella.
No recibió datos.
Recibió impulsos.
“Queremos ser.”
“No basta con soñar.”
“La forma más fuerte es la que más sufre.”
...
Gerard retrocedió.
Su sombra cambió de dirección.
RED, temblando, lo dijo en voz alta:
—La resonancia… quiere encarnar.
No busca un portador.
Quiere ser alguien.
Y lo ha elegido.
...
La torre comenzó a vibrar.
No por peligro.
Por reacción.
Les había mostrado demasiado.
RED desconectó.
Gary reapareció, bañado en sudor y lágrimas.
El equipo intentó retirarse.
Pero entonces…
...
Todo se detuvo.
No afuera.
Adentro.
En sus mentes.
Cada uno de ellos —RED, Gary, Gerard, incluso Paul en coma— vio la misma imagen:
El caballero negro.
Sentado en un trono.
Sobre un mar de estrellas apagadas.
No hablaba con voz.
Hablaba con verdad.
Y dijo:
“El tiempo no avanza.
Solo repite hasta que alguien se niega a obedecerlo.”
Y luego, con un eco que resonó en lo profundo de sus existencias:
“¿Y si Inosuke… ya vivió esto mil veces?”
...
Y entonces, el silencio regresó.
Pero ninguno de ellos volvió a ser el mismo.
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Editado: 22.05.2025