Capítulo 39: El primer eco

Las coordenadas estaban claras.
Pero los caminos… no.

RED trazó rutas resonantes para llegar a los diez puntos dispersos en el multiverso.

—No podemos ir todos juntos —explicó—. Algunas entidades no reaccionan a grupos. Otras solo aceptan contacto individual.

—¿Nos separamos? —preguntó Gerard.

—Nos dividimos. Por compatibilidad. Por estrategia.

Gary asintió sin hablar.

...

El primer destino fue asignado a él.

Un mundo sin nombre.
Sin coordenadas estables.
Solo se podía llegar si uno dejaba de ser por un momento.

...

RED preparó un corredor.
Gary ingresó sin palabras.

Lo que cruzó no fue espacio.
Fue identidad.

Cada paso en el plano de la primera entidad era una ruptura.
El suelo se distorsionaba con pensamientos no propios.
Los árboles hablaban en murmullos de errores pasados.

Y en el cielo, suspendida…

Una esfera de espejos rotos.

Respiraba.

Vibraba.

Y estaba viva.

...

—Primer contacto —dijo RED, desde una línea externa—. Ten cuidado.

—¿Tiene nombre?

—Aún no lo sabemos. Solo se refiere a sí misma como “la que recuerda.”

...

Gary dio un paso adelante.

La esfera descendió.
No voló.
Cayó con suavidad.

Y al hacerlo, los fragmentos de sus espejos comenzaron a mostrar imágenes.

No del presente.
Ni del pasado.

Sino de otras versiones de Gary.

—¿Qué es esto?

Una voz surgió desde dentro:

—Soy todos los que vieron a Inosuke… y no sobrevivieron.

...

Gary sintió su pecho apretarse.
Cada reflejo lo mostraba distinto:
uno en guerra, uno envejecido, uno llorando sangre.

—¿Eres una víctima?

—Soy una cicatriz.

...

La esfera giró.

—No vine a destruirlo.
Vine a contarlo.

...

RED interfirió.

—Gary, mantente firme. Está probándote.

—¿Probándome para qué?

—Para decidir si vales la pena como interlocutor.

...

La esfera se quebró ligeramente.

Una figura femenina surgió de entre los espejos.
Inhumana.
Pero no hostil.

Sus ojos eran ventanas a recuerdos rotos.

—No quiero venganza.
No quiero redención.

—¿Entonces qué quieres? —preguntó Gary.

La figura respondió con una calma brutal:

—Quiero que él sepa… que aún existo.

...

Gary tragó saliva.

RED murmuró por la línea:

—Primer contacto logrado.

...

Pero no era una alianza aún.

Solo un eco.

Y eso… era el principio.