El paisaje dejó de moverse.
No porque se detuviera…
sino porque se rindió al tiempo.
Gary se sentó frente a la figura femenina emergida de la esfera.
Ya no flotaba.
Ya no hablaba en ecos.
Solo esperaba.
—¿Estás lista para hablar? —preguntó Gary.
—No.
Tú estás listo para escuchar.
...
El suelo se convirtió en agua sólida.
El cielo, en un espejo oscuro.
Y entonces comenzaron las visiones.
...
El primer recuerdo no era de Inosuke.
Era de ella.
Miles de años antes de que el escuadrón existiera.
Cuando el multiverso apenas tejía su piel.
Ella… vio el primer pulso resonante.
No fue creado.
Fue descubierto.
Un niño, con ojos vacíos, tocó un cristal flotante…
y la resonancia lo eligió.
Inosuke.
No lo pidió.
Pero nunca retrocedió.
...
—Vi todo —dijo la entidad—.
Y cuando él comenzó a cambiar, yo supe…
que lo recordaría cuando nadie más pudiera.
...
Las imágenes cambiaban.
Inosuke el destructor.
Inosuke el salvador.
Inosuke el traidor.
Inosuke el dios.
...
—¿Y tú qué eres? —preguntó Gary.
Ella lo miró con calma.
—Soy la única que recuerda todas sus formas.
...
El mundo se volvió un carrusel de muerte.
Gary vio versiones de sí mismo morir por manos de Inosuke.
Cien veces.
Mil veces.
Algunas veces fue rápido.
Otras… no.
Y en todas, no lo odiaba.
...
—¿Por qué sigues viéndolo como algo recuperable? —preguntó la entidad.
Gary tragó saliva.
Su mente temblaba.
—Porque incluso en esas visiones…
todavía hay algo que no se apaga.
...
Silencio.
Y entonces…
—Acepto tu dolor.
Acepto tu historia.
Acepto tu odio.
...
La figura cerró los ojos.
Y el mundo tembló.
...
La figura comenzó a fragmentarse.
Cada pedazo flotó alrededor de Gary, girando como un sistema vivo.
Y luego…
colapsaron.
En su lugar, una forma surgió.
Alto.
Blindado.
Con una armadura hecha de fragmentos de espejo fundidos.
Ojos como cúmulos de recuerdos.
Una espada que latía como un corazón.
La voz que salió de su pecho ya no era femenina.
Era voz de eco.
—Has aceptado la carga.
—¿Quién eres… ahora?
El ser se inclinó.
—Mi nombre es Kael’Thamir.
...
Y con un pulso final, toda la dimensión se selló.
Gary cayó de rodillas.
Una frase vibró dentro de su mente, impuesta, ardiente:
“Desde ahora…
no solo lo verás.
Lo vivirás.”
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Editado: 22.05.2025