Bajo el agua de la fuerte lluvia, Anna toma con fuerza su paraguas debajo de un pequeño cantero, aguardando a subir al próximo bus. En el cielo las nubes grises y negras danzan eternas, con pequeños destellos de luz de los relámpagos. La joven, nunca vio una tormenta tan feroz, los mismos arboles parecían no poder mantenerse en equilibrio, ya que los vientos golpeaban todo a su paso.
Con sus ojos entrecerrados, a lo lejos ve la luz del bus, ya era hora de que pudiera escaparse de esa tormenta que no dejaba de mojarla. Cuando sube al bus, el chofer parece ser una persona de pocas palabras, solo intercambian miradas, aunque ella ve algo familiar en él; este lleva una camisa negra con una pequeña cruz roja bordada, que también estaba empapada, al igual que ella. Escoge un asiento en el medio, ya que hay tres personas sentadas en todo el bus. Mira por la ventana, pero en vez de sentirse aliviada, tiene una sensación de soledad y vacío.
La lluvia cada vez es mas fuerte y el bus parece que estuviera debajo de una catarata. Con el cielo obscuro y las luces tenues, Anna cierra sus ojos lentamente, cae en un sueño profundo y solo oye un zumbido. Al despertarse parece que ese sueño hubiese durado una eternidad, aun sus oídos sienten ese zumbido, se mira su ropa y sigue mojada; pero fuera la tormenta parece haber cedido un poco, solo que esta vez, ese cielo se torno rojizo.
Anna se encuentra nerviosa, no logra vislumbrar donde se encuentra, parece perdida, como si no conociera nada a su alrededor. Las otras personas que estaban cuando ella subió, ya no se encuentran. -Disculpe señor, ¿dónde estamos? -, pregunta con voz temblorosa. -Es el final del camino, aquí debes bajarte- responde el chofer con una voz fuerte y fría.
El zumbido esta vez se torna mas fuerte y al pisar el último escalón, Anna cae al suelo con su ultimo suspiro, aunque su cuerpo esta inmóvil, y el agua comienza a cubrirla, puede ver a un hombre de negro con una pequeña cruz roja bordada tratando de reanimarla, mientras los gritos de las personas a su alrededor se tornan en un pitido interminable, Anna vuelve a ahogarse.