・゜✩ 。*
Capítulo 12. En malos pasos.
Maydelinne Hanae.
Ajusto la correa de mi mochila mientras camino muy lentamente hacia mi trabajo, hace dos días que no he visto a Devan, sí, me preocupa. Tal vez sea porque ahora se está haciendo más cercano. Tal vez solo se enfermó.
Empujo la puerta de Kaffeine, la cafetería se encuentra en silencio por primera vez, la calidez del establecimiento cubre mi cuerpo causando una sonrisa en mis labios. Diviso a Steffi en un extremo tomando una orden. Dejo mis cosas en mi locker y me dirijo hacia mi puesto de siempre. La caja. El chico que se encuentra ahí me sonríe, le devuelvo la sonrisa.
La tarde pasa lenta, siempre lo hace cuando tengo ganas de ver a Dawson, yo sé que se encuentra en buenas manos, solo que los vagos pensamientos de que a Joan le dé por recogerlo no me pasa por alto. Me aterra el solo hecho de que llegue a hacerlo.
Me despido de Steffi cuando esta me deja frente al edificio, últimamente me he venido con ella, no quisiera que volvieran a asaltarme o alguna cosa peor.
Subo los escalones poco a poco mientras tarareo una canción, dejo de observar mis pies para levantar la mirada topándome con unos ojos azules. Me detengo de golpe a unos escalones de él. La sorpresa cubre mi rostro, ¿qué hace aquí? Aprieto los labios y trato de que no se note en mi rostro la sorpresa al verlo aquí.
—Tal vez te estas preguntando que carajos hago aquí -asiento colocándome a su lado cuando se levanta—. Bueno, pasaba por aquí y me dije ¿por qué no visitar a la mentirosilla? Y aquí me tienes —sonrío al ver su sonrisa.
—No tenías que hacerlo, Devan —camino lentamente hacia la puerta de Anisa, escucho sus pasos tras de mí.
—Ya estoy aquí, May, ¿acaso vas a echarme? —eleva una ceja—. Eso no sería nada lindo, si te soy honesto —río sin poder evitarlo. Uno de sus mechones castaños cae sobre su frente, mis dedos pican por apartarlo que no puedo evitar hacerlo, extiendo mi brazo y mis dedos tocan delicadamente su cabello haciéndolo a un lado. Mis ojos buscan los suyos que me miran en silencio, con tanto detalle. Me pierdo en sus ojos, como si estuviera en el mismo cielo.
Pierdo la cuenta de cuantos segundos o tal vez minutos nos hemos estado mirando. Un carraspeo me hace apartar la mano de su cabello y romper la conexión de nuestros ojos. Giro mi cabeza hacia donde se produjo el sonido topándome con la mirada divertida de Michelle. Mis mejillas se tiñen de rojo y bajo la mirada avergonzada.
—¿A caso interrumpo algo o se le metió una pestaña al ojo? —bromea la pelirroja, frunzo el ceño, la miro mal.
Ignoro su comentario pasando por su lado.
—Ahora vengo, Devan.
—Hola, May —me saluda Anisa, le sonrío antes de tomar al pequeño y besar toda su carita—. Se ha portado muy bien, aunque siempre lo hace, es un angelito.
—Mi angelito —susurro contra su cachete regordete—. Gracias por cuidarlo, Anisa —beso su mejilla y comienzo a tomar todas cosas de Daw—. Las veo mañana; Michelle, que no se te olvide la tarea.
—Diviértete —es lo único que dice Michi en tono pícaro antes de cerrar la puerta.
Miro de reojo la sonrisa que pone Devan y me sonrojo sin poder evitarlo, me dirijo hacia mi puerta para poder introducir las llaves, enciendo las luces orando, implorando que Joan no se encuentre ahí.
—Adelante —cierro la puerta tras él y miro su espalda. Veo de reojo a Daw que lo mira con el ceño fruncido. Sonrío y beso su frentencita antes de sentarlo en la alfombra y llenarlo de juguetes—. ¿Quieres algo de tomar? —volteo a verlo.
—Mm, no. Así estoy bien —asiento despacio, acomodo uno de mis mechones de cabello detrás de mí oreja pero vuelve a caer, resoplo dejándolo donde quiere—. Me gusta tu cabello —susurra antes de acercarse y tocar el mechón rebelde—, me gustan tus cejas-delinea una de ellas con su dedo, baja la mirada a mis labios y me aguanto la respiración—, tus labios, tus ojos, eres muy hermosa, May—mis mejillas toman un tono rosado—, me gustan tus mejillas sonrojas, también.—sonríe mordiéndose el labio.
・゜✩ 。*
Meto una de mis almendras a la boca mientras escucho a Michi hablar de su profesor de historia, mastico un osito de goma cuando lo meto a mi boca, miro mi bolsita llena de algunos dulces y almendras que ya traía de mi casa, ya que no tengo mucha hambre me decidí por comer esto.
—...y me sonrío, no sabía si lo hacía porque había contestado bien o porque soy su preferida —sonrío al ver la cara de boba que pone.
—Sí que estas mal por ese profesor—paso la punta de mi lengua por mi labio inferior.
—¡Es demasiado guapo, ¿qué quieres que haga?! ¿Qué me resista a su hermosura? —río por su dramatismo—. Yo sí le vengo tocando una nalga por accidente.
—¡Michelle! —abro los ojos como platos al escuchar su sinceridad.
—¿Qué? ¿A caso no se las has visto?
—Shh —giro la cabeza a los lados para asegurarme de que nadie nos esté escuchando— Alguien puede escucharte, es un profesor.
—Ash, en ninguna parte dice que no puedo tener fantasías con mi profesor de historia —sonríe cuando niego—. O acaso, ¿tú no tienes por el dark boy?
Volteo a verla rápidamente, sé con exactitud que se trata de Devan, aprieto los labios y bajo la mirada, nunca me ha pasado por la cabeza eso, soy más del romanticismo.
Niego lentamente.
—¡Ay por Dios! Si esta como para comérselo con fresas.
—Chocolate oscuro —la corrijo sonrojada.
El chocolate oscuro es mi favorito... igual el de Devan.
Ayer que se ha quedado hasta tarde conmigo nos hemos puesto a platicar y ver una película infantil gracias a Dawson, al principio estaba asustada cada segundo que escuchaba movimiento fuera del departamento. Si Joan hubiese llegado habría sido mi fin. Por suerte no lo hizo.