Respírame

24 | Roto

  ・゜✩ 。*

Capítulo 24. Roto.

Devan Keller.

«Los buenos somos más, solo que los malos hacen más ruido.»

Cierro los ojos respirado la brisa del mar, algunos de mis cabellos se apartan de mi frente. Recargo mi barbilla en la coronilla de May, veo de reojo a Dawson jugar con la arena. Sonrío levemente, abrazo más el cuerpo de la castaña.

Estos son los momentos que guardo en mi cabeza, los que valen la pena.

—Algún día pensaste que estaríamos así.

—La verdad no, te miraba de lejos y no voy a negar que te mirabas muy hermosa...

—¿Me mirabas? —voltea a verme con sorpresa, muerdo mi labio inferior. Bueno, la he cagado.

—Eh, sí te miraba. A veces... Muchas veces de hecho —paso una mano por mi nuca nervioso.

—Devan —sonríe con las mejillas rojas, se endereza entre mis piernas quedando arrodillada frente a mí—. ¡Tu rostro se ha vuelto rojo!

Frunzo el ceño, tapo mis mejillas con las palmas de mi mano. Demonios, si esto no es vergonzoso, no sé qué lo es.

—Las suyas también señorita, así que no se burle solo de mí.

—Lo siento, lo siento—ríe—, es solo que nunca me imaginé que me observaras, es todo.

Bajo las manos de mis mejillas y suspiro hondo; esta no era la manera en la que quería que se enterara, pero ya lo sabe, y me alegro de que esta haya sido su reacción, yo pensé que me iba a tachar de loco acosador.

—¿Cómo no voy a observarte con esos preciosos ojos que tienes? —quito uno de los mechones de cabello de su rostro. La forma en la que me observa y me parpadea moviendo sus largas pestañas, me embelesa.

—No exageres, Devan.

—Solecito, hasta creo que me quedo corto —coloco mis manos en sus sonrojadas mejillas acercándola más a mí—, eres la mujer más hermosa que he conocido, tanto por dentro como por fuera. Estas sacando adelante a tu hermano por ti sola, a veces me pregunto si tienes que cargar con otras cosas. Y aunque sé que lo haces, esperaré a que quieras contármelo tú misma.

—Gracias Devan —sus brazos se envuelven en mi cuello, veo a Dawson vernos en silencio. Estiro una mano y revuelvo su cabello ocasionando que se queje—. Oye no, deja a mi hermanito.

—No le hago nada —susurro en su oído sonriendo, me alejo para poder tomarlo en brazos—. Cuando este pequeño sea grande no va dejar que nadie toque su cabello. —asiento seguro.

—Es porque lo despeinas —se cruza de brazos frente a mí. Con uno de mis brazos la atraigo pegándola a mi torso, bajo la cabeza para poder quedar cerca de sus labios. Sus pequeñas manos se deslizan por mi pecho hasta enredar sus dedos en las hebras del cabello. Cierro los ojos lentamente—. ¿A caso no puedes resistirte a mí? —susurra sobre mis labios.

¿Cómo puede hacerme esa clase de pregunta? ¡Claro que no puedo hacerlo!

Hasta siento que el pequeño se me va caer de los brazos, hasta la caricia más mínima me hace caer de rodillas frente a May.

Sin que lo vea venir —por estar tan entretenido en sus caricias—, la castaña me quita a Dawson y sé hecha a correr por la arena lejos de mí. Carcajeo antes de ir tras ellos.

—¡Ven aquí pequeña distractora!

                      ・゜✩ 。*

—La pase muy bien hoy —sonrío de acuerdo con ella y colocando al niño en sus brazos.

—Yo me preguntaba si, te gustaría salir mañana...—relamo mi labio inferior—, en una cita —termino de a completar.

—Me parece perfecto —sonríe en grande—, saliendo de la escuela vamos—asiento completamente perdido en su sonrisa, a veces siento que me hechiza, me pierdo totalmente en ella.

Acerco mi rostro al suyo para poder rozar nuestros labios, el simple roce crea pequeñas cargas de electricidad que viajan por mi cuerpo. Sus labios son adicción pura, miel para las abejas. En este caso ella es la miel y yo la abeja gorda que no se cansa de consumirla.

Atrapo su labio inferior entre los míos y lo succiono con lentitud antes de besarla correctamente. Un suspiro sale de sus labios al momento en el que introduzco mi lengua.

Sinceramente ya no podría vivir sin los besos de mi sol, sin no verla, sin ver esos hermosos ojos que me traen tan idiota. No podría sobrevivir una vida sin ella.

Tal vez suena absurdo teniendo en cuenta que no llevamos mucho de conocernos totalmente y convivir. Pero siento algo fuerte por ella, algo que no puedo llegar a explicar. May me cautiva, a veces trato de encontrar una razón por la que estoy tan colado por ella, pero no la hay.

Simplemente se está dando, en poco tiempo me ha enseñado lo que es ella por dentro, lo que está dispuesta a darme. Yo recibiré todo lo que venga de ella.

Termino el beso mordiendo su labio, abro los ojos, sonriente.

—Ya no recuerdo ni a qué año estamos —relamo mis labios admirando su sonrojo. El sonrojo de esta chica sobrepasa los niveles, y me encanta.

—Basta Devan, no exageres.

—Sabes que yo nunca exagero.

Beso su frente y acaricio la cabecita de Dawson antes de desaparecer de ahí con una sonrisa.

El resto del día no ocurre nada relevante, algunos de los golpes en mi rostro duelen pero nada a lo que no haya sobrevivido antes. Hombres entran y salen de mi casa, se escuchan risas desde mi habitación y uno que otro gemido.

Sonrío amargamente, parece que mi madre tiene más vida social que yo.

Sigo botando la pelota contra la pared hasta que un ruido llama mi atención, de hecho ese ruido es el silencio. Dejan de escucharse las típicas risas en la planta baja. Tiro la pelota al piso y me levanto para colocarme una camisa blanca sin estampados. Tomo mi arma de la mesita de noche y la coloco en mi cinturilla.

Al abrir la puerta dejo de escuchar la música, la han apagado y ahora solo distingo algunos gritos que antes no llegaban a escucharse totalmente hasta mi habitación.

Frunzo el ceño bajando las escaleras rápidamente, aprieto la mandíbula al ver al tipo tomando del cabello a Zara.




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