Resplandor entre Tinieblas
Por
WingzemonX
Capítulo 36.
Un poco de aire
Carrie llegó al parque público en el que quedaron de verse alrededor de las tres. Se le aproximó por el camino cementado con paso cuidadoso, o incluso parecía algo avergonzada. Matilda no llevaba mucho tiempo esperándola en aquella banca de madera ya algo vieja. Se había sentado ahí, y había usado su tiempo de espera para simplemente mirar a las demás personas que pasaban el tiempo ahí, además de tomar un poco de aire y pensar. Pese a todo, Chamberlain parecía un lugar bastante tranquilo y agradable, propio de las pequeñas ciudades como esa; muy diferente a Boston, sin duda. Pero se había acostumbrado rápidamente a la vida de ciudad, así que no se imaginaba de momento cómo sería vivir en un sitio como ese.
Pero ni Chamberlain ni Boston eran lo que ocupaba su mente en esos momentos, sino la jovencita que poco a poco se le acercaba, o en específico el incidente que habían tenido el otro día en el depósito de chatarra. No sólo le preocupaba lo que había visto en Carrie, sino también la manera en la que ella misma había reaccionado a aquello. Podría ser muy brillante, pero no dejaba de ser una chica que apenas había terminado de estudiar y de cierta forma era un poco novata en esa labor. Ya había ayudado a la Fundación con otros niños Resplandecientes antes, pero ninguno como Carrie; ella definitivamente era un caso que ameritaba mucho de su atención, más de lo que pensó en un inicio. Si eso le hubiera ocurrido a la Matilda Honey de cuatro años después, quizás hubiera encontrado una mejor forma de tranquilizar las cosas. Igualmente, hubiera sabido qué decir aquella misma tarde en ese parque…
—Hola, Dra. Honey —saludó Carrie despacio cuando ya se encontraba delante de ella. Matilda sólo respondió asintiendo levemente con su cabeza; ni siquiera pensó en corregirle y decirle que la llamara sólo Matilda—. ¿Sigue molesta por lo del otro día?
Matilda percibió bastante miedo en la forma en la que Carrie había hecho aquella pregunta. Al parecer lo ocurrido le afectaba igual o más que a ella, pero era difícil saber qué era lo que le molestaba con exactitud: lo que había hecho, o sólo la posibilidad de haberla molestado. Era probable que fuera lo segundo, pero como fuera, una actitud vengativa no ayudaría en nada.
Suspiró levemente, y entonces se hizo hacia un lado en la banca para dejarle espacio. Palpó justo después con una mano dicho espacio para indicarle que se sentara.
—No estoy molesta, descuida —le respondió esbozando una media sonrisa—. Fue mi culpa por no ir preparada.
Carrie asintió. Se retiró su mochila y se sentó en la banca a su lado, colocando la mochila sobre sus piernas y abrazándola un poco contra sí.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Matilda con voz blanda.
—Bien… pero hoy pasó algo… —susurró Carrie, bajado su mirada sonrosada como si le avergonzara que la viera.
—¿Con tu madre?
—No, no —se apresuró rápidamente a responder. Volvió a bajar su rostro, ahora con sus mejillas enrojecidas—. El Baile de Graduación será en dos semanas, y un chico me invitó a que fuera con él.
Matilda se sobresaltó ligeramente con sorpresa al oírla relatar aquello. Se contuvo unos segundos para no reaccionar de una forma exagerada sin proponérselo.
—¿De verdad? Esa es genial, Carrie —murmuró con moderada alegría, aunque Carrie seguía con su rostro agachado, y se veía aprehensiva—. ¿O no lo es?
Carrie exclamó un ligero quejido similar a dolor, aunque quizás representaba algo más cercano a angustia.
—No sé… Es un chico lindo, y siempre ha sido muy amable… a diferencia de otras personas. Pero, yo pensé que ya tenía novia, y aunque no fuera así… ¿por qué invitarme a mí? Yo no soy muy bonita, y nunca he ido a un evento como ese. Además, mi madre de seguro enloquecería si acaso se lo insinuara…
Esos últimos datos no sorprendieron a Matilda, aunque sí la entristeció un poco. Ella misma tampoco acostumbraba ir a bailes, juegos o eventos similares cuando estudiaba. Sin embargo, esa había sido por su propia decisión, y ella sabía muy bien lo frustrante que era que alguien te negara el hacer algo que tanto añorabas; especialmente si lo hacían tus padres.
—Pero, ¿tú quieres ir? —le cuestionó con tono reflexivo.
Carrie dudó un poco al momento de responder, pero entonces asintió levemente con su cabeza.