Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 92. Así como lo hace Dios

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 92.
Así como lo hace Dios

Desde la perspectiva de Abra, sin embargo, al momento de abrir los ojos ya no se encontraba más en aquella camioneta en compañía de Kali, sino de pie justo en una terraza al aire libre, a la orilla de una piscina, con la música de los altavoces retumbando en sus oídos y acompañando las voces y risas de los demás chicos ahí presentes. Se sentía tan vivido como si realmente estuviera ahí físicamente, pero no era así, y había aprendido hace tiempp como diferenciarlo. Nadie más en ese sitio podía verla y oírla; y si había hecho las cosas bien, eso también debería incluir a…

—Periodismo, ¿eh? —Escuchó su voz pronunciar a sus espaldas, resaltando vívidamente del resto de sonidos—. Qué interesante elección de carrera.

Abra se concentró para hacer que su mente dejara de lado la música y las voces, la imagen de la piscina o de los demás chicos y chicas, y se enfocara solamente en lo que fuera que se encontraba detrás de ella.

Se giró lentamente, un tanto aprensiva, y justo como lo esperaba ahí lo vio. Damien Thorn se encontraba sentado en una de las sillas de la alberca, a menos de un metro de donde ella se encontraba en ese preciso momento. Y, pese a ello, el chico en efecto parecía no haber percibido su presencia en lo absoluto.

—Sí, él está aquí —murmuró despacio con su cuerpo físico, haciendo que Kali y Charlie le escucharan.

—No tanto como dirigir todo un emporio internacional —pronuncio una segunda voz, pero ésta le resultó desconocida—. Porque supongo que eso es lo que harás, ¿no?

Abra viró su atención sólo un poco hacia un lado de Damien, notando que no estaba solo: una chica estaba sentada en la silla a su diestra, y ambos parecían estar platicando de una forma bastante… ¿normal?

—¿Y ésta quién es? —Murmuró Abra despacio, aproximándose un poco hasta colocarse justo a un lado de ambos.

—En su momento —asintió Damien, respondiendo a la última pregunta de Kelly, y en efecto ignorante aún del público adicional que tenía—. Mi tío siempre quiso que la empresa quedara en la familia; es lo menos que puedo hacer para cumplir su voluntad.

—Tú tío… —Pronunció Kelly con una sensación un tanto sombría en su voz—. ¿Tu tío el que…?

Kelly dejó sus palabras flotando en el aire, siendo incapaz de culminar su propia pregunta, quizás al darse cuenta de que ésta podría ser un poco impertinente o pudiera llegar a molestarlo. En su lugar, sin embargo, una extraña sonrisa burlona se dibujó en los labios del muchacho.

—Sí, el que le prendió fuego a todo el museo y se suicidó —musitó de pronto, sorprendiendo un poco a Kelly por la forma tan casual que lo había pronunciado, pero también a Abra quien no tenía idea de qué hablaba, pero que igual le resultó intrigante.

Quizás Abra, y muchos más fuera de Chicago, no conocían la historia, o al menos no todos sus detalles. Pero lo cierto era que el incendio ocurrido durante la Noche Buena de hace cinco años en el Museo Nacional Thorn, era uno de los sucesos recientes más infames de la ciudad. Y no sólo por la pérdida de tres vidas humanas, entre ellas la del propio Richard Thorn, o los invaluables objetos históricos… sino por el secreto a voces de que, a pesar de haberlo querido hacer pasar por un accidente en un inicio, no había sido en lo absoluto tal cosa. Y que en realidad, justo como Damien había descrito con tanta elocuencia, había sido provocado por su propio tío en un perverso suicidio, tras perder la cabeza a causa de la repentina muerte de su único hijo.

Kelly recordaba bien que de niña le gustaba mucho ir a ese museo, y cuando escuchó que se quemó quedó impactada. Claro que en aquel entonces nunca hubiera pensado en un escenario tan horrible como el que ese rumor relataba, aunque dicha idea cambió un poco conforme iba creciendo. Pero como fuera, no podía creer que realmente un miembro de los Thorn hubiera dicho aquello con tanta soltura, especialmente a una completa extraña. Su mejor deducción fue que su pregunta, incluso sin concluir, le había molestado por lo sensible del tema, y aquello era más una respuesta irónica como reflejo de dicho enojo.

—Lo siento, no quise ser imprudente —se disculpó Kelly tomando una postura mucho más reservada—. Es sólo que ese suceso siempre me pareció muy extraño.

—No serías una buena reportera si no fuera así —señaló Damien con un tono extrañamente tranquilo—. ¿Te gustaría saber qué pasó en verdad ese día?

Kelly rio nerviosa, creyendo que sólo estaba bromeando. Sin embargo, la manera tan seria en la que el joven Thorn la miraba terminó por borrarle su sonrisa.

—¿Hablas enserio? —Musitó Kelly despacio, sentándose recta en la silla y colocando sus pies en el suelo—. ¿Quieres decir que no fue un accidente? ¿Realmente enloqueció por la muerte de su hijo y…? —Guardó silencio unos instantes, y tras calmarse añadió—: Si no quieres hablar de eso, está bien; enserio.

Por supuesto que sí quería saber de primera mano qué había pasado en aquel momento, especialmente si el rumor que todos decían era cierto. Pero, al mismo tiempo, le daba miedo quizás estar abriendo una puerta y estarse metiendo en algo que, no sólo no le concernía, sino que además podía resultar peligroso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.