Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 109. Fuego de Venganza

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 109.
Fuego de Venganza

La fuerte lluvia había sorprendido a los pasajeros del avión negro del DIC en cuanto surcaron el espacio aéreo circundante a la base militar. El resto del viaje hasta ese momento había sido relativamente tranquilo; apenas una pequeña turbulencia mientras cruzaban por Colorado. Resultaba incluso un poco extraño; como si las nubes de lluvia se hubieran concentrado justo en el área de Los Ángeles y se rehusaran a moverse de ahí.

A pesar del clima, el avión logró aterrizar sin problema en la pista, dónde el personal de la base ya los aguardaba. Francis y Gorrión Blanco habían aprovechado todas las horas de vuelo para revisar detenidamente los expedientes de sus dos objetivos, familiarizarse con sus historiales y habilidades, y de paso practicar un poco el dominio de la telequinesis de Carrie; todo lo que no pudiera poner en riesgo el funcionamiento del avión, claro.

Las dudas que la resucitada Carrie White había externado en aquella sala en presencia del director Sinclair seguían aún presentes en su mente, pero el viaje le había ayudado a aplacarlas un poco y comenzar a enfocarse como mayor prioridad en lo que se esperaba de ella en esa misión. Y le entusiasmaba enormemente poder cumplir esas expectativas.

Los dos agentes del DIC bajaron presurosos por las escaleras del avión, siendo recibidos por la fría lluvia. Abajo en la pista, un grupo de soldados los aguardaban, y dos de ellos tenían listos unos paraguas.

—¿Sargento Schur? —escucharon que exclamaba con fuerza un soldado del grupo, lo suficiente para que su voz se escuchara por encima del motor aún encendido del avión. Era un hombre alto, incluso más que Francis, de cabello muy corto y piel morena. Por su uniforme, se veía que era de un rango mayor que los demás que lo acompañaban.

Francis alzó una mano, y se hizo notar rápidamente que él era en efecto a quien buscaban.

Cuando estuvieron frente a ellos, y ya protegidos debajo de sus paraguas con el logo de la Fuerza Área, el soldado alto y moreno extendió su gruesa mano hacia Francis, ofreciéndosela.

—Sargento Lewis —se presentó aquel hombre, al tiempo que Francis le tomaba la mano y ambos se daban un fuerte apretón—. Bienvenido a la base Edwards.

—Gracias —respondió Francis con su usual estoicidad.

Su nombre resonó de inmediato en la memoria del soldado Schur. De acuerdo a lo que el director les había informado antes de salir del Nido, ese debía ser el hombre del capitán Albertsen que estaría a cargo del operativo.

—Ella es Gorrión Blanco —se apresuró Francis a mencionar, virándose a la chica a su lado para presentarla.

—Un gusto conocerlo, sargento —masculló Carrie con notorio entusiasmo, extendiendo también su mano hacia el sargento Lewis. Éste, sin embargo, no se la tomó de regreso.

De hecho, aquel hombre de apariencia reacia solamente la observó de reojo unos instantes, de una forma que a Gorrión Blanco ciertamente incómodo, por decirlo menos. Luego, ignorando por completo a la joven, comenzó a caminar presuroso hacia uno de los hangares cercanos a la pista. Sus hombres lo siguieron, y los dos agentes del Nido se vieron forzados a hacerlo también; incluida Gorrión Blanco, que un tanto avergonzada se vio forzada a bajar su mano y andar en silencio.

—Los observadores tienen aún ubicado al objetivo en su departamento de Bervely Hills —comentó Lewis mientras avanzaban, aun alzando un poco de más la voz a pesar de haber dejado el avión atrás; quizás debido a la lluvia, o quizás simplemente esa era su forma de hablar—. Pero nos informan que está comenzando a moverse justo en este momento. Sé que acaban de tener un largo viaje, pero tenemos que actuar lo antes posible.

—Descuide, a eso venimos —respondió Francis con seguridad, y Lewis asintió complacido.

—Les daremos los detalles básicos adentro, en el puesto de control que hemos armado en el espacio que nos prestó la base. El resto tendrán que digerirlo mientras nos dirigimos para allá.

Gorrión Blanco se sorprendió un poco al escuchar que recién acababan de tocar tierra y ya tenían que ponerse en camino de nuevo. Ingenuamente había pensado que podrían contar al menos con una o dos horas para descansar, pero fue claro que eso era una mera fantasía.

Todo en ese asunto parecía casi estarse haciendo a las carreras. Apenas le acababan de informar esa misma mañana de la misión, y ahora estaba ahí en la costa opuesta del país. Esperaba en serio que ese apuro no fuera a jugarles en contra, y ese era un pensamiento que Francis también compartía.

Mientras avanzaban, Gorrión Blanco se dio cuenta de que un par de los hombres que acompañaban al sargento Lewis volteaban a verla disimuladamente, y del mismo modo se viraban a otro lado cuando Carrie dejaba en evidencia que se había dado cuenta. Pero ellos no eran los únicos. Al llegar a las puertas del hangar, Lewis saludó a dos hombres armados que vigilaban la entrada y estos le regresaron de inmediato el saludo. Y al pasar a su lado, uno de ellos se le quedó mirando por largo rato de nuevo a la mujer rubia; de una forma menos disimulada que los demás. 

—¿Todo está bien? —le cuestionó Francis al frente de ella. El desconcierto de la joven agente se encontraba plasmado claramente en su cara.




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