Resplandor entre Tinieblas
Por
WingzemonX
Capítulo 120.
Confirmar o enterrar sospechas
—Me dijeron que viniste a verme —comentó justo después la voz de Jane Wheeler, dejando aún más clara su identidad—. Muchas gracias, de verdad. Me hubiera gustado haber podido estar despierta para saludarte, considerando que hace demasiado tiempo que no nos vemos frente a frente.
Mil cosas pasaron una tras otra por la cabeza de Lucas, mientras se hacía totalmente a la idea de que la persona que le hablaba era en efecto su amiga, El. Pero principalmente lo que tenía eran cientos de preguntas, de las cuáles no lograba decidirse rápido por cuál hacer primero. Y tras repasarlas repetidas veces, terminó optando por la que, en retrospectiva, resultaba la menos significativa en ese momento.
—¿Cómo conseguiste este número?
Una pequeña, aunque apreciable, risita socarrona se hizo presente al otro lado de la línea.
—Tengo mis fuentes, ¿lo olvidas? —respondió Eleven con elocuencia.
Esa frase le resultaba bastante conocida; de labios de su amiga El, pero también de varios de sus ayudantes.
Aun así, perduraba en Lucas una cierta resistencia a aceptar la veracidad de esa situación. No sería la primera vez que alguien (o algo) intentaba engañarlo.
—¿Cuál era mi puntuación más alta, y nunca batida, en Dragon's Lair? —preguntó de golpe, con un tono de hecho bastante serio.
—Ah… —balbuceó la voz al teléfono, un tanto vacilante—. No tengo idea de qué me estás hablando… ¿Era uno de sus juegos de video? ¿Cuál de todos era Dragon’s Liar?
Eso había sido, de hecho, bastante cercano a la respuesta que Lucas esperaba. De niños El nunca pudo volverse tan adepta a los videojuegos como el resto, incluida Max. Pero no podía culparla; había pasado más de una década encerrada sin conocer nada ni nadie fuera de las paredes de un laboratorio, y tenía cosas más importantes e interesante para ir conociendo.
—En el verano del 85 —murmuró Lucas abruptamente—, cuando recién abrió Starcourt Mall, ¿qué película fuimos a ver todos al cine en su noche de estreno?
—Yo no fui —respondió la otra persona secamente—. Pero… creo que Mike me dijo que fue algo de zombis. Ehm… ¿La Noche de los Muertos Vivientes?
Casi; sólo estaba errada por veinte años, más o menos.
Hasta el momento todo parecía correcto; confiaba en que alguien intentando hacerse pasar por Eleven lo intentaría mucho mejor que eso. Pero para estar totalmente seguro, tenía que responder algo que sólo Eleven, y unas pocas personas más, pudieran responderle; algo que quizás ni ella misma supiera que él conocía. Así que soltó la última pregunta, sin ningún contexto más:
—¿Qué tanto te pedía Hopper que dejaras abierta tu puerta?
Hubo silencio al otro lado de la línea, un silencio que resultaba casi doloroso. Escuchó tras un rato una profunda exhalación de aire, similar a cuando uno intentaba mitigar un pequeño dolor punzante. Y sin preguntar cómo era que sabía de eso, o por qué se lo preguntaba, la voz al otro lado se limitó a simplemente responder:
—Ocho centímetros.
Era Eleven, la verdadera. Aquello, claro, no era algo que pudiera asegurar enteramente, pero su instinto y todo su ser le gritaban que en efecto, era ella.
—El, estás despierta —masculló Lucas, claramente confundido aún—. Sí estás despierta, ¿verdad?
Pareciera una pregunta absurda, pero considerando con quien (supuestamente) estaba hablando, resultaba de hecho bastante pertinente.
—Sí, eso creo —contestó la mujer al teléfono con voz un tanto divertida.
—¿Cómo es que pasó? Creía que no estaba habiendo ninguna mejora.
—El cómo aún no lo tengo claro. Pero creo que en parte tengo que agradecértelo a ti, Lucas.
—¿A mí? —musitó el director del DIC, un tanto perdido.
Hubo un corto silencio reflexivo, y justo después la voz de Eleven prosiguió, ahora con mucha más cautela en sus palabras.
—Estoy intentando enterarme poco a poco de lo que sucedió en Los Ángeles. Aún no tengo la foto completa, pero tengo el fuerte presentimiento de que tuviste algo que ver con lo que está saliendo en las noticias, con respecto a una explosión en un edificio de Bervely Hills. ¿Estoy en lo correcto?
No hubo respuesta alguna por parte de Lucas.
—Le hiciste algo a ese chico, ¿verdad? —cuestionó Eleven, sonando directamente más como una acusación—. Sé que no está muerto; puedo sentir en todo mi ser que es así. ¿Lo atrapaste? ¿Lo tienes aprisionado en tu base secreta?
—Si ese fuera el caso, sabes que no podría decírtelo —alegó Lucas con firme convicción.
—Sé que crees conocer a qué te estás enfrentado, Lucas. Pero este chico no es como nada que hayas visto antes. No puedes tomártelo a la ligera.
Sólo eso le faltaba. Primero Madeleine Chief, luego Charlie McGee, y ahora lo primero que Eleven hacía tras despertar era llamarle para sumarse a la lista de críticas a su persona. Casi parecía que todas se habían puesto de acuerdo.