Resplandor entre Tinieblas
Por
WingzemonX
Capítulo 134.
En lo que tú quieras
Mabel no podía pasar más tiempo sin saber con exactitud a qué situación se estaba enfrentando. Así que en contra de sus instintos y entrenamiento, se internó en una parte más concurrida de la ciudad, en busca de algún sitio donde pudiera conectarse a internet y averiguar qué había ocurrido con exactitud aquella noche. El sitio que le pareció más adecuado fue una biblioteca pública; eran lugares silenciosos y discretos, donde podías hacer uso de las computadoras y nadie te cuestionaba demasiado al respecto.
El sitio estaba en efecto bastante solitario en cuanto llegó, excepto por algunos empleados y sólo un par de personas caminando entre los estantes. Mabel se dirigió hacia una de las computadoras, de modelo claramente viejo pero suficiente para lo que necesitaba. Una vez que estuvo segura de que nadie la miraba, comenzó a buscar noticias sobre la fecha en cuestión.
Fue hasta ese momento que se dio cuenta que había estado en coma sólo dos días; se sentía como si hubieran sido más. En los portales de noticias lo más llamativo que encontró fue una noticia con respecto a una explosión ocurrida en el edificio en el que Thorn se quedaba, resultando varias personas heridas. Había un hombre fallecido en el sitio que algunos testigos señalaban como el responsable, y se buscaba a una mujer que podría ser su cómplice y que había ingresado a la fuerza al edificio minutos antes de la explosión. Por la descripción, Mabel pensó de inmediato en la vaporera que estaba en la bodega; la que le había volado la cabeza en cenizas al guardia de Thorn. Se preguntó si acaso la explosión que mencionaban había sido también causada por ella.
Con respecto al incidente de la bodega, sólo encontró un par de noticias que hablaban de un supuesto tiroteo, pero sin ningún aprehendido, y sólo el cadáver sin vida de una mujer desconocida que Mabel supo de inmediato debía hacer aquella mujer del vapor viejo y rancio que casi le provocó arcadas. Pero fuera de ella, no mencionaba a nadie más.
Así que Abra y sus acompañantes habían salido bien librados, pero aquella vaporera que creaba fuego de seguro había ido a enfrentar a Thorn, resultando en esa explosión. ¿Y el hombre que mencionaban las noticias? ¿Sería acaso ese policía que había invocado a los fantasmas en el pent-house? Lo dudaba, pues estaba demasiado herido la última vez que lo vio.
No encontró ninguna mención directa ni a Thorn, ni a alguna de las tres niñas. Le gustaría pensar que alguno había muerto en ese maldito departamento, en especial la puta que le había disparado y tirado al río, pero lo dudaba completamente. Lo más seguro es que los cuatro siguieran rondando por ahí…
Escuchó los susurros de algunas personas pasar cerca de ella, por lo que rápidamente alzó su mirada inquisitiva. Un chico y una chica jóvenes pasaban caminando cargando cada uno al menos tres libros. Ambos miraron en su dirección, y se murmuraron el uno al otro. A Mabel no le agradó en lo más mínimo esas miradas; ¿acaso la habían reconocido?
Hizo entonces una última búsqueda, esta vez relacionada con el incidente de la noche anterior, en donde se mencionara a una policía muerta y a alguien con su descripción. No tardó mucho en encontrarlo, en letras grandes de primera plana:
Oficial de Policía y al menos dos personas más brutalmente asesinadas en tiroteo en hospital.
No había demasiados detalles, pues muy seguramente estos no habían sido por completo liberados a la prensa. Pero lo más preocupante fue ver un retrato de sí misma hecho de forma digital acompañando la nota; un retrato muy, muy bueno en realidad, y extremadamente parecido.
—Hijos de… —masculló entre dientes, intentando contener el coraje.
Pero eso no era todo. Justo al final de la nota, en la sección de comentarios, se encontró directamente con un usuario que había escrito:
El retrato de la fugitiva es idéntico al que mostraron en la conferencia de esta mañana de una de las responsables del secuestro de la niña de Washington. ¿Lo notaron? ¿Es acaso la misma persona?
«¿Conferencia? ¿Qué conferencia?» pensó Mabel alarmada. ¿Y de qué secuestro estaban hablando?
Rápidamente hizo una búsqueda, utilizando las palabras clave que el comentario le había proporcionado: conferencia, secuestro, niña, Washington… Tras unos minutos, dio con un video subido hace sólo un par de horas, de lo que evidentemente era una conferencia de prensa. Y en cuanto la cámara enfocó a los hombres que estaban sentados en la mesa sobre el escenario, de inmediato reconoció a uno de ellos, de cabellos rubios, rostro blanco y ojos grandes azules.
«El vaporero de los fantasmas» pensó asombrada. Estaba vivo, y de pie. ¿Cómo pudo haberse recuperado tan pronto del disparo de su pierna? ¿Había sido Samara? ¿Había curado su pierna como había hecho con su mano?
Se colocó rápidamente los audífonos para escuchar el video. Para su sorpresa, la conferencia era justamente sobre la tal Samara, o más específicamente de su rescate. Sin embargo, se dio cuenta de inmediato de que los hechos que describían eran totalmente inventados. Y, encima de todo, la señalaban a ella, con un retrato de su rostro y todo, como cómplice de su secuestro y de mantenerla cautiva.